De manera inédita, la Sala Chile de la Casa de Estudios realiza la tarea a gran escala del archivo bibliográfico.
Por Hugo Ramos Lagos
La Biblioteca Central de la Universidad de Concepción está dando un paso firme en la preservación de su patrimonio musical. Con el apoyo del Programa Iberarchivos de la OEI y un financiamiento de 6 mil 560 euros, la Dirección de Bibliotecas comenzó a digitalizar las partituras donadas en 2023 por la folclorista Patricia Chavarría Zemelman, abriendo un acceso directo a investigadores, estudiantes y público general a través del Archivo Luis David Cruz Ocampo (ALDCO).
El trabajo inicial combinó limpieza mecánica y eliminación de componentes nocivos para la conservación, además de organizar y embalar cada pieza en contenedores libres de ácido. Entre mediados de mayo y fines de junio, la colección fue digitalizada en Santiago, asegurando que estas partituras creadas entre 1916 y 1986 queden protegidas frente al paso del tiempo.
Simultáneamente, se ingresan los metadatos siguiendo los estándares ISAD(G) e ISAAR(CPF). Al 5 de agosto, el proyecto alcanzaba un 31 % de avance: 71 unidades documentales distribuidas en 9 de las 42 subseries previstas. La meta es completar la digitalización en septiembre, consolidando un fondo íntegramente firmado por mujeres y con valor histórico y cultural.
Más allá de la preservación, el proyecto busca acercar la música y la historia al público. La digitalización permitirá que investigadores, estudiantes y público general exploren un repertorio único, mientras la biblioteca prepara actividades de vinculación académica y cultural durante el segundo semestre. Así, un legado casi centenario empieza a reconectarse con la sociedad que lo vio nacer.
Consultada por Diario Concepción, la encargada de la Sala Chile y parte del equipo coordinador del proyecto, Rose Marie Espinoza, dijo que uno de los principales desafíos ha sido “volver a entrar a un mundo de patrimonio documental que no se conoce” y abordar la música como material archivístico, un terreno que el equipo debía explorar con cuidado para disponerlo de manera adecuada en la plataforma digital.
Espinoza explicó que la digitalización no solo permite el acceso público al material, sino que también asegura la preservación del paradigma musical de aquella época. “La idea es que otras generaciones puedan ver el tipo de música que se tocaba en los hogares chilenos y locales”, señaló.
Del mismo modo, el bibliotecólogo encargado de la digitalización y descripción de los documentos, Daniel Rebolledo, detalló que el trabajo incluye registrar metadatos y examinar cada pieza. “Hay de todo en realidad: autores locales, transcripciones de autores europeos, y aparte del contenido musical, igual vamos descubriendo información acerca de a quién le pertenecieron las partituras, por ejemplo, dedicatorias o firmas de las personas”, explicó.
El proceso comenzó con limpieza mecánica y eliminación de componentes nocivos, seguido de organización y embalaje en contenedores libres de ácido. Las partituras con más de un siglo de antigüedad fueron digitalizadas en Santiago en solo tres semanas gracias al apoyo de una empresa externa, detalló Espinoza, quien enfatizó que esta es la primera vez que trabajan con este tipo de documentos musicales.
Al mismo tiempo, Rebolledo subrayó que el proyecto permite identificar información inédita sobre editoras históricas. Por ejemplo, algunas partituras provienen de Casa Amarilla, conocida hoy como tienda de instrumentos musicales, pero que en su momento editó obras relevantes a nivel nacional, ampliando la comprensión del panorama musical chileno de la época.
Los originales permanecerán resguardados en Sala Chile, que funciona como archivo histórico además de colección bibliográfica. El fondo estará disponible para investigadores y público general, con la documentación organizada por editoriales y productores, lo que facilita la consulta y la exploración del legado musical.
Además de la digitalización, el proyecto fomenta la vinculación académica y comunitaria, explicó Espinoza. “Atendemos a los investigadores, hacemos la vinculación para que los chicos conozcan lo que se hace en los archivos históricos, mostrando cómo la biblioteca transforma el rescate del patrimonio en un puente entre la historia y las nuevas generaciones.