Eduardo Javier Silva Burgos
Nutricionista clínico, neurocientífico y asesor académico Universidad Mariana, Colombia.
“¡Cómo quisiera poder vivir sin aire!” El grupo mexicano Maná suena fuerte de fondo, en mi oficina, mientras escribo esta columna. Y al oír su música, pienso que sería más fácil para el rendimiento deportivo, en algunos casos, no tener que respirar. Pero somos humanos y las necesidades de oxígeno se hacen presentes en todo lo que hacemos, sobre todo al momento de desarrollar una actividad física.
Pese a la vitalidad de la respiración y oxigenación celular, el proceso respiratorio es el gran responsable de la fatiga en el deporte, razón por la que muchos atletas acuden a cámaras hiperbáricas antes de alguna competencia importante, que requerirá de un esfuerzo especial. Mientras, otros optan por la alternativa de hacer dopping, inyectándose glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno.
Hay que tener otro aspecto en consideración sobre este tema: la nutrición no está ajena al proceso respiratorio. Es más, a niveles bioquímicos para oxidar grasas la respiración sin dudas es fundamental. Entonces, y considerando eso, bien cabe la siguiente pregunta: ¿Podemos hacer que la respiración sea más eficiente mientras hacemos actividad física?
Con la nutrición como eje principal, presentamos algunos consejos que permitan lograr este objetivo durante la realización de un ejercicio.
En primer lugar, consumir altas cantidades de hierro, a fin de mejorar la disponibilidad de hemoglobina. Idealmente, se tiene que aumentar la carga de alimentos ricos en hierro como las legumbres, y consumirlas preferentemente de tres a cuatro veces en la semana, acompañada de vitamina C, ello con el fin de “fijar” ese hierro en la sangre. Un ejemplo sería un buen plato de lentejas (hierro no hem) con ensalada de tomate (vitamina C). Además, también es recomendable, un mes antes de la competencia, pasar a comerlas de cuatro a cinco veces en la semana.
Otros alimentos ricos en hierro son las carnes en general y sobre todo el hígado de vacuno. Sin embargo, éste último contiene grasas que puede afectar si alguien practica una deportiva competencia específica (como boxeo o halterofilia), pues su consumo está relacionado al aumento de peso. Con esta recomendación, evitamos las malas prácticas deportivas y el abuso de suplementos.
Otro punto a tener presente es evitar el consumo de azúcares simples 20 a 30 minutos antes de la competencia. El azúcar, en general, es el nutriente que mayor coeficiente respiratorio tiene: aumenta la frecuencia respiratoria y la necesidad de oxígeno. Por ello, se recomienda preferir aquellos alimentos que contienen azú- cares complejos, cereales integrales y/o otros nutrientes como proteínas y grasas.
Durante la competencia hay que consumir agua a temperatura ambiente o isotérmica, para evitar la contracción de la orofaringe con el agua muy fría, lo que dificulta el trabajo ventilatorio.
Por último, en competidores de alto rendimiento, es vital visitar al médico broncopulmonar una vez al año para una revisión del sistema respiratorio, además de seguir los consejos del kinesiólogo deportivo con el fin de mejorar la ventilación y, a través de la misma, hacer llegar los nutrientes que tanto necesitan las células en la actividad física.