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Los desafíos que enfrentará la población infantil una vez que comience el año escolar

Poner el foco sólo en recuperar los conocimientos, tras dos años de pandemia, no sería lo primordial. Expertos indicaron que se debe fortalecer la socialización que se ha visto mermada. De no hacerlo, podría derivar en problemas de salud mental.

Por: Mauro Álvarez 15 de Enero 2022
Fotografía: Contexto

Cuando los niños, niñas y adolescentes retornen a la presencialidad escolar habrán pasado dos años desde que se desató la pandemia de Covid-19, la cual ha dejado estragos, tanto en el mundo como en nuestro país.

Una nueva normalidad devastadora, de la cual el Estado tendrá que hacerse responsable, mejorando las condiciones de vida de los menores, partiendo por la primera infancia, la cual ha visto mermada sus procesos de socialización, al no tener interacción con sus pares, principalmente los hicieron prekinder y kínder en casa.

“Dentro de la necesidad de obligar el retorno escolar por parte del Gobierno, se pone foco sólo en recuperar el conocimiento, pero tan importante como el aprendizaje es recuperar las habilidades socioemocionales que los niños perdieron durante el 2020 y 2021”, explicó el gerente de la Fundación San Carlos de Maipo, que trabaja con niños vulnerables, Marcelo Sánchez.

Lo anterior, puesto que el formar amigos en etapa temprana, fortalece la personalidad y es fundamental para el funcionamiento de los niños. “Esto no sólo en el entorno escolar, sino que en todo ambiente y el no hacerse cargo  llevará a que en un futuro puedan desarrollar afecciones mentales, como depresión y ansiedad”, precisó Sánchez.

Problemas futuros

Antes de la pandemia se contabilizaban 3,8 millones de personas con enfermedades mentales y en materia de infancia eran una de las más complejas a nivel mundial.

Así lo dio a conocer el doctor en psicología y especialista en apego e infancia, Felipe Lecannelier, quien tras estudiar datos de los niños de 24 países en el mundo, dio a conocer que Chile tenía la peor salud mental en materia de infancia temprana. Lo anterior, fue ratificado durante la pandemia, con un deterioro de 56% en materia de salud mental.

“Considerando que el Estado invierte menos del 2% del presupuesto nacional en salud mental, se hace urgente aumentar dicho presupuesto, ya que, informes de Salud dan a conocer que dentro de los adolescentes hay un alto consumo de drogas y alcohol, lo que se acrecienta en etapas depresivas. Se habla de 17 mil niños que están en condiciones problemáticas de consumo”, acotó Sánchez.

Pobreza y deserción escolar

La pobreza que se generó tras lo más duro de la pandemia, trajo consigo el hambre para los campamentos, lo que se apaleó gracias a las ollas comunes, el apoyo de grupos solidarios, como también de los mismos residentes de los asentamientos precarios, quienes se organizaron para que no faltara nada y en lo posible para que los menores no dejaran la escolaridad.

Sin embargo, según datos del Ministerio de Educación, mientras en 2020 se contabilizaban más de 186 mil niños, niñas y jóvenes que abandonaron el sistema escolar, en 2021 se sumaron cerca de 40 mil estudiantes que no se matricularon en ningún establecimiento.

“La pandemia nos hizo más pobres, lo que acrecentó las condiciones de desigualdad. Respecto al acceso al conocimiento, la situación es crítica, es cosa de ver el Simce, cuyos resultados fueron bastante bajos. Hubo un 44% de logros en materia de Lenguaje en cuarto básico y un 22% en Matemáticas, realidad similar en cuarto medio, cifras que va a costar repuntar en materia del desarrollo cognitivo”, señaló el gerente Sánchez.

Desde Guachacas Concepción, Claudia Valdés comentó que en el caso de los campamentos presentes a nivel local, la realidad es un poco distinta entre unos y otros.

“En Gaviotas Altas en el cerro de Talcahuano las mamás se han organizado y ningún niño ha hecho abandono de su escolaridad. En cambio en otros, a raíz de la migración ilegal se han visto niños fuera del sistema escolar por el temor de los padres a que los deporten”, dijo.

Valdés reflexionó que “cuando los niños vuelvan a la presencialidad se notará las brechas educacionales y las carencias que los niños más vulnerables han tenido durante este largo periodo de pandemia, lo que será muy notorio”.

En esa línea, Sánchez sostuvo que el foco debe estar en los niños. “El estar fuera del sistema escolar abre las posibilidades a todo tipo de vulneraciones de derechos, siendo la explotación sexual comercial infantil, la más compleja, por lo que las nuevas autoridades deberán poner atención y ofrecer soluciones a la problemática infantil y adolescente”, comentó.

En cuanto al trabajo infantil, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef, a principios de 2020 indicaron que 160 millones de niños, niñas y adolescentes estaban forzados a trabajar, lo que podría aumentar en 46 millones para finales de 2022 a causa de la pobreza y deserción escolar que se arrastró, producto de la pandemia.

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