Cultura y Espectáculos

Vivir del arte: algo que aún sigue siendo un sueño más que una realidad para una gran mayoría

Una interrogante difícil de abordar, con tiene distintas lecturas y múltiples respuestas. Para algunos es posible, para otros no, pero lo cierto es que el empuje y autogestión de los propios creadores es la base de este camino, a ratos ingrato, pero de grandes satisfacciones.

Por: Mauricio Maldonado 26 de Mayo 2024
Fotografía: Contexto | Pexels

Desde siempre se ha considerado a las artes y la cultura como disciplinas, que por su fin de entretener y apuntar al ocio, más bien como hobbies y no como una profesión o trabajo “real”. Una realidad que evidenció su mayor precariedad en los años de la pandemia, en que sí se demostró que habían muchos y muchas que se dedicaban a alguna de las ramas del divertimento, que sí era su sustento diario y que sí lo veían como su fuente laboral de ingresos.

Varios se quedaron en el camino, dedicándose a cosas totalmente opuestas a las artes, mientras que otros y otras resistieron y se reinventaron en una de las peores crisis sanitarias de nuestro país e historia.

Ya sin ese trasfondo de incertidumbre y precariedad, las cosas algo han cambiado, pero siempre con el empuje y autogestión de los propios creadores. “Vivo sólo de trabajar en arte y no de otras cosas, no tengo dobles trabajos. Desde mi experiencia, sí se puede vivir del arte, o sea de hacer funciones, obras y a veces talleres, no es fácil, pero se puede.

Obviamente, se logra, pero por una autogestión propia y no porque existan políticas públicas que resguarden los derechos de los y las trabajadoras de las artes. Se puede vivir, sí, pero el costo lo asume el trabajador”, señaló Oscar Cifuentes, actor y director de teatro penquista.

Palabras que van en la misma dirección de lo señalado por Gonzalo Nova, destacado guitarrista y músico local. Enfatizó que se logra llevar una vida dedicada al arte que permita vivir, pero después de estar varios años vinculado a la disciplina. “Hay una sensación que la SCD regula un poco las cosas, pero vivir del arte se puede manifestar de distintas maneras. Por ejemplo, siempre he compuesto canciones, he participado en distintos proyectos musicales, lo cual te va brindando dividendos, pero lentamente. Es una especie de curva. Es algo que se da, igualmente, por llevar trabajando muchos antes en el rubro, después de una década uno como que empieza a tener más sustento en el área. Es un camino arduo, difícil, es como del día a día, he explorado otras facetas y ramas dentro del área de la música, lo cual me ha traído diversos beneficios y sustento, como el hecho de realizar talleres, lo que me mantiene ocupado gran parte de la semana”, explicó.

Una realidad ciertamente opuesta a la que vive el escritor local César Valdebenito, quien si bien lleva años en el rubro literario, dijo que se hace imposible vivir de sólo la publicación de alguna obra literaria.

“Soy especialmente pesimista. En el área de la escritura creo que para la mayoría es muy difícil vivir de la literatura, de los libros, de la creación literaria. Muchos escritores de nuestro país apenas pueden sobrevivir exclusivamente del trabajo literario, la mayoría anda al tres y al cuatro. En general, lo que más aporta para sobrellevar este camino son las becas, premios, fondos concursables, talleres, ventas de libros, pero son cosas puntuales y pasajeras, y en muy cosas ocasiones se vuelve un ingreso permanente. Casi todos los escritores que conozco tienen un trabajo paralelo, que en ocasiones poco tienen que ver con la literatura”, confesó.

A lo que remató que “uno de los grandes déficit de nuestra cultura es que se reconoce poco y nada al escritor profesional, al que se dedica cien por ciento al oficio de la escritura. Una manera de aportar a lo precario de este oficio sería que existan mejores políticas culturales, menos apitutamiento político, menos ‘chanchullos’. La verdad es que no veo una solución a corto ni largo plazo”.

