Deportes

Estudios y deporte: ¿Hay que optar o pueden convivir?

Por: Samuel Esparza 05 de Junio 2017
Fotografía: Andrés Oreña

Uno de los problemas del deportista de alto rendimiento, es la imposibilidad de rendir estudios superiores debido a cargas académicas muy pesadas. Qué pasa en la Región y cómo un grupo logró doblarle la mano a este problema.

Cada cierto tiempo, sus nombres aparecen en los diarios o sus caras se ven en televisión por algún logro para el remo nacional. Tras debutar en Río 2014 con apenas 18 años, Melita Abraham y Josefa Vila pasaron a transformarse en dos de los máximos referentes de la disciplina y en quienes descansa buena parte de las ilusiones chilenas.

Pocos saben que día a día, cuando bajan del bote, estas dos bogadoras regionales integran el grupo de miles de estudiantes que posee el sistema universitario chileno. Melita en la Unab, cursando segundo año de psicología, y Josefa en ingeniería comercial de la U. F. Santa María, ambas en Valparaíso.

Sus casos, eso sí, son parte de una excepción en un país donde el estudio y el deporte de alto rendimiento, no se llevan bien. Donde se es un buen deportista o un buen estudiante, pero no ambos. Ellas rompen ese molde, pues junto con sacar adelante sus carreras, se lucen al más alto nivel internacional en el remo.

La normalidad, no obstante, dicta optar por una u otra actividad como única salida. Casos en nuestra zona sobran: Jonathan Monje y Dina Cid en atletismo; Jordan Iturra y Marcelo Paredes en tenis, entre los que se inclinaron por lo académico; o el pesista Diego Soto, entre los que se la jugaron por el deporte.

Así, muchos de los que tenían aptitudes para convertirse en atletas de elite, incluso para vestirse la camiseta chilena, terminan siendo deportistas de universidad, como obligado premio de consuelo.

De intentos y esfuerzos

Marcelo Medina (20) es cara nueva del remo regional. Perteneciente a las filas del Canottieri, viene llegando del Sudamericano en Brasilia, donde se coronó vicecampeón del Dos Sin Ligero junto a su compañero, Felipe Inostroza. Logros como ese lo han puesto en la órbita de la selección chilena, siendo su próximo desafío el Mundial de 2018.

Éxitos en el agua que, lamentablemente, no ha podido traspasar a las aulas, al punto que este año tomó la dura decisión de dejar la carrera de ingeniería en ejecución mecánica, en la UBB. “Tuvo que ver con el desgaste, porque los viajes, las competencias y todo el esfuerzo que uno pone en el deporte de alta competencia, impacta en tus estudios”.

Sobre las facilidades que recibió de la casa de estudios, dice que fueron nulas. “No hubo ayuda. De hecho te lo plantean difícil diciéndote que, ‘si quieres estudiar estudia, sino dedícate al deporte’. Muchos profesores son de la misma idea. No comprenden qué significa ser deportista de elite, no hay opción de cambiar malla ni tener horarios especiales; pocas veces pude rendir un certamen diferenciado”, agrega.

Medina recuerda lo duro que fue. “Me tocó practicar a las cinco de la mañana, oscuro, con mucho frío. Un deportista debe entrenar mínimo dos horas, los trabajos más cortos no existen”, asevera. Por eso dice entender a los atletas que optan por irse. “Da envidia lo que sucede en otros países, donde se entrenan las horas necesarias, compitiendo y a la vez estudiando sin problemas. Alguna vez se me pasó por la cabeza irme, pero soy chileno”, sentencia.

Por lo pronto, Medina lo intentará de nuevo y el año que viene, hará alguna ingeniería en Inacap. “Estudiar es una necesidad, además sé que tendré que ganarme la vida cuando ya no sea deportista, es algo que el técnico de la selección, Bienvenido Front, nos recalca. Cuando se llevó a las hermanas Abraham me propuso lo mismo, pero yo quiero quedarme en mi Región, tener el derecho de ser un buen remero y estudiante. Ojalá las autoridades piensen en nuestro futuro, que queremos representar al país pero también asegurar la vida”, cierra.

