Cultura y Espectáculos

Mitos e hitos del grabado penquista

Roberto Cartes, docente UdeC e integrante de la Asociación de Grabadoras y Grabadores del Biobío, se refirió a los antecedentes, hitos y propuestas de la estampa penquista, tanto de su escena pasada como de la actualidad.

Por: Diario Concepción 09 de Octubre 2021
Fotografía: Cedida.

Gonzalo Medina
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Grandes preguntas respecto a la tradición del grabado en el Biobío sitúan la mirada en la historia, pero también en un presente que permite hablar de una escena actual. Uno de los principales actores de este lenguaje a nivel local es la Asociación de Grabadoras y Grabadores del Biobío, donde participa el docente UdeC, Roberto Cartes, quien relata los antecedentes, hitos y propuestas de la estampa penquista.

Durante la mitad del siglo XX en Concepción la comunidad artística y cultural unió sus esfuerzos por conformar un espacio de educación artística con asistencia libre y sin evaluación formal. Instrucción en donde la pintura, el grabado, la escultura y el dibujo tenían protagonismo, pero compartían espacio junto a otras disciplinas del arte, como música, teatro y literatura.

Así se crea en 1942 la Academia Libre de Bellas Artes (Alba), y en 1949 la Sociedad de Arte de Concepción (SAC), que tendría a su alero la Escuela de Bellas Artes de Concepción en 1950 (Ebac), institución de educación artística que fue presidida por el primer director de la Pinacoteca, Tole Peralta (1954), y que tuvo como profesor al Premio Municipal de Arte de Concepción y muralista Julio Escámez, entre otros destacados maestros.

Lo que es referenciado por el historiador del arte, docente UdeC y director del Magíster en Arte y Patrimonio (MAP), Javier Ramírez, en la publicación Universidad y Sociedad. Concepción, una ciudad latinoamericana en tiempos de la guerra fría (2021), junto al historiador Danny Monsalves.

En los inicios de la Escuela, no se contaba con prensas de metal o litográfica para realizar las estampas de grabado, situación que obligaba a realizar los ejercicios en monotipia o xilografía impresas con cuchara de palo, un oficio que daría un sello autodidacta al grabado local de la época.

Los temas que retrataban estas producciones, transitaban entre el paisaje del Biobío, como también por el mundo campesino, sus quehaceres y dichas. Algunos de los artistas que circulaban en la época fueron Santos Chávez, Rafael Ampuero, Pedro Millar, Eduardo Meissner, Eduardo Vilches, Jaime Cruz, Carmen Valenzuela y Ginés Contreras. Así lo retrata la docente del Departamento de Artes Plásticas y del MAP, Bárbara Lama, en la publicación Diagonal Biobío. Emergencia de la escena cultural penquista (2020), que en uno de sus capítulos define las condiciones para la creación de una historia del grabado local: “Alba, SAC y Ebac, fueron espacios precarios de educación artística hasta la década del 60. Tenían en su fuero interno un deseo de comunión, una apertura disciplinar, una discusión cultural en la que la literatura, la música, el teatro, las artes gráficas y pictóricas estaban todas haciéndose y compartiendo espacio, amistad y discursos políticos”.

Un gran antecedente para el grabado penquista serán los talleres y exposiciones en que participó el artista chileno Nemesio Antúnez en Concepción, en el marco de las Escuelas de Verano organizadas por el poeta y gestor cultural Gonzalo Rojas a fines de los 50. Esta escena local fue interrumpida por el terremoto del 60, originando la migración de muchos artistas a Santiago en búsqueda de espacios de formación, lo que Lama (2020) define como “diáspora penquista”.
En un ir y venir, Chávez, Ampuero, Millar y Vilches se convertirán en los grandes grabadores de Concepción, siendo premiados y exhibiendo su obra en diversas ferias y bienales de arte en Santiago y Concepción, logrando circular con trabajos xilográficos, estampando el imaginario del Biobío y sus confines en imágenes que presentaban mujeres pescadoras, familias de obreros, música y cultura campesina, flora y fauna natural, junto al imaginario de la cultura y mujer mapuche, en específico la obra de Santos Chávez, que además debió sortear el fuerte racismo que predominaba en la élite cultural de la época.

