Elecciones: lo que hay detrás de las “dinastías familiares” en el mundo de la política

28 de Agosto 2021 | Publicado por: Felipe Placencia
Fotografía: Raphael Sierra

Las elecciones de fin de año están a la vuelta de la esquina. La Región del Biobío tendrá que decidir por un nuevo presidente o presidenta de Chile. También nuevos parlamentarios y consejeros regionales. Para llegar a este punto también se desarrollaron primarias. Algo tiene en común todo esto: largas listas de candidatos.

Muchos de ellos son rostros nuevos y otros se repiten, en solitario o pertenecientes a “dinastías familiares políticas” a juicio de los entendidos en ciencias políticas. Por ejemplo, durante los últimos días ha sido comentario obligado la nueva candidatura de Marco Henríquez-Ominami.

En las redes sociales un video de un chiste en tono profético de Sergio Freire en su paso por el Festival de Viña 2018. “Lo único que tengo claro es por quién voy a votar en el 2022, sí, ya lo sé, voy a votar por ME-O, es que estoy seguro que es el único candidato que va a ir otra vez”, dijo, desatando carcajadas en la Quinta Vergara.

Pues bien, ME-O confirmó así este año: “Anuncio entonces nuestra candidatura a Presidente de la República de Chile en este ciclo, porque la esperanza de un pueblo está amenazada. Vamos todas y todos juntos a lograr el cambio, el cambio es hoy”.

A algunos no les gustó nada el cuarto intento. El abogado Mario Esquivel Lizondo presentó una reclamación ante el Primer Tribunal Electoral Regional de Santiago.

En la Región del Biobío, mientras tanto, es de conocimiento público los intentos de algunos nombres conocidos por seguir en el ruedo.

Es el comentado caso de la senadora Jacqueline van Rysselberghe, quien ahora buscará representar a Ñuble en el Parlamento.

¿Qué hay detrás de todo esto?

Cuestionable o no, son las reglas del juego, unas que se han intentado cambiar con la ley para limitar las reelecciones en senadores, diputados, consejeros regionales, alcaldes y concejales. Hay que tener en cuenta que las autoridades políticas son elegidas democráticamente.

“Esta ley ve la luz del sol después de muchos años de tramitación. Las primeras iniciativas se remontan al menos al año 2006”, dijo el Presidente Sebastián Piñera en julio del año pasado, cuando se promulgó la normativa.

Mucho se habla que la renovación es clave para no caer en el nepotismo, definido según la RAE como desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos.

Bien podría agregarse el “amiguísmo” o también el tráfico de influencias, como ha quedado en evidencia en los casos de financiamiento irregular. Con leyes que hoy buscan ser anuladas como la relativa al sector pesquero.

Y algunos creen que algunos candidatos buscan recibir ingresos por voto. En efecto, según señala el Manual sobre Financiamiento y Gasto Electoral del Servel para hacer el cálculo, en la pasada elección de mayo, se realizó “la siguiente fórmula 0,04 x $28.708,86 x N° Votos obtenido por candidatos, mientras que para candidatas y candidatos a escaños reservados para pueblos indígenas será 0,05 x $28.708,86 x N° Votos obtenidos”.

Eso sí, el documento  aclaró sobre los pasados comicios que “son financiadas con aportes de carácter privado, los cuales pueden ser en dinero o estimables en dinero y aportes de carácter públicos los cuales se traducen en financiamiento al inicio de la campaña electoral y reembolso de gastos electorales. Los aportes de carácter privado y crédito con mandato sólo pueden ser recaudados mediante el Sistema de Recepción de Aportes durante el periodo de campaña electoral”.

La doctora en Ciencia Política y profesora del Departamento de Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad de Concepción, Jeanne W. Simon, opinó que hay de todo un poco y que el fenómeno no solamente pasa en Chile.

“Mira soy estadounidense y cuando uno va mirando se ve que hay cierta dinastía política y eso se mantienen en el tiempo. Pensemos en el nombre de Alessandri, en el nombre de Frei y aquí en la Región claramente hay una serie de nombres que se van transformando como una empresa familiar política, concepto que he escuchado. Y eso tiene que ver con el rechazo que se tiene hacia los partidos y en la confianza que hay sobre ciertos políticos”, analizó la especialista.

Entonces, a su juicio, “hay una confianza hacia una figura que dice que si su hermano o su hijo puede ser un aporte, se va traspasando el capital político hacia otro miembro de la familia. En Chile es muy común”.

En la tarde del viernes el candidato a senador Enrique van Rysselbergue declaró a los votantes: “Formamos parte de una familia que viene trabajando en el tema público de hace generaciones”.

Eso sí, el fenómeno no distingue colores políticos ni latitudes. “Pasa en Estados Unidos. Cuántos años han pasado y tiene el apellido Kennedy aún tiene peso”, aclaró Jeanne W. Simon.

Y volviendo a Chile, la doctora indicó que esto “puede ser positivo o negativo, pero da la sensación de que hay un exceso especial hacia ciertos cargos y es una característica de una política que se ha transformado en una más personalista por sobre programática”.

Es decir, que las propuestas para mejorar o fortalecer al país quedan en un segundo plano.