Rodrigo Seguel (21) es de Chiguayante y pertenece al Club de Karate con Contacto de Concepción. El año pasado fue 12° en el Mundial de Japón y subcampeón del Internacional de Kyokushin hecho en Chile. A la par, cursa la carrera de Preparador Físico en la U. Santo Tomás, entidad que este año le dio una beca. Y aunque ha podido arreglárselas, admite las dificultades.

“No tengo malla ni horario especial, debo adaptarme a la universidad. Lo positivo es que si tengo competencia, presento un certificado y me evalúan después, en ese sentido me apoyan mucho”.

Seguel es consciente que lo suyo es un privilegio que no todos tienen, y que el ideal es tener la alternativa de realizar ambas actividades con excelencia. “Por supuesto que sería fantástico que a la vez de ser un buen estudiante, se pudiera tocar el techo como deportista. Es algo en lo que se está en deuda, porque en la mayoría de los casos la carga académica quita horas y calidad de entrenamiento”, acota.

Sin avances notorios

Quien se muestra crítico con la situación de los deportistas que pretenden estudiar, es el DT del Centro de Entrenamiento Regional (CER) de Halterofilia, Daniel Camousseigt. El técnico, que lideró la selección campeona de los Juegos Nacionales, califica el problema de histórico.

“En Chile no hay una cultura deportiva como para entender que el alumno-deportista debiera ser un baluarte, un modelo a seguir y no una carga. El deportista busca su derecho de estudiar, pero las universidades no tienen cómo brindárselo. Algo desde mi época de estudiante de educación física en la Chile”.

Según el formador, no hay muchos cambios. “Las universidades no han hecho mucho. Desde hace 30 años que vengo escuchando de un cambio en el diseño curricular para los deportistas de alto rendimiento, pero no veo una política para que los alumnos cumplan en los dos frentes. Falta entender qué significa tener un deportista elite, como en Estados Unidos, donde las universidades se lucen con sus deportistas, ellos son su vitrina así que los ayudan: van a clases hasta las dos de la tarde y después tienen libre para entrenar”.

Tumbando rendimientos

Datos en mano, Camousseigt apunta a otro tema clave: la baja de rendimiento que exhiben los deportistas por la falta de colaboración de sus casas de estudio. “Eduardo Soto, estudiante de auditoria, hizo 115 kilos de arranque y 145 de envión en los Juegos Nacionales. Estaba en pleno periodo de estudio, por tanto se preparó como pudo. Pero el año pasado, cuando se concentró exclusivamente para el Sudamericano de Brasil, batió el récord nacional con 125 kilos de arranque y 153 de envión; un mes le bastó, eso hace la dedicación exclusiva”, advierte.

“Ahí hay un parámetro claro -continúa-, un factor determinante que es el grado de concentración necesario en el alto rendimiento. Cuando eso se diluye por los estudios, se nota; en el caso de Eduardo, bajó en un 10% su rendimiento. Con Francisco Barrera ocurrió igual, cuando se concentró dos años en la halterofilia, logró sus mejores resultados, como el título en los Odesur y la plata panamericana. Pero durante la época de estudio, también bajó un 10 % su rendimiento, y eso que él no paró nunca de entrenar, de alguna forma hacíamos que cumpliera con su carga de trabajo”, cuenta.

El entrenador termina con una comparación. “Hay países donde las universidades tienen un plan de estudio que compatibiliza con el alto rendimiento. Me contaba un colega cubano, que en la isla la carrera de educación física tiene asistencia libre para los atletas de elite, pueden terminarla en más años y cuentan con asesorías. Eso es ayuda real”.

El aludido Eduardo Soto, se refiere a su situación. “Reconozco que es complicado bregar con ambas cosas. En los primeros años falté a un par de certámenes y pude coordinar con los profesores para rendir certámenes más tarde, porque no tuve que salir tanto. Pero en el primer semestre del año pasado, por ejemplo, ya fue más duro porque tuve que asistir a un concentrado en Santiago y falté la mitad del semestre. No logré ponerme al día totalmente y reprobé un ramo”, precisa.

Para Soto, lo más difícil es lidiar con la agenda. “Se da que los horarios están bastante desordenados y debo cambiar todos los días los entrenamientos. Hay que adecuarse a las clases y depender de la buena voluntad de mis técnicos. Eso provoca que corra todo el día y a veces ni siquiera me alimente bien”.

