Acción contra el Cambio Climático

04 de Noviembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Milton Neira Bustos
Fundación El Árbol

En el año 2009, cuando recién iniciaba mi vida profesional, participé en un coloquio internacional sobre cambio climático. El programa de educación y ciencia en el que trabajaba buscaba generar espacios de diálogo entre científicos de distintos países y estudiantes de enseñanza media que formaban parte de clubes de ciencia.


Recuerdo muchas conversaciones valiosas, pero una en particular se me quedó grabada: un académico alemán comentó que lo que más le había gustado era hablar con jóvenes que, en el futuro, tendrían que enfrentarse directamente a los problemas ocasionados por el cambio climático. Dieciséis años más tarde, sigo pensando en esa frase. Porque ese futuro llegó, y con él la evidencia de que, como sociedad, no hemos estado a la altura del desafío. Sabemos más que nunca sobre los impactos del cambio climático, pero actuamos como si el conocimiento científico fuera un ejercicio académico, y no una urgencia política.

Hace unos días, vivimos un nuevo Día Internacional contra el Cambio Climático. Y esta fecha nos encontró en un momento crítico. Según el Ministerio del Medio Ambiente, la temperatura en Chile aumentará entre 0,5 °C y 1,5 °C hacia 2030, dependiendo de la zona del país. Las olas de calor serán más frecuentes, especialmente en la zona centro y sur, lo que nos deja en una situación crítica frente a los incendios forestales. También se proyecta una reducción de entre 5 % y 15 % en las precipitaciones, afectando los caudales desde el río Copiapó hasta el río Aysén. En otras palabras, se avecina un país más seco, más caluroso y más vulnerable.


Pero el problema no es solo climático: es estructural. El gas metano, responsable del 45 % del calentamiento global, proviene en gran parte de la descomposición de residuos orgánicos en rellenos sanitarios. En Chile, estos residuos representan el 58 % de la basura que generamos. ¿Qué dice eso de nosotros? Que seguimos tratando la naturaleza como un vertedero, y la gestión de residuos como un asunto secundario, cuando en realidad es uno de los ámbitos donde podríamos reducir emisiones de manera inmediata y colectiva.

A eso se suma el CO₂, el principal gas de efecto invernadero, generado por la quema de carbón y diésel para producir energía y movilizar un sistema de transporte que aún depende casi por completo de combustibles fósiles. No son “las personas” las que emiten grandes cantidades de CO₂; son las industrias, los modelos energéticos y las políticas públicas las que lo perpetúan.


Frente a esta realidad, no basta con las personas u organizaciones que tenemos conciencia ambiental; necesitamos transformar los sistemas que hacen imposible vivir en equilibrio con el planeta. Lamentablemente, no volví a saber de aquellos jóvenes del coloquio de 2009. No sé si siguieron el camino de la ciencia o si se involucraron en la lucha climática. Pero hoy pienso que ya no podemos seguir delegando el cambio a las generaciones futuras. El cambio climático no es un problema del mañana: es una urgencia del presente, y nos exige actuar aquí y ahora.