Belém do Pará
27 de Diciembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Dr. Mauricio J. Rondanelli Reyes
Centro de Estudios Europeos (CEE) UdeC
La COP30, realizada del 10 al 21 de noviembre de 2025 en Belém, Brasil, estuvo marcada por su contexto histórico: se celebraba el décimo aniversario del Acuerdo de París y, a la vez, se enfrentaba a una realidad climática más urgente que nunca. El objetivo histórico de París, adoptado en 2015 y puesto en vigor en 2016, fue claro: mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de 2 °C respecto a niveles preindustriales y esforzarse por no superar 1,5 °C, lo que implica reducciones drásticas de emisiones de CO₂ y otros gases de efecto invernadero mediante compromisos nacionales (CDN/NDC), adaptación y financiamiento climático. En Belém, si bien no se logró un acuerdo vinculante sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles, lo cual es clave para reducir las emisiones de dióxido de carbono, la conferencia aprobó el Paquete Belém, un conjunto de decisiones consensuadas por las 195 Partes que incluyeron compromisos en financiación, adaptación y apoyo técnico. Este paquete reafirmó el compromiso colectivo con el Acuerdo de París y la meta de limitar el calentamiento global, aunque sin incorporar referencia explícita en la decisión final sobre los combustibles fósiles, lo que frustró a muchos negociadores climáticos. Respecto de los niveles de CO₂, el texto final de la COP30 no estableció metas nuevas o cuantificadas de reducción de emisiones para 2030 o 2035 dentro del marco de la Conferencia, tampoco reforzó un lenguaje categórico para eliminar los combustibles fósiles, que es el principal motor del CO₂ antropogénico. En cambio, la conferencia promovió un espacio para que los países actualicen sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs) basadas en la ciencia y presenten planes más ambiciosos para reducir las emisiones. Sin embargo, el corolario de la cita mundial es más bien pesimista por el hecho de saberse ya que no se cumplirá con la meta de 1,5°C para 2030 (¿ni para 2035?). En resumen, la COP30 reforzó el compromiso con el Acuerdo de París, pero la falta de decisiones fuertes y vinculantes sobre las reducciones de CO₂ y la eliminación de los combustibles fósiles refleja las tensiones y obstáculos persistentes en el proceso multilateral. Belén siempre nos trae la esperanza, esperemos que este Belém también lo haga, por el bien de la humanidad.