Diario Concepción Radio UdeC TVU Noticias La Discusión
Ciudad

Un duelo eterno: relatos de familiares de pescadores que nunca más volvieron a puerto

Lo ocurrido con la lancha “Bruma” de Constitución, en las cercanías de la Isla Santa María, llegó a reactivar los recuerdos de casos similares ocurridos durante décadas en el Biobío. El dolor constante, trámites y espacios de poca certeza son la tónica en aquellos hogares donde los hombres no pudieron regresar.

Por: Diario Concepción 17 de Abril 2025
Fotografía: Raphael Sierra P.

Por Hugo Ramos Lagos

Con el término oficial de la búsqueda de los siete tripulantes de la lancha Bruma, Diario Concepción recolectó diversos testimonios de viudas, madres y familiares de variados casos de desaparición y tragedia en faenas pesqueras.

En razón de los testimonios de quienes vivieron experiencias similares, se repiten patrones clave, como la escasa o nula información oficial, las trabas legales para declarar la muerte y el casi inexistente acompañamiento institucional. Para muchas familias, pasar la página es un privilegio lejano.

Los cercanos y cercanas a los trabajadores de mar desaparecidos relataron los efectos que estos hechos han tenido en sus vidas. Pasando así años de lucha, duelo no resuelto y gestiones interminables para obtener certezas mínimas acerca de sus tragedias.

Familiares de desaparecidos

Cada vez que un pescador desaparece en el mar, no solo se pierde una vida, sino que se activa un largo proceso de duelo, dolor y abandono en sus familias. Detrás de cada tragedia marítima hay viudas, hijos y madres que deben lidiar no solo con el duelo, sino también con un Estado burocrático y muchas veces ausente.

La presidenta de la Organización de Pescadores Desaparecidos en Faena de Pesca de Tumbes, Rosa Labraña, mencionó que el cese infructuoso de la búsqueda es “lamentable, porque yo estuve desde el primer día acompañando a este grupo de familiares”, en relación al caso de la “Bruma” de Constitución.

“Yo perdí a mi hijo el año 1996, en la embarcación Marsella; él estaba por cumplir 21 años y era su último día de salir al mar, pero nunca regresó. Por eso le hice mi comentario personal a la esposa del capitán del Bruma. Ella perdió a su marido y a su hijo, entonces son dolores muy parecidos, y si bien no perdí a mi esposo, este dolor nunca se termina”, sostuvo.

Labraña contó que, a pesar de haber pasado 28 años, ella llora todos los días a su hijo. “Aunque me vean físicamente bien, el sufrimiento es enorme. Cuando me pasó a mí, soñaba con tener plata para llevar un robot para ver dónde estaba mi hijo, mi hermano y los restos de la embarcación, pero no había recursos”.

“Soy psiquiátrica, y en estos casos no hay quien te consuele. Este es un camino que se transita día a día. Ellos necesitan apoyo del Cesfam donde se están atendiendo, porque necesitarán gente especializada. Por ejemplo, vi a la mamá de uno de los jóvenes llorar desconsoladamente. En ese momento no hay palabra que sirva”, añadió.

En materia legal, Rosa recordó que cuando ocurrió el incidente de su hijo, no había certificado de muerte presunta; y las personas simplemente figuraban como desaparecidas. Por otro lado, relató que en Tumbes se organizaron con el cementerio simbólico de Los Lobos, pudiendo así conseguir dicho certificado tras más de 10 años de gestiones.

Además, expresó que la ayuda estatal debería ser mayor. “Los niños y las viudas deberían tener una pensión de gracia; el gobierno debe garantizar algo como la escolaridad para los niños, una pensión para las viudas o apoyo psicológico para todos. Esto afecta a familias enteras”, complementó.

Asimismo, la expresidenta de la extinta Agrupación de Viudas y Familias de Pescadores Artesanales Desaparecidos en el Mar, Yasna Carrillo, compartió su testimonio sobre la desaparición de su padre en 1973 y cómo afectó a su familia décadas después.

“Mi papá desapareció cuando mi mamá estaba embarazada de mí”, relató. “Ella sola tuvo que salir adelante con sus tres hijos, sin apoyo de nadie. En ese tiempo no había ningún respaldo del Estado para las familias de pescadores desaparecidos”.