Labores anexas

Juan Mora Cid, realizador audiovisual, cineasta y cabeza del proyecto de Escuela de Cine de la Corporación Cultural Municipal de Los Ángeles, ha vivido las dos caras de la moneda en el ámbito de la cultura, es decir, ha podido sobrevivir en el arte gracias a que ha realizado cosas anexas a ella, y en otras oportunidades, por residir en otro país -Alemania-, ha logrado dedicar todas sus energías y esfuerzos en desarrollar sus ideas culturales, eso si gracias a una política cultural sólida y de la que nuestro país carece.

“En nuestro país la cultura no es prioridad sino más bien una decoración social, no permite desarrollarse de forma profesional. En Alemania, por ejemplo, los fondos culturales se abren tres veces al año y tienes la posibilidad de mejorar tu proyecto a través de asesorías que el propio ministerio de cultura proporciona. Esto te hace ver que las políticas culturales gubernamentales son realmente sólidas y esto crea plataformas, que como artista, te permiten crecer en el tiempo y además se fortalece la industria. Así las y los artistas no sólo viven de los fondos concursables, sino más bien crean sus propios modelos de negocios que ya están insertos en el sistema político gubernamental”, manifestó.

A lo que complementó que “en Chile se hace un esfuerzo tremendo por mantener viva la llama de la cultural, pero en su mayoría en un espíritu de sobrevivencia y rebeldía, mientras no existan políticas culturales firmes y la inyección de recursos adecuada que fortalezcan el desarrollo del arte para que este se convierta en una industria, será difícil poder vivir únicamente del arte”.

Una opinión similar a lo planteado por Juanita Paz Saavedra, destacada bailarina de danza contemporánea local, ganadora del Premio Regional de la Cultura 2023 en esta disciplina, quien señala que ha pasado por diferentes períodos de estabilidad e incertidumbre en una rama de las artes que persiste la precariedad y en que la ayuda desde el sistema -Ministerio de las Culturas en este caso- es insuficiente. Afirma que debería haber un acercamiento y alcance más profundo de la danza en la comunidad, siendo la institucionalidad garante de ello.

“Una piensa como en renunciar, por el tremendo daño y desgaste emocional que significa, ya que el sistema es muy ingrato al desarrollo artístico, que en mi caso, no tengo cómo vivir de ello, no he podido vivir de la danza. He tenido buenos momentos, de meses y un par de años, pero desde que han surgido todas las complicaciones de no tener financiamiento, no he podido crear obras. Es lo que me ha pasado a mí en lo personal. En mis pares de la danza, hay una cierta incertidumbre laboral y sensación de estar deprimidos por no lograr vivir de este arte, hay que hacer otras cosas para poder lograrlo. Y eso afecta en el desarrollo artístico, y lo que afecta al final de cuentas en hacer un mercado o circuito de la escena de la danza”, dijo.

A lo que añadió que “el Fondart viene a palear algo, es un sistema competitivo, pero es comprensible porque vivimos en un sistema capitalista de oferta y demanda. Y en ese mismo sentido se hace el llamado a las instituciones para que, justamente, hay que generar la oferta y no la oferta de la programación nada más, generar y cultivar el interés de promover distintas disciplinas artísticas en ciertos espacios”.

Para el también realizador audiovisual y docente local, Ramón Ávila, derechamente no se puede vivir únicamente del desarrollo de un arte en particular, se hace insuficiente para sobrevivir, siendo necesario recurrir a otras labores anexas y distintas a lo cultural.

“Viendo la realidad desde acá y desde mi óptica propia, no se puede vivir del arte, porque siempre estará ligado a cosas de mucha sensibilidad e interpretaciones, como que es muy personal la opinión de una pieza artística. Siempre hay que estar complementando, como trabajador o trabajadora del arte, con otras cosas, vivir de proyectos es muy complejo, no da. Siempre hay que tener una entrada económica en la docencia, hacer talleres o simplemente dedicarte a otra cosa y estar en el mundo del arte o la cultura de manera esporádica, a quienes conozco de acá y están en esta disciplina, tienen además otras labores”.

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