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El adiós a Olga Olivieri Aste, una penquista pionera

Por: Diario Concepción 08 de Marzo 2018
Fotografía: Raphael Sierra P.

Ayer se realizaron los funerales de Olga Olivieri Aste, abogado y viuda del fundador de Radio Bío Bío, Nibaldo Mosciatti Moena. La señora Olga falleció en la madrugada del martes, a los 91 años, en su hogar, y fue despedida en la capilla de Las Hermanitas de los Pobres, por sus hijos, nietos y varias decenas de amigos.

Nacida el 3 de junio de 1926, hija de inmigrantes italianos (oriundos de Taggia, en la región de Liguria) que prosperaron en el comercio penquista, estudió en el Colegio de la Inmaculada Concepción, para luego ingresar a la Escuela de Derecho de la Universidad de Concepción. Se tituló con honores en 1948, convirtiéndose en la primera mujer de dicha Escuela en recibir el Premio Universidad de Concepción, en su calidad de mejor alumna de su generación. “Ella, con su logro, le allanó el camino a muchas futuras abogados, en tiempos en que el Derecho era un mundo casi exclusivo de hombres. Sin duda, marcó un hito importante en nuestra Escuela”, reconoció el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Rodolfo Walter.

Quienes la conocieron, no dudan en calificarla como una mujer adelantada a su época. En efecto, fue probablemente la primera conductora de una motoneta Vespa en las calles de Concepción. Amante de la velocidad y, en especial, de los autos italianos, cuenta un amigo de la familia que era una conductora excepcional.

Otra actividad en que fue pionera, fue en su colaboración para la Universidad Obrera en la década de 1950, donde impartía clases nocturnas para trabajadores, casi todos mayores que ella. Algunos, en agradecimiento, la seguían a distancia, sin que ella se diera cuenta, para asegurarse que regresara sin contratiempos a su casa.

A fines de esa década, conoce a Nibaldo Mosciatti, con quien se casó y tuvo cinco hijos (Nibaldo, Tomás, Mauro, Ezio y Piero). Un poco para mantener distancia de la familia de sus padres, de muy buena situación, se va junto a su marido a Lota, donde en 1959 éste funda Radio El Carbón. Allí pasan sus primeros años viviendo en una pensión, enfocados en construir un gran medio de comunicación.

Ya de regreso en Concepción, ella cultivó siempre un muy estricto bajo perfil. Administraba la Galería Olivieri y otros locales de su propiedad, guardando siempre una muy respetuosa distancia de Radio Bío Bío, pues decía que era una obra de su marido.

Sus cercanos la reconocen como una mujer extraordinariamente generosa, destacando su aporte a decenas de madres solteras y a instituciones como el Hogar de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres y el claustro de las Carmelitas Descalzas, obras que patrocinó en silencio, sin comentar una palabra ni buscar figuración, fiel a su forma de hacer las cosas de toda la vida.

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