Ciudad

De cuatro a siete meses: expertos proyectan prolongación de altas temperaturas y riesgo de incendios

Especialistas locales advierten que hasta “entrado el otoño” se extenderá el clima cálido en Biobío. Con ello, la opción de siniestros forestales también se amplía.

Por: Diario Concepción 08 de Febrero 2024
Fotografía: Fotografía: /cc

Por Hugo Ramos Lagos

“La temporada de incendios se puede extender, de hecho, una temporada que hace más de 20 años en la Región del Biobío se iniciaba en diciembre y terminaba en marzo, en la actualidad se inicia en octubre y termina a inicios de mayo”, explica el Dr. en Ecología del Fuego y académico de Ciencias Forestales UdeC, Eduardo Peña, para pronosticar lo que se viene en los próximos meses y también para prevenir.

A medida que pasan los años, el cambio climático y los problemas que acarrea provocan diversos fenómenos en el sur del continente y en Chile. Las zonas del sur del país, naturalmente habituadas a climas templados y estaciones regulares resienten cada vez más los embates climatológicos que extreman las temperaturas y dependiendo de la temporada van causando desastres.

Según datos meteorológicos se espera que las temperaturas cálidas se mantengan incluso entrado el otoño, pronosticando un trimestre seco y un invierno tardío. Sobre precipitaciones, estas se esperan para fines del invierno, al menos en concordancia con las estimaciones.

Académicos del Biobío

Sobre los costos que la situación provoca, Peña asegura que lo anterior explica perfectamente “porque el presupuesto para el control de incendios se ha cuadruplicado en el tiempo. En la zona norte prácticamente tienen incendios todo el año, pero muchos suelen ser de menor magnitud porque la carga de combustible no es muy alta”,

“El presupuesto para prevención se ha incrementado también a lo largo del tiempo, pero los expertos indican que es muy difícil cambiar la actitud riesgosa o negligente de las personas adultas, por ello, siguen ocurriendo focos a través de todo Chile”, agregó.

Y no solo es la extensión, pues también se trata de incidencia, ya que el académico señaló que antes de los años setenta teníamos menos de mil incendios al año, y en promedio, en los últimos 10 años nos acercamos a 7.000 incendios por año. “Si hay que considerar que desde el año 1970 hasta ahora la población de Chile pasó de 9 millones a más de 19 millones, pero el número de incendios incrementó de seis a siete veces, esto muestra que la actitud de las personas no cambia”, explicó.

Sin embargo, Peña no es el único académico preocupado por los pronósticos, pues el climatólogo y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, Martín Jacques Coper, indicó que lamentablemente los impactos asociados a eventos meteorológicos en Chile tienden a repetirse. “Sabemos que, si algo ha ocurrido, es probable que suceda de nuevo”, dijo.

“En el caso de este verano, aún nos queda un mes en que podemos tener olas de calor, a pesar de que a partir de esta fecha la temperatura máxima comienza a decrecer. De todas maneras, lo que sí podemos modificar es nuestra vulnerabilidad y exposición, que son las otras dimensiones del análisis de riesgo”, sostuvo.

Jacques apuntó que, en el sur de Chile, entre los factores que modulan la precipitación año a año se cuenta El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). “La condición cálida de ENOS, es decir, la fase que propicia precipitación se encuentra en decaimiento hacia el otoño, por lo que, se proyecta que al menos este modo no induzca precipitación durante el próximo otoño e invierno. Consecuentemente, la Dirección Meteorológica de Chile proyecta condiciones relativamente secas entre la zona central y austral el trimestre febrero-abril”, mencionó.

Archivo Alejandro Zoñez

Relación del mundo académico con las autoridades

Para Peña la coordinación entre la comunidad científica de Concepción es aún insuficiente para lo que se requiere. En este caso, lo que se necesita es que para el manejo de combustible y planificación de los centros poblados existan medidas obligatorias, detalla.

“Tal como si usted está en el área rural, debe despejar 30 metros alrededor de su vivienda (…), sacar todo el combustible —pasto, arbustos, material muerto—, bajar la densidad de árboles a unos 400 por hectárea, podar hasta unos cuatro a cinco metros”, y evitar “instalar cabañas sobre pilotes, terrazas de madera ya que las pavesas se meterán bajo ellas”, aseguró.

El experto también aseveró que alguna vez en Concepción había una regulación que pedía que, cuando se construyeran villas, en su límite se dejaran 25 metros sin construir, pero cuando las constructoras se dieron cuenta que no era una ley dejaron de cumplir con la regulación. “En este aspecto, se necesita derivar más fondos para realizar investigación al respecto, desde cómo hacer más resistente los centros poblados, así como para estudiar la respuesta de la vegetación y fauna a estos eventos”, indicó.

Sobre lo mismo, Jacques declaró que existen “grandes esfuerzos institucionales e individuales entre la academia e instituciones del Estado para conocer los desafíos de conocimiento y para implementar las sugerencias que emanan de la evidencia científica (…). Sin embargo, siempre hay lugar para que esta comunicación sea más fluida, se enfoque en prioridades, y se sistematice en espacios permanentes”.

“De todas formas, hay que considerar que los tiempos característicos de la investigación académica son distintos a los de organismos operacionales, que deben actuar y muchas veces reaccionar en periodos muy acotados. Además, hay obstáculos para implementar medidas que emanen desde la investigación científica, que tienen que ver con aspectos legales y de fiscalización, que son procesos lentos”, añadió.

Problemas de la planificación urbana

El académico UdeC, Eduardo Peña, afirmó que la mayor deuda o error de planificación es que las ciudades —o centros poblados— se construyen hasta el borde de la vegetación, y después se reclama que el bosque o plantaciones se alejen. ”Lo cual está bien, pero el centro poblado debiera dejar como límite con el área rural una calle o un parque, de esta forma se pueden sumar otros 10 a 20 metros para reforzar el cortafuego rural”, dijo.

Martín Jacques aseveró que la planificación urbana es esencial para disminuir la exposición y la vulnerabilidad ante incendios que inician o se propagan en la interfaz urbano-rural. “Es fundamental que los planes reguladores propendan hacia una planificación más sustentable, promoviendo áreas verdes, cortafuegos y medidas que minimicen el riesgo de propagación del fuego. De todas formas, es esencial la prevención de fuentes de ignición”, puntualizó.

Etiquetas