El pesista, coincide con Camousseigt a la hora de reconocer que el rendimiento deportivo se ve afectado por una alta carga académica. “Es claro que como deportista uno se ve frenado, no puede darse al 100% porque hay que lidiar con una estructura educacional. Lo ideal sería tomar menos ramos y alargar en años la carrera. En 2016 falté bastante a la U y mejoré mis marcas batiendo récords nacionales. Y eso que fueron cuatro meses solamente; de haber sido un año quien sabe dónde estaría”, finaliza.

Fenómeno que no se daría en sentido contrario, según la investigación de la doctora en Educación Física y docente de la Universidad de Los Lagos Campus Osorno, María Angélica Castillo. Según las conclusiones recogidas en la publicación, en el caso de la mencionada casa de estudios la “productividad” de los alumnos ingresados a través del programa de deportistas destacados, es similar al resto del alumnado.

“(…) El promedio que ellos expresan en total es de un 5.3 (frente a un 5.4 de los que ingresan vía normal), lo que demuestra que además de desarrollarse en el área deportiva, lo hacen como profesionales en sus respectivas carreras”, clarifica.

La voz del Comité Olímpico

Conscientes de la problemática se muestran desde el Comité Olímpico de Chile (Coch), donde su presidente (s), Miguel Ángel Mujica, recoge la inquietud de los deportistas. “Es un tema profundo, que no es nuevo y lo peor, que no está resuelto por nadie: ni por el Estado, ni por las universidades. No hay políticas y las universidades becan al deportista de alto rendimiento con el compromiso de que deben ser buen estudiante antes que deportista. Además debe jugar las ligas universitarias y además seguir entrenando en el alto rendimiento, y por supuesto que eso no funciona”, comienza.

Y prosigue. “En países con tradición deportiva es distinto, cuando el gran deportista tiene 18 años, la universidad se pone a disposición para que pueda desarrollarse en su periodo de máxima capacidad”.

A juicio del dirigente, la solución pasa por una labor multisectorial. “Es una cuestión cultural. Fíjese lo que pasa con los Juegos Binacionales, entre los 15 y 18 años competimos parejos con los argentinos, pero ellos llegan a la universidad y cuentan con un apoyo clave. Yo fui presidente de la federación de rugby por 12 años, me tocó conversar con rectores y me decían que la opción es muy simple: el joven debe optar por ser deportista o sacar su carrera. Eso hay que cambiarlo, desde el Gobierno, el Mineduc debiese ser un articulador y promotor para que las universidades conversen con el mundo federado. De lo contrario, esto no cambiará”, concluye.

Medidas desde el Gobierno

El seremi del Deporte, Leonardo Baño, dice compartir el diagnóstico de que aún es un problema la combinación deporte-universidad. Y que por eso se han tomado medidas al respecto. “Hace un año, convocamos a las universidades para hallar vías de solución, con buena acogida principalmente de la UdeC y la Ucsc, que generaron instrumentos más amplios de los que tenían. Entendemos que el esfuerzo aun es insuficiente, por lo que esperamos continuar con las tratativas para llegar a flexibilizar mallas curriculares y eventualmente dar mayores facilidades a los deportistas”, detalla.

Según Baño, es un tema que sigue abierto. “Seguimos trabajando, hay un llamado del intendente Rodrigo Díaz sobre fórmulas que permitan a las universidades tener mayor vinculación con el medio regional y puedan incorporar el deporte y facilitar la práctica de aquellos en vías al alto rendimiento”, manifiesta.

Con todo, Baño prefiere no dar fechas, aunque asegura que es una cuestión prioritaria. “Se trata de una tarea que nos hemos autoimpuesto. Y para eso es necesario involucrar a aquellos sectores que tienen relación directa con los centros de educación superior, el Mineduc tiene mucho que decir para promover que éstos tengan mayor sensibilidad con los deportistas destacados. Es complejo dar plazos de soluciones. Lo que sí creo es que se avanzará y que en el proceso 2018 las universidades darán nuevos pasos en los dos aspectos fundamentales: el ingreso especial y la flexibilidad curricular”, finaliza Baño.

