El autor de “Mi Infierno en el Sename” explica las implicancias del Servicio de Protección Especializada y qué debería cambiar para mejorar las condiciones de los menores.
El 2017 se hizo conocida la historia de Edison Llanos, nombre ficticio que utilizó Edison Gallardo para publicar “Mi infierno en el Sename”, donde reveló el calvario que sufrió al ser víctima y testigo de los abusos al interior del Hogar Redes de La Serena, por parte del ex arzobispo de esa ciudad, Francisco José Cox.
Si bien en su escrito no profundizó en demasía sobre el abuso del que fue víctima, es un relato viviente de lo que ocurre en muchos centros del Servicio Nacional de Menores (Sename) presentes en el país y, tras los abusos y comercio sexual denunciados a fines de abril en la residencia “El Nido” de Hualpén, Diario Concepción conversó con él para conocer su visión de la realidad al interior de la entidad.
La noche del tres de junio y luego de una tortuosa discusión en la Comisión Mixta del Senado, se completó la tramitación de los artículos del proyecto de ley que crea el Servicio de Protección Especializada que reemplazará al Sename, la que sólo entrará en vigencia sólo cuando se promulgue la Ley de Garantía de Derechos de la Niñez.
– Bajo ese escenario, ¿cómo toma este cambio?
– Si bien no es lo que todos esperamos, es un avance significativo para dejar fuera todas las obras que han sido las más vulneradoras del actual sistema, aumentando las exigencias de inspección y estándares mínimos de funcionamiento en pos del cuidado de los menores.
Lamentablemente, dejarlo supeditado a la puesta en marcha de la Ley de Garantías, lo encuentro malo, puesto que faltan dos años para que salga a trámite, dejando al Sename en status quo, da pie para que las vulneraciones sigan sin culpables. Aún así es un gran paso.
– ¿Qué tendría que cambiar con este nuevo sistema de protección?
– Hay que brindarles habilidades parentales a los cuidadores de trato directo, profesionalizar la carrera de cuidador, exigir fiscalizaciones técnicas, cambiar las residencias que no cambian el nuevo sistema. Además, se debe sacar a los profesionales sumariados y cambiar el sistema de financiamiento, que abre puertas a las malas prácticas.
– ¿Por qué cree usted que demoraron tanto estos cambios?
– Porque hay organismos colaboradores y manos políticas involucradas con el Sename, de otra forma no se explica que hayan pasado tantos años de vulneración hacia los menores.
– En su libro cuenta los abusos sexuales dentro de Sename, ¿podríamos hablar de una red de explotación sexual?
– No me cabe la menor duda que hay una red de explotación sexual dentro del Sename. Aquí hay involucrados, donde la política es la más afectada, por eso, los proyectos en protección de estos niños no avanzan, no es normal que cada vez que se arma una mesa de trabajo estén los organismos colaboradores metidos, eso llama la atención, porque evidentemente debe haber un vínculo con políticos de turno con intereses propios hacia el sistema.
– ¿Mejorar el sistema de adopciones, sería una solución?
– Hay que reconocer que en materia de adopción el Sename es muy transparente. No obstante, debería modificarse la ley de adopciones, ya que hoy el trámite es muy largo y engorroso, y se privilegia mucho a las familias extranjeras por sobre las chilenas. Los periodos de espera son extensos, tenemos familias homoparentales, las que también deberían tener opción de adoptar, ya que cualquier forma de familia es viable para poder darle una mejor vida a los niños y niñas que están en el sistema.
– Bajo ese planteamiento, se podrían evitar situaciones como la ocurrida en “El Nido” de Hualpén…
– Claro, situaciones como esa es una falla completa del sistema, es inadmisible e inaudito que nadie lo haya notado, es casi increíble que no hayan sido capaces de saber lo que estaba pasando, lo que nos lleva a preguntar: ¿cuántos más casos como este se están repitiendo en todo Chile? Es algo que yo venía denunciando desde el 2014, pero para todos yo era un loco, un charlatán.