Resiliencia, Control y Presente

El pasado 20 de octubre hubo un apagón a nivel mundial del proveedor de computación en la nube Amazon Web Services (AWS). Maneja en sus servidores entre el 40% y el 50% del mercado de servicios en la red, siendo una infraestructura que mantiene el día a día en nuestra sociedad. En las horas de su caída le recordó al mundo de la fragilidad de los pilares donde el presente se ha construido, mientras aeropuertos, bancos, hospitales, medios de comunicaciones y servicios gubernamentales se encontraban inoperativos.

Y no es el único ejemplo, el año pasado hubo una caída de varios sistemas Microsoft Windows en todo el mundo por una falla de CrowdStrike; durante la pandemia se vio las vulnerabilidades y efectos de la cadena de suministros mundial. Uno puede seguir con más ejemplos, pero dichos incidentes exponen al resto lo dependientes que nos hemos vuelto en múltiples dimensiones, el riesgo estratégico que conlleva esta vulnerabilidad, y cuan sensible y explotable es por actores externos y en ocasiones, hostiles.

Rusia desde hace años ha estado generando ataques híbridos a países europeos, buscando sus debilidades en sus sistemas electorales e infraestructura crítica. Elon Musk ha puesto en duda la imparcialidad de Starlink al inhabilitar momentáneamente su sistema en territorio ucraniano, afectando sus operaciones militares. EE.UU. e Israel implantaron un gusano computacional, Stuxnet, en instalaciones nucleares iraníes para deshabilitar sus sistemas informáticos, causando que se esparciera a nivel mundial.

Hay que aceptar que las eventualidades serán una constante que pondrán a prueba el presente y su sociedad, forzando el cambio en búsqueda de una resiliencia conjunta. La autonomía estratégica aparece como manera de impulsarla frente a un mundo globalizado y en constante evolución. Aludiendo a la autopoiesis, todo sistema, como un ser vivo, tiene que ser capaz de adaptarse a los cambios, y para ello debe poseer procesos internos básicos que permita dicho cambio. Para un Estado o una comunidad de ellas, es conocer y controlar los estados posibles que su infraestructura posee, mantener y reforzar sus capacidades de mantenerla, garantizando su subsistencia y las funciones esenciales de la sociedad puedan perdurar. Y mientras más complejo sea el presente, más importante se hacen dichas capacidades.

Nicolás Sepúlveda Estrada

Centro de Estudios Europeos UdeC