Dentro de las diferentes actividades de celebración por el Día Internacional de la Danza, que se celebra cada 29 de abril, el colectivo Cuerpo Imaginario realizará mañana una función especial de su obra “Anatomía de la luz”, agendada para las 18.00 horas en la Biblioteca Municipal de Cabrero, con entrada liberada.

Un trabajo que nació hace casi tres años atrás desde una convocatoria en el Teatro Biobío, que en ese entonces se llamó “El Secreto de las hojas”, la cual estaba dirigida inicialmente para adultos mayores, y se comenzó a abrir para todas las personas que quisieran vivir una experiencia corporal, que tuviera como inspiración la relación con las plantas.

“Ha sido un camino bien interesante, porque como yo tengo la formación también del Tai Chi, puedo mezclar esa área de conocimiento con la danza, metodología que ha invitado a que las personas se integren, y que sea un proceso bien inclusivo en lo escénico. La visión del cuerpo, de la energía que permite el movimiento, es bien amplio e integrador. Esto ha permitido crear un proceso de trabajo creativo, y también invitando a que las personas se vinculen con la naturaleza, por el imaginario que la misma práctica tiene. Entonces, el trabajo de base se inspira sobre la observación de las plantas”, detalló Sandra Vargas, directora escénica y coreográfica del montaje.

Un proceso enriquecedor en cuyo nombre se deja ver aquella relación orgánica y sacando a su vez a flote valiosos recuerdos y experiencias de quienes despliegan la obra sobre el escenario. En voz de Vargas “llevamos como tres años investigando desde ese lugar, el proceso. Por eso se llama así, ver cómo influyen estos procesos biológicos, orgánicos, en la naturaleza y cómo eso traspasa al cuerpo. Y desde esos lugares, que ha sido un proceso bien inclusivo. También se abren muchos relatos internos, memorias, recuerdos en las personas que se vuelven como la inspiración de ellas para moverse, para comunicarse”.

La Reserva Nonguén fue uno de los lugares en que se trabajó para este montaje, en donde las intérpetes -alrededor de 11- intercambiaron plantas y vivieron varios meses de observación en torno a éstas, brotando sensaciones y sentimientos diferentes en cada una de ellas. “A cada una le pasaron cosas distintas, muy personales y subjetivas. Igual había una base científica, ya que existen estudios de como se generan estas transformaciones. Entonces, íbamos haciendo paralelos entre lo sensitivo y subjetivo, con la información que está en los medios y en la ciencia”, especificó Vargas.

Destacar que fuera de las personas que se sitúan en el escenario, la música que acompaña el montaje ha sido fundamental en cada una de sus presentaciones, la cual es realizada por el joven intérprete Leftraru Venegas Espejo. “Nos ha aportado en este proceso acompañando y conectando su orgánica, manteniendo la atmósfera de su medio”, acotó la directora escénica.