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“Es un verdadero cientificidio”: investigador argentino, Gabriel Bilmes, y escenario de la ciencia bajo el mandato de Javier Milei

Dr. en Física y director de la Revista Ciencia, Tecnología y Política de la Universidad Nacional de la Plata detalla complejo escenario que vive el mundo científico en Argentina, tras el reciente cambio de gobierno.

Por: Jorge Enriquez 16 de Marzo 2024
Fotografía: Comisión de Investigaciones Científicas

Hay preocupación en el mundo científico de Argentina por el presupuesto para el área Ciencia y Tecnología, tras la llegada del Presidente Javier Milei. Se plantea que no hay un aumento de recursos respecto del 2023, y con el escenario de alta inflación que existe hoy, impactará en el mundo de la investigación y en todo lo que conlleva.

Esta desazón se evidencia, por ejemplo, en una carta firmada por 68 premios Nóbel en la cual, entre otros argumentos, manifiestan que “el sistema científico argentino se acerca al precipicio (…) Vemos con preocupación la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el despido de empleados administrativos del Conicet y otros institutos en todo el país, y la terminación anticipada de muchos contratos el próximo mes”.

La inquietud la aborda a fondo en una entrevista con Diario Concepción el investigador de la Universidad Nacional de la Plata y Dr. en Física, Gabriel Bilmes, quien detalla la compleja realidad que se palpita en ese ámbito, y también en otros, en el país vecino.

En su mirada personal, Bilmes, quien también es integrante de la RED PLACTS y de la Mesa Federal de Ciencia y Tecnologia, señala que su obligación es generar espacios de resistencia que permitan evitar que se produzca el menor daño posible en su área, incluso considerando el futuro, a las próximas generaciones. “A esta altura de mi vida, si tengo que estar en la calle, estaré en la calle. Y si no, defendiendo lo que hemos hecho, desde el lugar en el que pueda”, explica Bilmes.

-¿Qué significa para usted lo que vive el mundo científico en Argentina?

En primer lugar, desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, la Ciencia y la Tecnología están sufriendo un ataque brutal. Esto forma parte, en todo caso, de una situación más compleja del sufrimiento que está teniendo el pueblo argentino. Porque este gobierno está atacando directamente a los trabajadores, a los jubilados, a los empleados estatales, de una manera que no se había visto antes. Las medidas que han impactado con mayor inmediatez y dureza en el sistema científico tecnológico están relacionadas, en primer lugar, con la disminución presupuestaria, los despidos y la incertidumbre que afecta al personal en general. Se suma a esta situación que, a más de tres meses de haber asumido el gobierno, no hay conducción, con organismos que aún están acéfalos. Esto tiene repercusiones negativas en la administración cotidiana de las actividades de Ciencia y Tecnología. Podemos decir que se está produciendo un desguace institucional.

-¿Por qué lo señala de esa manera?

El Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación, ahora se ha convertido en una Subsecretaría de Ciencia y Tecnología. La agencia de I+D, que es el principal organismo de financiamiento, no tiene dirección, no tiene titular a cargo. El presupuesto para Ciencia y Tecnología de este año es menor al 50% del presupuesto que tuvimos el año anterior. Que, si se contempla la inflación, más allá de que se mantiene estanco, con relación al año anterior, es imposible, por ejemplo, que las universidades o los laboratorios o los institutos puedan funcionar más allá de la mitad del año. Privatizaciones, intervenciones, precarización, despidos, ajustes, vaciamientos, incertidumbre y emigración son términos que se han vuelto en el ambiente científico palabras habituales. Por eso lo que nosotros decimos es que lo que está ocurriendo en el país, en el área de ciencia y técnica, es un verdadero cientificidio.

-Y bajo ese diagnóstico, ¿cuál será la reacción o habrá alguna?

Lo que hay que tener claro es que la ciencia no se salva sola. No hay posibilidades de modificar esta situación si no es con el conjunto del pueblo, de la sociedad, que está sufriendo en diferentes ámbitos situaciones extremadamente similares a lo que ocurre con la Ciencia y la Tecnología. Es decir, lo que está en juego en este momento en la Argentina es el futuro del país como nación, porque eso es lo que se está disolviendo, es lo que se está destruyendo. Por lo tanto, las tareas que se nos presentan en primer lugar son, como todo el resto de los ciudadanos, resistir defendiendo los espacios, los derechos fundamentalmente, y las capacidades.

-¿A qué se refiere con capacidades?

