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Docentes extranjeros en la consolidación de la Universidad de Concepción

Si bien la llegada de importantes investigadores se gestó en las décadas del 20 y 30, fue en los años cuarenta, gracias al aporte de Lotería de Concepción, cuando se dotó de más profesionales que fortalecieron el sueño de Virginio Gómez y Enrique Molina en transformar a la UdeC en una Ciudad Universitaria.

Por: Mauro Álvarez 22 de Mayo 2019
Fotografía: Liptchuz

Desde sus inicios, la Universidad de Concepción entendió que para consolidar el proyecto universitario que aspiraban, era importante contar con docentes competentes que aportaran tanto a la enseñanza como a la investigación, dentro de la Casa de Estudios.

Si bien el profesionalismo que buscaba la Universidad partió con el perfeccionamiento, en Estados Unidos y Europa, de profesionales que trabajaban en Concepción y dictaban clases a honorarios en la UdeC, con el pasar de los años se hizo imperativo ampliar la dotación de docentes e investigadores a tiempo completo, si quería ganarse un lugar entre las mejores universidades de Chile y Sudamérica.

Fue así como en las décadas de 1920 y 1930 se comenzó a incorporar a los primeros profesionales extranjeros en la nueva Ciudad Universitaria, emplazada en lo que un día fue el sector denominado “La Toma” y que hoy conocemos como el Campus UdeC.

El aporte de Lipschutz

Contrataciones que, según explica el abogado, historiador y docente UdeC Armando Cartes, se propusieron desde el primer día. “La idea de contar con profesionales extranjeros nace en la reunión inaugural del 23 de marzo de 1917, de la mano del propio Virginio Gómez quien, luego de justificar la necesidad de vincular el proyecto de Universidad y Hospital Clínico, planteó que la falta de personal docente se supliría no sólo con los alumnos graduados, sino que con la contratación de docentes extranjeros”.

Determinación que siguió en enero de 1920, antes de obtener la aprobación de los estatutos de la Corporación, cuando la Universidad se organizaba como “Sociedad Universidad de Concepción”.

A fin de obtener personalidad jurídica, en los Estatutos se propuso, como atribuciones del Directorio, contar con becas al extranjero para alumnos distinguidos y la contratación de profesores extranjeros.

Lo anterior, según precisa Cartes, era “básicamente porque el mismo Gómez se había formado en Europa, como también lo habían hecho varios médicos y profesionales del grupo fundador, entre ellos Enrique Molina Garmendia, primer rector de la Universidad, quien disfrutó de largas estadías académicas en Europa y Estados Unidos”.

Así llegó la primera contratación: el doctor Alejandro Lipschutz Friedman, nacido en Letonia en 1883, doctorado en Goettingen con basta experiencia en la investigación.

Sobre cómo se gestó su llegada al país, el reconocido historiador y académico UdeC, Arnoldo Pacheco, señala que,“esto se debió a la necesidad de darle mayor auge a la carrera de Medicina, creada en el año 1924, que sólo contaba con los tres primeros cursos, los que luego debían ser continuados en la Universidad de Chile, situación que cambió en la década del 30, con especialistas connotados como Lipschutz, quien llegó con un equipo competente en investigación, que permitió continuar con los niveles faltantes de la carrera”.

A su llegada, se organizó el Instituto de Fisiología de la Universidad de Concepción, para lo cual se adquirió valioso equipamiento para su funcionamiento, en un edificio ubicado en la esquina de Caupolicán con Víctor Lamas, a pocas cuadras del centro de Concepción.

“En 1927, Lipschutz participó de la fundación de la Sociedad de Biología de Concepción y asumió como decano de la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción. Ese año comenzó sus investigaciones sobre endocrinología, fisiología y cáncer. Posteriormente, por diferencias con las autoridades de la Casa de Estudios, tuvo que alejarse de la Universidad continuando su carrera en Santiago”, cuenta Armando Cartes.

Década del 40 El renombre que alcanzó la UdeC en los años 40 y la creación de la Lotería de Concepción permitieron contratar a más profesores de otras latitudes, ya que se contaba con mayores ingresos.

“La solidez, que alcanzó la Universidad, a lo que ayudó también el Estado, permitió contratar a más docentes extranjeros, con contrato fijo, permitiendo a su vez mejorar el pago de remuneraciones de los profesores que ya trabajaban en la Institución, quienes estuvieron postergados por una década. Y es que los esfuerzos se habían apuntado principalmente a la construcción de la ciudad universitaria”, añade Pacheco.

Así comenzaron a llegar investigadores destacados, como el médico alemán Helmuth Kallas, quien llegó a la UdeC a dictar la cátedra de fisiología, anteriormente realizada por Alejandro Lipschutz.

Profesionales entre los que destacan el alemán Carlos Henckel, doctor en Medicina y reconocido académico e investigador, experto en Histología y Embriología Humana; Ernesto Herzog, experto en bacteriología; Ergio Angiolano, en Química; y Leopoldo Muzzioli, cuya venida a Chile se gestó en 1936, cuando era director del Instituto de Física de la Universidad de Siena.

Sobre la llegada de Muzzioli a la UdeC, Pacheco afirma que “esto se llevó a cabo tras un llamado realizado a través de la cancillería italiana, requiriéndose el cargo de profesor de física, para la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Allí se distinguió como un académico de nivel excepcional, al igual que el resto de profesionales que hicieron de la Universidad de Concepción una de las universidades más importantes, no sólo a nivel nacional, sino que mundial”.

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