La Fiscalía mantuvo los 10 años de cárcel que solicitó para I.M.P., mientras su defensa insistió en que es inocente, pero pidió que en un tiempo más pueda acceder a la reclusión nocturna.
La Fiscalía mantuvo los 10 años de cárcel que solicitó para I.M.P., mientras su defensa insistió en que es inocente, pero pidió que en un tiempo más pueda acceder a la reclusión nocturna.
Carolina Abello Ross
carolina.abello@diarioconcepcion.cl
Apenas el tribunal Oral dio a conocer la decisión de condenar a I.M.P., hoy de 18 años, por su caso, Pablo Ramírez Arias, el cajero que fue quemado vivo en el asalto al local de Servipag ocurrido el 29 de julio de 2015 en Hualpén, optó por retirarse de la sala de audiencias.
Ya sabía que los jueces habían dictado un veredicto condenatorio contra el adolescente por robo con homicidio en grado de tentado. También que había sido condenado por el robo con intimidación perpetrado en el mall Plaza del Trébol, luego de haber quedado en libertad por el ataque al cajero, situación, y que había sido absuelto por el ataque a otra cajera en Hualpén, en 2014. Con esos antecedentes, reaccionó ante los medios de comunicación, tras 15 días de juicio oral, donde tuvo que declarar y además identificar a su agresor, quien era menor de edad al momento de ser detenido.
"Me queda la amargura de pensar que este delito nunca debió haber ocurrido. Este joven tiene más de ocho delitos anteriores, y no debió haber estado en libertad cuando ocurrió lo que a mí me pasó. La ley penal juvenil no sirve, es un desastre, este menor, con la violencia y connotación de los delitos que ha cometido, no debió haber estado libre. Muchas veces la justicia es demasiado garantista con los menores de edad", reflexionó Ramírez, quien insistió en que I.M.P., es su agresor, pese a que él se declaró inocente.
"Yo los tuve enfrente mío, yo fui el más afectado con todo esto. Pese a eso, estoy conforme con lo que decidió el tribunal, y vamos a esperar la condena y ojalá sea la que estaban pidiendo mis abogados", explicó el cajero, quien también tuvo palabras para Jorge Montecinos Pinto, hermano de I.M.P., también detenido por el ataque, quien falleció en una riña en la cárcel de Chillán, un mes antes del inicio del juicio.
"Es complejo, porque en su momento se dijo que él murió esperando justicia, pero yo creo que murió esperando una condena", manifestó Ramírez, quien aseguró que sólo espera que le tiempo lo ayude a superar el traumático hecho.
Lo que viene
Renato Fuentealba, abogado querellante, por Pablo Ramírez, aseguró que esperan que la sentencia que dicte el tribunal sea de 10 años en régimen cerrado, tal como solicitaron junto a la Fiscalía. Además, Enrique Hernández, también querellante, recordó que junto a la sentencia va una demanda civil por $90 millones, la que será resuelta el próximo domingo 23, junto con conocerse su sanción penal.
El fiscal del caso, Julián Muñoz, recordó que el caso que afectó al cajero de Servipag fue de una crueldad extrema, ya que fue rociado con combustible y quemado vivo para intentar robarle la recaudación del día, "y que tiene una de las penas más altas que la ley establece para hechos punibles, por ser uno de los delitos más graves que existen, la sanción tiene que ser correspondiente a esa extrema gravedad, y a nuestro juicio la única sanción posible es la de régimen cerrado, porque además hay un historial de vida del acusado, donde él tuvo distintas oportunidades que los tribunales le entregaron para encausarse, y lamentablemente fueron desechadas".
El defensor de I.M.P., Gonzalo Benavente, aseguró que tomaron el fallo con tranquilidad, "pero hoy no ganó la justicia, porque se condenó a un inocente, así como Jorge en su momento falleció esperando justicia, hoy se terminó el círculo condenando a su hermano", dijo el abogado, quien ya adelantó que solicitarán la nulidad del juicio, aunque aún deben esperar el fallo del domingo 23 de octubre.
En cuanto a la forma de cumplimiento de la condena que propusieron al tribunal, detalló que pretenden que I.M.P., pase un tiempo más en el régimen cerrado, luego pasar a un sistema semicerrado, con reclusión nocturna, para luego llegar a su libertad definitiva. "Esto favorecería claramente a su reinserción. Estamos convencidos que con un régimen cerrado no lo vamos a lograr".