Las capacidades que ha alcanzado la Argentina en diversos ámbitos, y que son las que le permiten la posibilidad en un futuro, si esta situación cambia, producir un proceso de industrialización, de desarrollo, de crecimiento como país. Esto es entonces, en el marco del panorama general, la primera tarea es resistir y defender derechos y capacidades.

-Y luego…

Construir una alternativa política que pueda enfrentar este dilema que nos propone el neoliberalismo, con una alternativa que pueda incluir al conjunto de la sociedad, que sea con justicia social, que sea con soberanía, que sea con igualdad, con derechos, y esa alternativa hoy no existe. Hay un clima en la sociedad de mucha indignación, pero esa indignación no se está transformando todavía en acción. Lo que hay es mucha bronca, mucha indignación, no solo en quienes no lo votaron, sino que empieza a ocurrir en una parte de los votantes, que se sienten defraudados, porque algunas de las cosas que están ocurriendo ni siquiera son las que se prometieron.

Retroexcavadora

-Han pasado menos de 6 meses desde que asumió Milei y aquí en Chile hace unos años se acunó la frase “pasar retroexcavadora”, ¿en tan poco tiempo se ha producido eso en Argentina?

La política es brutal y el ataque es cotidiano, sistemático, a los más elementales derechos, desde comedores que no reciben comida, desde gobernadores que no reciben dinero para poder desarrollar su labor. Hay una violación de la Constitución permanente, por lo que está en juego también la democracia, en términos de anulación de leyes por decreto y en términos de no aplicación de leyes que han sido aprobadas. En Ciencia y la Tecnología el tema del desfinanciamiento está violando una ley que se votó por unanimidad hace un par de años, la Ley 27.614, que establece el incremento progresivo y sostenido del presupuesto nacional destinado a Ciencia y Tecnología, que preveía un incremento anual para alcanzar el 1% en el 2030. No se está aplicando y un ejemplo concreto de una violación de las atribuciones.

-¿Por qué el ataque a Ciencia y Tecnología?

Ustedes habrán escuchado algunas explicaciones, como por ejemplo que estos sectores, y en particular Milei, tienen una animadversión a la ciencia como parte de un fenómeno mundial en el que prima el culto a la ignorancia, al pensamiento mágico, al rechazo de todo lo intelectual, y que son aspectos que son aprovechados y promovidos por el neoliberalismo de derecha. Otros piensan que, como parte del ajuste brutal que se está produciendo a toda la sociedad, la reducción del gasto público en Ciencia y Tecnología se hace porque la ciencia que se hace no le sirve a la sociedad, y lo que debe ocurrir es que este financiamiento debe estar en manos privadas. Algunos de estos argumentos que pueden ser parte de las razones que esgrime el gobierno para este brutal cientificidio que estamos viviendo, pueden tener algún grado de presencia en algunos de los funcionarios y en el propio Milei. De hecho, por ejemplo, una diputada de las más importantes grita a los cuatro vientos que la tierra es plana. Pero sería anecdótico quedarse exclusivamente en estos aspectos que, insisto, están presentes, forman parte del ataque que se da a la ciencia.

 -¿Y lo de fondo qué es entonces?

Lo de fondo es que esta gente vino a destruir el Estado desde adentro. Y para ello se proponen eliminar de raíz la identidad y las capacidades acumuladas por el Estado argentino a lo largo de su historia en materia de leyes y derechos laborales, educación y salud pública, ciencia y tecnología, política previsional, entre otras, con el objetivo de que sea imposible, o al menos muy difícil, que si el péndulo cambia, es decir, si en algún momento esta situación cambia y asume, como ha ocurrido en los últimos años, un gobierno que tiene otra mirada, una mirada de desarrollo más industrialista, estas capacidades que tiene la Argentina no se puedan reconstruir y esos derechos no vuelvan a ponerse en práctica. Esto es esencial. En concreto, el ataque al sistema científico tecnológico es el ataque a sus capacidades que cuesta muchísimo desarrollar, porque la formación de los profesionales o de las capacidades científico-tecnológicas llevan años. Entonces, y esto es un tema de negocios.

-Entonces, ¿para ud. esa sería la clave de fondo?

