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La Ruta de los Fuertes en la Región del Bío Bío y La Araucanía: Rocas de gloria

Por: Diario Concepción 10 de Diciembre 2017
Fotografía: Cedida

Magníficas vistas e historias llenas de heroísmo y tragedia ofrecen aún al visitante, los fuertes sobrevivientes de la famosa Línea del Bío Bío y que una futura obra espera llevar a usted.

Por: Pedro Escobar Arriagada

Chile nació como un fuerte. Por tres siglos, fuimos el granero y el escudo con que España protegió las riquezas del Perú. Si algún enemigo conseguía asentar una base en nuestro territorio, el rico virreinato estaría condenado.

Proteger Chile era vital y España construyó más de 140 fortificaciones en todo el territorio nacional. Veintiséis de estos fuertes se levantaron en ambas riberas del río Bío Bío y durante siglos protegieron los campos de trigo sitos al norte los cuales alimentaban a Chile y al Perú.

Hace un año, emprendí la tarea de recorrer los restos de estas fortificaciones en las regiones de Bío Bío y La Araucanía e intentar, al menos en parte, revivir un mundo perdido y revalorizar un episodio esencial de nuestra historia el cual sigue allí, latente frente a nosotros. Se trató de la creación de una guía de viajes que invite a recorrer una ruta turística que hoy no existe y que bien podríamos llamar “La Ruta de los Fuertes”.

Fue un viaje que me permitió sumergirme en la colosal magnitud de aquella empresa olvidada que tanta importancia tuvo en la formación de nuestra nación. Una importancia que aparece a todas luces infravalorada ante un discurso nacional que busca desprenderse de nuestra herencia colonial y mapuche.

Y sin embargo, lo que encontré es que varios de los fuertes siguen allí, ocultando un enorme tesoro. En Penco, las imponentes murallas y cañones nos cuentan una historia plagada de maremotos, terremotos y asaltos de piratas y marinos enemigos. Más al sur, desde el olvidado fuerte de Colcura junto a Lota, es posible apreciar algunas de las más bellas vistas del Golfo de Arauco. Derruido, el fuerte de Santa Juana se levanta aún en medio de un magnífico paisaje acorde con las leyendas del lugar. Nacimiento, el más restaurado de todos, ofrece una magnífica plaza llena de vida y hermosas vistas del río Vergara.

La extraña restauración del fuerte Tucapel en Cañete, mezcla de plaza, escuela, empalizada y cañones fuera de época, nos recuerda sin embargo la derrota de grandes personajes como Valdivia y Caupolicán. En Purén es posible disfrutar de un impresionante parque recreativo y emocionantes historias del guerrero mapuche más victorioso de todos, Pelantaro, y, finalmente, Angol donde tan sólo una muralla y una cruz quedan como testimonio de una lucha que se asentó en aquel valle por más de dos siglos, siendo ésta la ciudad más fundada, destruida y repoblada, probablemente, de toda América.

Los restos de estos fuertes -bien o mal restaurados- siguen allí para recordarnos nuestro pasado militar y permitirnos entender mejor nuestro especial carácter tan represivo y violento a veces y tan obediente, estoico y disciplinado, en otras ocasiones. En definitiva, contarnos un poco más de quienes, en esencia, somos los chilenos.

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