El de ayer fue uno de los partidos con mayor asistencia de la Copa América. Los 49.275 espectadores que llegaron al estadio animaron un carnaval, aunque la fiesta había arrancado varios días antes en Río de Janeiro. La mayoría de la “Marea Roja” llegó el sábado y tiñó de rojo las calles de Copacabana. En silencio, los uruguayos se agruparon en Ipanema y Leblon.
Y con más de algún exceso, quizás, los hinchas repletaron la playa el domingo desde las 19 horas. Era el banderazo, la última arenga, para un plantel que llegó recién a eso de las 21:30 horas desde el estadio de Botafogo. La fiesta era tranquila, pese a los fuegos artificiales y bombas de ruido en plena playa. Cuando llegó el plantel algunos intentaron cortar las calles y aquel desborde terminó con la policía lanzando gas lacrimógeno. Parecía Plaza Italia en Brasil. Increíble ambiente.
¿Policías? Por todos lados y quizás hubo demasiados en estos días. Y hay una razón que lo explica. Peñarol visitó Río de Janeiro hace unas semanas para jugar Copa Libertadores ante Flamengo y la previa tuvo a alrededor de 100 hinchas aurinegros detenidos por desórdenes. Sabiendo que con Chile hay una creciente rivalidad en los últimos años, era mejor prevenir que lamentar. La fiesta fue en paz, con un emocionante himno coreado por casi todo el estadio. La “Roja”, efectivamente fue local en el Maracaná, con una proporción de 65% – 35% en cuanto a los hinchas. Los nacionales no se fueron felices a casa, pero algunos ven el vaso medio lleno y preparan viaje a Sao Paulo.