Las acciones para generar un espacio formal de educación se materializan con la inauguración del mural “Presencia de América Latina” (1965) de Jorge González Camarena, que con auspicio del gobierno mexicano propició la creación de una Escuela de Arte, esta vez, no sólo con el patrocinio, sino bajo el alero académico de la Universidad de Concepción.

Impulsado por la Reforma Universitaria, se crea en 1971 el Instituto de Arte de la UdeC, agrupando diversos departamentos como Educación por el Arte y Coro y Orquesta, entre otros, lo que impulsó la apertura en julio de 1972 del Departamento de Artes Plásticas y Visuales y de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Concepción, en medio del proceso socialista del gobierno de la Unidad Popular y el sabotaje cívico militar financiado por la CIA de EE.UU. La malla curricular otorgaba menciones en gráfica, pintura o escultura, e impartían docencia Tole Peralta, Iván Contreras, Eduardo Meissner, Julio Escámez y Albino Echeverría. Lamentablemente, este proyecto pensado en justa alineación con las utopías de finales de los 60 y comienzo de los 70, fue truncado por el golpe de Estado y la posterior dictadura militar. Escámez y Chávez debieron tomar el camino del autoexilio en Costa Rica, Suecia y Alemania, respectivamente.

Aún así, el Departamento continuó sus funciones, reestructurando el plan de estudios, permitiendo -dentro del extremo control de la dictadura en la Universidad- que estudiantes de la época pudieran completar estudios y egresar de la licenciatura. En grabado, tanto a nivel colectivo como individual, hubo estudiantes formados por Jaime Fica y Pedro Millar que expusieron en diversos espacios durante los 70: Carlos de la Vega, Santiago Espinoza y Eileen Kelly, entre otros/as, todos estudiantes enfocados en los oficios xilográficos y serigráficos, e interesados en retomar las temáticas del grabado que en esos años eran controladas y/o censuradas por la dictadura en los espacios expositivos. Agrupaciones penquistas como ColectivoArte80 y Taller Marca, aportarían nuevas escenas entorno al grabado desde comienzo de la década de los 80, generando un desplazamiento desde la controlada galería al espacio público, como también, dando un vuelco hacia lo conceptual, buscando sortear nuevas estrategias ante la represión de la época.

La enseñanza del grabado se mantiene en el tiempo como especialización para la producción artística, destacando en lo local los académicos y exalumnos UdeC Claudio Romo (especializado en gráfica y editorialidad) y Roberto Cartes (Licenciado en Artes Plásticas mención Grabado).

Matricería y oficio

Roberto Cartes nace en Talcahuano en 1972, y cursó estudios en la generación del retorno a la democracia en la universidad. Tanto su trabajo en producción como en la docencia, da cuenta de la especialización adquirida en técnicas de grabado tradicionales y experimentales. Actualmente imparte asignaturas de grabado y dibujo en las Carreras de Artes Visuales y también en las de Pedagogía en la especialidad. Ees miembro activo de la Asociación de Grabadoras y Grabadores del Biobío, agrupación que desde el 2014 instala durante septiembre de cada año el “mes del grabado”, con una agenda que busca generar espacios e instancias de difusión, práctica y mediación cultural en torno a las artes gráficas con énfasis en el trabajo territorial.

Además, Cartes conforma el equipo editorial de Revista Biográfica, publicación autogestionada que difunde y crea canales de mediación con la ciudadanía en torno al grabado. Junto a aquello, desde 2020 trabaja de manera colectiva junto a los docentes Cristian Corral y Claudio Romo en la implementación del taller risográfico UdeC, estampando imágenes por medio de técnicas digitales. Sin embargo, la xilografía por su oficio, proceso y resultado, sigue siendo la técnica que caracteriza el trabajo de Cartes y también de los integrantes de la Asociación, entre ellos/as los grabadores Américo Caamaño, Freddy Agurto, Francisco Palma, Claudia Rivera y Sonia González, en su mayoría exalumnos/as UdeC.