Las universidades

Consultadas al respecto, las universidades aseguran que el deporte de alto rendimiento y los estudios universitarios sí son compatibles. Es la posición de la Ucsc en voz de María Carolina Piderit, vicerrectora de Vinculación con la Sociedad. “Se requiere disciplina, la misma que otorga la práctica del deporte, pero también disposición del estudiante al trabajo, y apoyo de la universidad para que el deportista pueda rendir académicamente”, parte.

En ese sentido, asegura que, “la Ucsc está trabajando en mejorar un sistema que permita apoyar efectivamente a los estudiantes que se desempeñan en el deporte de alto rendimiento, tomando en cuenta la realidad caso a caso, tanto en los deportes con representatividad de la casa de estudios, como los que no”.

Por su parte, Víctor Méndez, jefe de Deportes de la UdeC, se explaya en los beneficios que han creado para los deportistas. “En la reunión con el intendente y el seremi, fuimos los únicos que tuvimos una respuesta concreta.

Creamos un sistema de admisión especial para deportistas de alto rendimiento, lo que no fue simple en la dinámica interna pues debió ser aprobado por el consejo académico. Generamos un reglamento nuevo que se aplicó por primera vez en el proceso 2016, un sistema especial de admisión donde con 500 puntos en la PSU se puede ingresar a cualquier carrera, excepto kinesiología y medicina, excepciones que pueden variar en el futuro pues estamos haciendo un trabajo para cupos. El requisito es ser deportista de alto rendimiento que, según la Ley del Deporte, es aquel que es seleccionado nacional de alguna disciplina reconocida por el Coch y con proyección”, precisa.

Méndez complementa. “Después, el alumno puede optar a la beca deportiva, que implica no pagar nada durante la carrera. Hoy tenemos 10 cupos, pero hicimos una modificación que para 2018 nos permitirá aumentar la cantidad”.

Pese a lo anterior, Méndez pone en la mesa una reflexión. “El sistema deportivo chileno es federativo, la Ley del Deporte establece clubes, asociaciones y federación. En ninguna parte reconoce a las instituciones de educación superior como responsables del desarrollo del deporte. Decir que somos la tumba del deportista es una ignorancia absoluta, porque las instituciones hemos hecho un esfuerzo tremendo. Para terminar sólo un ejemplo: hoy estudia en nuestra universidad la marchista Anastasia Sanzana, seleccionada chilena que este año ha tenido muchas competencias. En su caso, nos hace llegar el certificado de la federación de atletismo o el IND que acredite los torneos, y se ingresa una justificación deportiva que le llega a todos sus profesores, incluyendo su vicedecano. Y eso funciona igual que un certificado médico, para que pueda rendir pruebas con retraso. Eso es algo concreto, lo demás palabras”.

Gentileza Constanza Mora

El gran ejemplo del Liceo Mariano Latorre de Curanilahue

Constanza Mora (en la foto), es una ciclista que a sus cortos 16 años, se encumbra como una de las cartas más importantes de la disciplina en la Región. La oriunda de Curanilahue, es tricampeona nacional de la especialidad contrareloj, primero en Juvenil y las dos últimas ocasiones en la categoría Intermedia.

Junto con resaltar a su familia, su entrenador y la municipalidad, la joven deportista destaca como fundamental el apoyo del Liceo Mariano Latorre B-51, donde cursa tercero medio, para brillar en su especialidad. “Ahora por ejemplo estoy con kinesiólogo y todas las semanas el colegio me da pase para salir más temprano. Si tengo que ir a competir, me apoya con los días, me atrasan pruebas e incluso, si me cuesta alguna materia, me ponen un profesor”. Caso que no es único, pues en el liceo “hay pesistas y otros destacados deportistas.

Al respecto, su director, Óscar García, expresa que es una política habitual. “Somos un liceo que, al ser polivalente, tiene el sello de prestar atención a la diversidad y la excelencia, generando un abanico de posibilidades a los alumnos, que incluye incluso la música con nuestra reconocida orquesta sinfónica”, asevera.

En cuanto al deporte y estudio, García es claro. “Hay que doblarle la mano al sistema, crear programas especiales. No pueden entrar a las 8:30 y salir a las cinco, a los más deben estudiar hasta el mediodía para después entrenar. Estamos trabajando para eso”, sentenció.

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