En la actividad que trajo a Concepción a Alejandro Goic, también participó Marta Wörner, quien formó parte de la organización del encuentro. En este sentido, la última directora ejecutiva de la Pastoral de Derechos Humanos del Arzobispado penquista, donde se atendió a más de 7 mil personas por denuncias de desaparición, detención y amenazas en el periodo de la Dictadura Cívico Militar, coincidió en que es necesario encontrar ese piso mínimo para poder avanzar y poder cambiar el tono de la discusión política por el bien del país, sostuvo la también ex subsecretaría de Justicia del gobierno de Patricio Aylwin y ex diputada por la zona entre 19494 a 1998.
-¿Cuál es su evaluación del momento que vive el país a 50 años del Golpe de Estado, pensando en le rol que usted y otras personas jugaron la defensa de los derechos humanos en dictadura?
-Nos ha faltado un poco de responsabilidad, que la memoria es frágil y parece que se nos olvida, por eso es bueno hacer estos actos de memoria, no para tener una memoria nostálgica sino que tener una memoria de evaluación, de sopesar los horrores que se vivieron, lo tremendo que fue para Chile entero vivir esa experiencia y a partir de eso hacerse cada uno de nosotros responsable de proyectar nuestro trabajo orientado hacia el futuro, un futuro de solidaridad, de defensa de los derechos humanos, de compromiso por el bien común, compromiso por la justicia social. Entonces hoy día cuando se desacredita tanto la cosa pública, lo político, metiendo todos en un saco, estamos erosionando la democracia, estamos erosionando el pilar fundamental que nos va a permitir simplemente buscar encuentros dentro de nuestra diversidad en esos puntos comunes que son los que tenemos que impulsar. Entonces yo siento de repente, no desesperanza, pero urgencia de hacer un llamado.
-¿Entonces, usted tampoco cree que logremos tener una sola mirada de ese periodo?
-La verdad es que yo soy bien poco, a ver cómo te diré, esperanzada de que vamos a llegar un día en que vamos a decir que estamos en condiciones de suscribir una declaración donde nos abonemos todos o donde venga aquí un negacionismo de lo que ocurrió o una exacerbación de lo que ocurrió para echarnos la culpa unos por otros porque no vamos a convencer la historia que dejarla. Como decía yo, 50 años es muy poco para aquietar pasiones, para no exacerbar los ánimos y para poder decir que vamos a encontrar una pacificación en una declaración. Yo le resto importancia a eso. Lo que yo creo es que hay que tener acción y la acción tiene que ser, bueno, estas son nuestras diferencias, pero ¿dónde está el punto que podemos converger hacia la unidad? Y tenemos que tener ese punto.
Yo sé que existe esa intención de muchos sectores y los que no, tienen que meditar sobre lo que estamos recordando ahora, qué les falta para alcanzar eso. En definitiva, tenemos que partir en un momento determinado de profunda reflexión y decir, bueno, en el 73 nosotros estuvimos aquí, los otros estuvieron allá, no nos vamos a encontrar, pero hoy día queremos tener una patria justa, una patria en que cabemos todos, una patria que es el futuro de nuestras próximas generaciones y hacia allá poner los puntos de encuentro. Y en esos puntos de encuentro trabajamos. Y en la medida que vayamos terminando, esa división y esa ambigüedad que tenemos de repente para decir las cosas, vamos a poder salir adelante.
-¿Se requiere a su juicio, por tanto, un cambio en el tono del debate?
-Hoy día hay una situación en el país muy, muy difícil y creo que lo peor son estos dimes que te diré. Yo digo una cosa hoy día, mañana es titular y el otro dice otra cosa y pasado mañana es titular también. Entonces, así nos vamos en esta historia de quién dice las frases más ribombantes, quién causa más escándalo, quién atrae más adherentes, y no se trata de eso, se trata de la acción… a la luz de la buena crianza, de la fraternidad, de la solidaridad, que podamos trabajar.