Destruir la universidad pública significa dejar de formar profesionales, sobre todo ingenieros, geólogos y químicos capacitados para manejar un proceso de industrialización y desarrollo. Destruir las capacidades en biotecnología, energía nuclear, satélites y energías no convencionales significa dejar el camino libre a las multinacionales farmacéuticas como Pfizer, AstraZeneca y otras para que puedan acceder al mercado argentino y para que el país no sólo ya sea solo o asociado a otros países, esto es una posibilidad que estuvo presente en los últimos años, pueda ser un posible competidor mundial y sobre todo con impacto en la región. Si se destruyen esas capacidades, no sólo la Argentina no va a producir vacunas u otros productos que durante la pandemia fueron muy importantes, sino que va a tener que estar sometida a las multinacionales que lo fabrican. Acá hay una política deliberada de destruir las capacidades del Estado para poder hacer negocios que duren, no una transición, que duren mucho tiempo y que ese proceso sea, impida la posibilidad de tener, de que el Estado pueda desarrollar este tipo de tecnologías con valor agregado, que puedan competir con estos espacios.

-Respecto de derechos sociales, acceso a la salud, gratuidad de la educación, sobre todo en la educación superior, ¿también el panorama es complejo?

Vienen por eso. Aquí hay un doble negocio. Por un lado, lo que puede implicar el análisis que hacía recientemente, pero también, y ustedes lo saben, estos sectores ven a la educación como un negocio, no lo ven como un derecho, no lo ven como una necesidad social. Por lo tanto, lo único que prima ahí es el espíritu de ganancia, entonces la tradición, la identidad que caracteriza a la Argentina de educación pública, de un régimen previsional que fue, con todas sus contradicciones, de los más avanzados de América Latina, hablo de los jubilados, del sistema de jubilaciones, que intentó ser destruido con las AFJP, pero que no pudieron y que volvió a ser, a recuperarse y a ser público muy eficientemente, un sistema de salud que con todas las limitaciones y contradicciones, que son muchas y muy discutibles, tiene una cobertura casi única en el mundo. No sólo lo vemos con preocupación, sino que esto es lo que está en definitiva en juego, el lugar que tienen estas capacidades y esta identidad como parte de una estructura del Estado, de un Estado nacional, que tiene que ver con una historia de muchísimos años de construcción, esto no se hizo de un día para el otro, y eso es efectivamente lo que está en peligro en este momento.

-Por otro lado, también hay historia, como las manifestaciones sociales detonadas por el “corralito” a principios de la década del dos mil, que determinaron un giro político en su país, ¿qué tan cerca están de un escenario similar?

Esa pregunta es la que se hace una buena parte de la sociedad argentina, y que nos hacemos quienes estamos muy preocupados por lo que está pasando, cuál es la capacidad de aguante que tiene la sociedad frente a este avance brutal en términos económicos y sociales, y no está claro eso. Por ahora lo que prima, como te decía al principio, es un estado de desconcierto, de tristeza, de indignación en mucha gente, de frustración en una parte de los votantes, que empieza a notarse en una parte de los votantes que apoyaron a este gobierno y que se sienten engañados porque han descubierto que las castas son ellos, la casta es la clase media, digamos, y no los políticos.

-¿Qué puede pasar y cuándo puede pasar?

Es difícil de prever. El conflicto más importante que se presenta en este momento no es solamente que la gente reaccione en forma más masiva, de hecho, está habiendo muchas movilizaciones, se difunde poco esto, sino cómo se canaliza políticamente eso con una alternativa que pueda superar la grave crisis económica y social que está viviendo el país. Y eso está en construcción. Entonces, es difícil prever. Hay un grado de ansiedad en mucha gente y de deseo, pero que no necesariamente responde a la realidad. Los tiempos son más complejos.

-¿Dónde están las personas que deberían estar, la oposición, por ejemplo, que tenían poder político antes, para poder hacer frente a lo que ocurre hoy?

Salvo una parte minoritaria de los dirigentes políticos, el resto está con la teoría del submarino. Están abajo, escondidos abajo, cada tanto sacan el periscopio a la superficie para ver qué está ocurriendo y si pueden incidir lo hacen. Hay desconcierto, hay un grado de desorden en la oposición bastante importante, que no se canaliza. Hay quienes, sin decirlo, y de alguna manera simpatizan con algunas de las ideas, no todas obviamente, pero con algunas de las ideas que propone este gobierno. Es una dirigencia política que no supo enfrentar y resolver, sobre todo la que está asociada al gobierno anterior. Cometió una gran cantidad de errores y defraudó a la sociedad en muchos aspectos. Y eso es, la sociedad de alguna manera castigó eso. Mucho del voto Milei fue voto bronca. Está faltando una dirigencia política que le ponga freno efectivo y que se juegue en la defensa del Estado, de la Nación, que es lo que está en juego.

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