Pescar no es delito

20 de Noviembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Rosendo Arroyo
Mesa Pelágica de Coronel

Pescar se ha convertido en un delito para los pescadores artesanales. Su esfuerzo está siendo castigado: lo que antes era un trabajo digno, se ha transformado en una actividad tratada con sospecha.


Las sanciones aplicadas por la autoridad afectan expresamente a la pesca artesanal. Es el Servicio Nacional de Pesca el que valoriza las infracciones, pero define sanciones imposibles de pagar. En la práctica, se convierte en juez y parte. Las leyes se han centrado en penalizarnos, con multas que muchas veces exceden los $20 millones.

Sernapesca se ha convertido en un actor represivo y desconectado de la realidad de las caletas. Sus fiscalizaciones parecen tener como meta solo aplicar multas, sin entender que detrás hay una familia que depende de ese recurso.


E sector pelágico (sardina, anchoveta y jurel) y demersales (jibia, reineta y merluza) vive una verdadera persecución administrativa y judicial. Se nos multa sin derecho a defensa, bajo un sistema que carece de la presunción de inocencia.

Nos aplican sanciones millonarias por infracciones menores. Mientras la industria pesquera cuenta con departamentos legales y poder económico para dilatar o revertir procesos, a nosotros se nos condena de inmediato. Eso no es justicia: es abuso institucional.


Esta desigualdad revela una política pública diseñada desde Santiago, sin diálogo ni comprensión del territorio y que ve a los pescadores, no como socios en la gestión del mar, sino como potenciales infractores de ley.

Necesitamos un nuevo trato entre el Estado y la pesca artesanal, donde Sernapesca asuma un rol de acompañamiento, educación y fomento. Queremos procesos transparentes, con derecho a defensa y un enfoque humano y que la Armada y Sernapesca establezcan lineamientos claros y equitativos para garantizar seguridad y sostenibilidad.


No pedimos privilegios: exigimos respeto, justicia y proporcionalidad. Que no se nos persiga por un error administrativo, mientras cierran los ojos ante la concentración, depredación y abuso en el sector industrial.

La institucionalidad pesquera no puede seguir ciega a la realidad costera. Somos guardianes de una tradición que no puede ser castigada por ejercer el oficio que nos ha permitido subsistir durante siglos.