Entre hitos y mitos, ¿es Concepción un polo de desarrollo para el grabado? ¿Por qué?
En mi opinión Concepción representa un polo de desarrollo del arte del grabado y la estampación, principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, es muy importante la figura de Nemesio Antúnez, quien en el verano de 1957 dicta talleres en la ciudad, y tiene como alumnos a quienes serán posteriormente reconocidos como los pilares del grabado en Concepción: Eduardo Vilches, Jaime Cruz, Pedro Millar y Santos Chávez. Además, la creación del Departamento de Artes Plásticas dará continuidad al desarrollo del grabado en la zona.

En ese sentido, ¿es actualmente Concepción y el Biobío un territorio marcado por el grabado? ¿y por qué?
De acuerdo a lo que he podido conocer y desde un punto de vista personal , el grabado penquista conforma una tríada junto al grabado desarrollado en Santiago y Valparaíso. Estas tres ciudades representan polos de desarrollo de este lenguaje. En el caso de Concepción, considero que el Departamento de Artes Plásticas es el espacio de formación más importante del sur de Chile, y que la escena del arte penquista tiene una impronta que siempre ha estado ligada a la gráfica y al grabado.

Entonces, ¿cuál ha sido el rol del Departamento de Artes Plásticas UdeC en fomentar el desarrollo del grabado a nivel local?
El Departamento es clave, los y las más grandes artistas grabadores de nuestrRegión se han formado en sus talleres, los académicos Eduardo Meissner, Eileen Kelly y Jaime Fica son responsables de la formación de al menos tres décadas de artistas grabadores y con la llegada del académico Cristian Corral en la década de los 90´, se dará un nuevo aire al grabado de la escuela al reponer el taller y las clases de litografía, despertando un nuevo interés en los docentes y el estudiantado por el arte impreso.

En específico, ¿cuál ha sido el rol de este lenguaje en estos últimos 30 años?
En lo que respecta a los desplazamientos del grabado creo que su principal aporte es la idea de que la producción artística puede ir más allá de la tradición de la estampa. Tomando conceptos del grabado tales como la serialización, matriz, incisión, huella y múltiple, entre otros, se pueden activar estrategias de producción artística desde otros enfoques, el conceptual, por poner un ejemplo.

¿Qué espacios habita y dónde circula actualmente el grabado?
En mi opinión los espacios donde el grabado transita están más allá de la galería, el museo o los centros culturales. El grabado como práctica y no solo como producto transable en el mercado, tiene un componente social intrínseco: el grabado desde el enfoque educativo, el grabado en el aula, el grabado en el espacio público, que lo pudimos comprobar durante la revuelta social de octubre de 2019, cuando la ciudades y sus muros se convirtieron en el lugar donde descargar tanta rabia, hastío y frustración por medio de diversos modos de expresión gráfica.

Desde esos desplazamientos y aplicaciones, ¿cuáles son los aportes de la risografía y el cruce del grabado con otros lenguajes del arte?
El grabado desde sus orígenes no ha parado de reinventarse. Todos los días aparecen nuevas técnicas de impresión, nuevos enfoques, cruces con otras disciplinas. La imagen gráfica tiene muchas maneras de hacerse visible y los artistas gráficos están permanentemente buscando, experimentando y encontrando maneras de decir y hacer. El caso del taller de risografía del Departamento en la UdeC, representa fielmente ese espíritu de búsqueda de medios apropiados para decir y expresarse con imágenes.

Y finalmente, desde lo asociativo y territorial, ¿cuáles han sido los grandes hitos y experiencias desde la Asociación de Grabadores del Biobío?

El tema de la asociatividad ha sido un constante aprendizaje. En este sentido como asociación de grabadoras y grabadores del Biobío, creemos que la práctica del grabado no es solo una oportunidad para expresarse desde lo individual, más bien, valoramos la práctica del grabado, su enseñanza y difusión como espacios para crear comunidad, para vincularnos, retroalimentarnos y crecer como artistas y personas. En este sentido creemos que el Mes del Grabado representa nuestro sentir y resume nuestra manera de aportar y de crear comunidad, con todas y todos.

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