Yasna explicó que su madre, analfabeta y sin redes de ayuda, nunca pudo realizar el trámite de muerte presunta por falta de información y recursos. “Le pedían abogado, pero ¿de dónde iba a sacar plata para uno?”.

“Recién en 2010 se retomó el proceso para obtener un certificado de defunción. Yo ya era adulta y empecé a moverme para que mi mamá pudiera postular a una vivienda. Ahí supimos que ante la ley seguía casada con mi papá. Gracias a eso, y a una funcionaria que nos orientó, pudo por fin obtener un departamento”, contó.

En paralelo, Carrillo rememoró su participación en la agrupación de familiares de pescadores desaparecidos, y sostuvo que, aunque la organización está inactiva, el dolor permanece. Yasna espera que hoy, con mayor información y registros disponibles, las nuevas familias afectadas puedan enfrentar menos trabas legales.

“Sin embargo, cada noticia sobre naufragios revive el pasado como si hubiera ocurrido ayer”, concluyó.

A su vez, la vecina de Talcahuano, Nury Garrido, narró el doloroso proceso tras la muerte de su hijo (Cristian Caceres Garrido), quien falleció en un accidente en el mar mientras trabajaba en una pesquera industrial. En aquel momento, ella denunció que la empresa no informó del hecho y que se enteraron por terceros. “La pesquera no nos avisó para nada, supimos por la radio”.

A pesar de ser una familia afectada por la tragedia, aseguró que la empresa no les facilitó contacto con los compañeros de su hijo, ni entregó información oficial. Tampoco recibieron acompañamiento de instituciones y organizaciones. “Vinieron periodistas, pero nadie más. No hubo ningún apoyo legal o emocional”, lamentó.

El duelo ha sido largo y sin justicia, pues con anterioridad su hijo había alertado sobre las malas condiciones del barco, pero nadie lo escuchó. “Él siempre reclamaba que los mamparos no estaban buenos, pero no le hicieron caso. Eso fue lo que hundió el barco más rápido”, detalló.

Con dolor, recalcó que como familia nunca se les va a pasar la pena. “Yo tenía toda la esperanza de encontrar a mi hijo y no pasó nada”. Y aunque a raíz del accidente se obligó a tener chalecos salvavidas a bordo, Nury duda de que aquello se esté cumpliendo.

Un proceso agotador

El 6 de julio de 2021, el padre de Constanza Moraga y su compañero Domingo Arriaga desaparecieron en el Pacífico tras el volcamiento de su lancha en el Islote de Pájaros, en Coquimbo. Según ella, el proceso legal posterior fue largo y agotador, pues el Estado tardó tres años en declarar la muerte presunta de su padre.

“Fue demasiado tedioso, hubo que volver a testificar, dar declaraciones, retroceder emocionalmente una y otra vez”, explicó.

De la misma forma, Constanza criticó los vacíos legales que afectan a los familiares, tanto en trámites civiles como previsionales, donde ni siquiera se reconocen las muertes como accidentes.

Por último, aseveró que si bien ella no recibió atención profesional, sintió “más apoyo de los pescadores que del Estado”. Por el contrario, su hermana sí tuvo que recurrir a psicólogos y psiquiatras para enfrentar el duelo.

“Siempre que voy al mar, siento que mi papá está ahí. Murió en el lugar que más le gustaba”, finalizó.

Duelo patológico

A raíz de los casos, el psicólogo clínico, Felipe Toledo, advirtio que la ausencia de rituales de despedida y la imposibilidad de recuperar los cuerpos puede generar un “duelo patológico”, una forma de duelo no vivido que afecta gravemente la salud mental.

“El ser humano es un ser de rituales”, explicó, y señaló que el hecho de no poder realizar un velorio o una sepultura impide cerrar el ciclo de pérdida. Esto puede derivar en depresión, ansiedad e incluso en trastornos de estrés postraumático, especialmente considerando el carácter repentino y traumático del hecho.

Para cerrar, Toledo enfatizó la necesidad urgente de apoyo psicológico, pues según él “estas personas deberían estar ya en terapia con enfoque cognitivo-conductual, por ser rápido y eficaz para abordar el trauma”.

Etiquetas

Notas Relacionadas