Si bien los porcentajes disminuyeron en relación con las cifras del 2021, los datos más actualizados, según el Mapa Nutricional Junaeb indican que el 26,2% de estos padecen obesidad.
Por Marcelo Vega Montenegro
En Chile existen muchos niños con serios problemas alimenticios. Si bien los porcentajes disminuyeron en relación con las cifras del 2021, los datos más actualizados, según el Mapa Nutricional Junaeb del año 2022, indican que el 26,2% de estos padecen obesidad; los que también se suman al 26,8% que presentan sobrepeso. Es decir: el 53% de los niños del país se encuentra por encima de su peso ideal.
Es una situación que no se detiene en esos rangos de edad. Según datos de la OCDE, 1 de cada 4 chilenos sufren de obesidad. Lo que contemplaría al 26,4% de la población adulta. Siendo uno de los países de esta organización con la mayor cantidad de personas que padecen esta condición.
Escenario preocupante. Más si se toma en consideración que los niños con sobrepeso tienen muchas posibilidades de mantener sus hábitos alimentarios ya entrados en su vida adulta, esto según ha declarado Unicef. En el caso de Chile, si bien es cierto que las cifras han disminuido en comparación con las de años anteriores, estas siguen evidenciando un gran problema social.
La preocupación por estas cifras ha provocado el lanzamiento de una serie de normativas con el fin de reforzar las legislaciones sobre alimentación. Entre las más conocidas se encuentran la Ley de Etiquetados de 2016, que según un estudio de la Universidad de California en Berkeley, consiguió disminuir el consumo de azúcar en un 9% y el de calorías en un 7%, esto en sus primeros años de implementación.
También se han propuesto una serie de propuestas legislativas, tales como el proyecto de ley presentado en 2021 por los diputados Gonzalo Fuenzalida y José Miguel Castro, con miras a declarar a la obesidad como enfermedad crónica. Lo que se suma a una iniciativa elaborada por el senador Juan Luis Castro en 2024, la que busca restringir el comercio y la publicidad de productos “Alto en” a 100 metros alrededor de colegios.
En el caso de Junaeb, se encuentra en vigencia el plan “Demos Vuelta la Manzana”. Un proyecto interseccional con miras a crear instancias y programas para disminuir la obesidad infantil. En este se incluyen actividades coordinadas por distintas instituciones, tales como la propia Junaeb, Mineduc y Minsal.
Esto en el marco de las políticas de reactivación educativa del gobierno de Gabriel Boric iniciadas durante el 2022. “A través de nuestros programas, apuntamos a que niñas y niños cuenten con factores protectores que vayan en la línea del fortalecimiento de los hábitos saludables, la convivencia escolar y la salud mental dentro de los espacios educativos de una manera integral”, afirmó Luis Vázquez, director Regional (s) de Junaeb en la región del Biobío.
Aunque los resultados de estos programas no se conocerán hasta la publicación del próximo Mapa Nutricional, que se espera sea publicado a mediados de este año.
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Sin embargo, esta es una problemática relacionada con el bolsillo de los chilenos. Las cifras sobre obesidad infantil fueron contrastadas con información proveniente del Registro Social de Hogares, lo que determinó que existe una mayor prevalencia de malnutrición por sobrepeso en cuando el registro es menor.Es decir, aquellos que pertenezcan al 40% de la población más vulnerable tienen un 18,9% más de riesgo de padecer este trastorno.
“Esto tiene directa relación con los factores de riesgo que conlleva este grupo, como son el menor ingreso del grupo familiar, la falta de educación alimentaria, la ausencia de hábitos saludables y el bajo consumo de frutas y verduras; entre otros factores de riesgo socioeconómico”, señaló Pamela Palma Alabancin, encargada regional del programa alimentación de Junaeb en la región del Biobío.
“Esta relación, además de afectar a tener más prevalencia de obesidad y sobrepeso, también influye en la baja talla de los menores que se encuestaron y esto todo tiene relación con la ausencia finalmente de una alimentación saludable y equilibrada”, agregó.
Si bien existen diversas políticas públicas, lo concreto es que este es una problemática social y multifactorial, aunque ciertamente prevenible.
Según la OMS, combatir la obesidad requiere de entornos y comunidades favorables que permitan influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más accesible, disponible y asequible sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física, lo que lograría prevenir el sobrepeso y la obesidad. Tanto en niños como en adultos.
La académica del Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad de Concepción, Constanza Mosso Corral, aseguró que es esencial que las personas transformen la manera en que se relacionan con los alimentos y el sobrepeso. “No podemos centrarnos solo en el peso de una persona, eso no nos dice todo sobre sus hábitos alimenticios o su actividad física. Esto es una cuestión multifactorial”, afirmó.
Si bien expresó una opinión favorable y valoró el efecto educativo de legislaciones como la ley de etiquetados en relación con el contenido nutritivo de los productos, advirtió que estos deben ser utilizados responsablemente para evitar generar posibles trastornos alimenticios.
“Se le otorga demasiada importancia y poder a los sellos oscuros, dándoles el estatus de alimento prohibido. En algunos casos, los niños podrían comer compulsivamente estos productos con ansiedad y culpa, en otros, los haría comerlos con muchas más ganas por no estar permitidos. Ambos escenarios provocan un efecto contrario al deseado”, comentó.
Para Mosso, lo fundamental es tener una dieta más fluida en general. “Debe existir una alimentación balanceada con todo tipo de alimentos, pero no etiquetarlos entre buenos y malos. Por supuesto, no se deben comer tantos alimentos con bajo nivel nutritivo, pero tampoco deben ser prohibidos y deben estar disponibles ocasionalmente”, comentó.
En cuanto a su visión respecto a los cambios que debieran ocurrir en la sociedad y la alimentación, Mosso afirmó que existe una obsesión con las dietas y el peso. “En el fondo está muy instalada la cultura de la dieta, debemos dejar de instaurar los discursos sobre alimentos malos, en su lugar deberemos enfocarnos en otras cosas”, aseguró abogando por un enfoque centrado en los beneficios sociales de las actividades deportivas y comunitarias para el caso de los establecimientos escolares.
“Es muy importante ver el ejercicio no solamente como un medio para bajar de peso, sino también como una instancia de conexión social entre pares, también realizar actividades como siembras y huertas que los ayuden a comprender de mejor manera la relación entre la alimentación y la naturaleza”, concluyó.