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¿Cómo afectó socialmente el 27/F a los habitantes del Gran Concepción?

El terremoto y tsunami no sólo dejaron consecuencias por la destrucción de infraestructura y la pérdida de vidas, el suceso también dejó heridas en la población y cambió profundamente las formas de relacionarse de la comunidad y en el estilo de vida de las personas.

Por: Mauricio Luengo Viveros 23 de Febrero 2020
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

A diez años del 27/F,las consecuencias de la catástrofe natural todavía están latentes y a la vista de los habitantes del Gran Concepción. Sin embargo, existe otro tipo de consecuencia, las sociales.

Lo que ocurrió hace una década marcó profundamente a la sociedad, impactó a muchas personas, trajo consigo nuevos hábitos y sentenció una evolución, ya sea positiva o negativa, en el estilo de vida de los habitantes de las comunas más afectadas.

Psicólogos y sociólogos profundizan en estos cambios que se generaron en la sociedad y que siguen presentes.

Resilencia en la sociedad

“Un acontecimiento tan relevante logra generar una relisencia en la sociedad en todo ámbito, tanto en las relaciones sociales, como en la infraestructura de las ciudades. El cambio del tejido social se da en tres formas, la primera fue saber de los más cercanos, lo que generó mucha angustia, hasta hoy se mantiene ese sentido de pertenencia. Se recuperaron las comunidades de los años 80, donde nos aprendimos los nombres de los vecinos, se da la solidaridad de sobrevivencia. Finalmente, cuando nos sentimos nuevamente seguros, volvemos con las dinámicas de la sociedad que vivimos y los lazos se dan de forma líquida, muy frágiles y de poca profundidad, lo que es negativo para la sociedad penquista, ya que lo ideal es volver a la comunidad, volver a jugar con los amigos del barrio”, señala Jorge Bustos, sociólogo y académico de la Universidad Andrés Bello.

País expuesto

“Un desastre natural es un evento altamente estresante para la persona. En Chile, comparado con otros países que han sufrido desastres, como Tailandia o Indonesia, la recuperación post trauma fue más rápida, de acuerdo a investigaciones sobre el tema. Chile es un país expuesto a varios desastres naturales y es algo que se habla de generación en generación, y eso ayuda mucho, ya que sabes que un desastre es una posibilidad y hay que estar prevenido. Hablar de esta situación, que no sea algo extraño, ayuda a desensibilizar a las personas y así cuando suceda no es algo extraño. Conversar la situación ayuda mucho a reparar. Post terremoto los vecinos salieron, conversaron sobre lo ocurrido y eso ayudó bastante”, indica Mónica Medel, psicóloga de la UBB y postítulo en psicoterapia de alta complejidad.

Consciencia ante desastres

“Los principales cambios fueron la conciencia sobre los desastres naturales y su regulación y ordenamiento para enfrentarlos. Se reafirmó la identidad de ‘ser chileno’ que resiste y se levanta de las catástrofes. El tema comunitario tuvo un cambio que no perduró mucho, la organización y ayuda fue en los meses siguientes, pero con el tiempo se desvaneció y volvió a como era antes. Es llamativo el tema de los saqueos y la protección de los vecinos ante amenazas producidas por rumores, eso se repitió ahora con el estallido social y habla de una conexión, de que esa reacción post 27/F fue una especie de catarsis de algo que se estaba cultivando y nunca fue resuelto, y que ahora detonó definitivamente”, comenta el sociólogo de la Universidad de Concepción, Rodrigo Roa.

“Después de una catástrofe importante, socialmente se generan cambios. Hubo un cambio social, donde los vecinos se unieron y se pudieron conocer. Quedan consecuencias en el estilo de vida, por ejemplo, ahora la mayoría de la gente circula sus vehículos con los estanques llenos, se compran más alimentos no perecibles, muchas familias tienen kit de supervivencia en caso de catástrofes. A nivel social, sigue generando un impacto, a 10 años encuentro que es positivo, porque se tomó mayor conciencia de lo que son las catástrofes. El chileno está más fuerte, vive con menos miedo, porque nos acostumbramos a los desastres naturales, generando menos impacto en la salud mental de las personas”, sostuvo el psicólogo Eliot Brito.

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