Estudios indican que mantener buenos lazos amistosos con otras personas produce placer y bienestar, proyectando la salud a lo largo del tiempo.
Estudios indican que mantener buenos lazos amistosos con otras personas produce placer y bienestar, proyectando la salud a lo largo del tiempo.
Mauro Álvarez Salazar
mauricio.alvarez@diarioconcepcion.cl
No se fuma, no se aspira y tampoco se inyecta. La amistad funciona con el pasar de los años y se cultiva a través de las relaciones interpersonales. Si bien literalmente no corresponde a la definición de "droga", en nuestro cerebro y comportamiento produce el mismo efecto placentero que un estupefaciente.
Dentro de los beneficios que entrega además de la sensación de bienestar, ayuda a atenuar dolores físicos y baja los niveles de estrés, también reduce considerablemente la posibilidad de sufrir problemas cardiovasculares y cáncer.
Variados son los estudios que han ido analizando el tema, tal es el caso de la universidad australiana de Flinders quienes llegaron a la conclusión que las personas que mantienen buenas y variadas relaciones sociales, por sobre los que se relacionan con pocas personas, tienen más posibilidades de aumentar su esperanza de vida.
Además el estudio recalca la necesidad de que, con el pasar del tiempo es necesario ir creando nuevos lazos de amistad, con el propósito de ir formado un nicho de contención, tras la muerte de los viejos amigos.
Indices de felicidad
Hace unos meses la revista Scientific Report, proveniente de la Universidad de Oxford, indicó que mantener lazos amistosos fuertes y constantes hace que las personas liberen endorfinas, o sea un analgésico que produce tranquilidad y a la vez felicidad y cuyo beneficio en el organismo es mayor al efecto de la morfina.
El artículo dirigido por la doctora Katerina Johnson y el profesor Robin Dunbar, explicó que el sistema de endorfinas encefálico habría evolucionado no sólo para aminorar la respuesta al malestar físico, sino también para provocar la sensación de satisfacción al ver y compartir con los amigos, en un contexto de distensión social.
Por lo tanto, no es de extrañar que las personas mayormente resueltas en el ámbito social son más sanas, ya que a mayor cantidad de endorfinas más feliz es el ser humano, lo que además lo convierte en un imán para mantener conversaciones y empatía con otros a lo largo de su vida, lo que se traduce en amistades que duran décadas.
Opinión que se complementa con la del sociólogo Gerald Mollenhorst de la Universidad de Utrecht, de Holanda, el cual investigó a 1.007 personas de entre 18 y 65 años, llegando a la conclusión que si una amistad dura de ocho año o más será para siempre, ya que generalmente los ciclos amistosos duran sólo siete años, sino se cultivan periódicamente.
Por su parte Francisco Peñaloza, psicólogo y coach ontológico, concluyó que: "Al margen de los estudios que avalan los beneficios de la amistad, como una especie de droga de vitalidad absoluta, esta parece ser una de esas verdades que todos en el fondo intuimos o sabemos y que influye en nuestro bienestar y felicidad. El apoyo social y la contención de los amigos nos ayuda a afrontar problemas y desafíos, además de abrir la mirada a otras perspectivas o representaciones de mundo desde un lugar no amenazante, por lo tanto dichas relaciones pueden ser catalizadores de nuestra propia transformación y aumento de la esperanza de vida".