Formación continua como política estratégica
08 de Octubre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Tania Espinosa González
Jefa Unidad de Programas y Procesos Académicos UCSC
Frente a la profunda transformación social, tecnológica, ambiental y económica que traviesa nuestro país en, el aprendizaje a lo largo de la vida se vuelve cada día más imprescindible. La formación continua emerge como pilar fundamental para el desarrollo humano, profesional y comunitario en los territorios.
Hoy no basta con una formación inicial para enfrentar los desafíos del presente. Trabajadores, docentes, técnicos y profesionales de distintas áreas, líderes comunitarios y funcionarios públicos deben adaptarse de manera constante a nuevas realidades, normativas, tecnologías y expectativas sociales. En este sentido, la formación continua no solo actualiza saberes y competencias, sino que también fortalece capacidades críticas, éticas y colaborativas que permiten contribuir activamente al desarrollo del país.
Desde las grandes ciudades hasta las localidades más pequeñas, las demandas y desafíos en educación, salud, innovación tecnológica y participación ciudadana exigen personas altamente preparadas, con alto compromiso ético, habilidades socioemocionales y capacidad de trabajo interdisciplinario. El aprendizaje permanente entonces, no debe entenderse solo como una respuesta individual, sino como una estrategia nacional que vincule el crecimiento personal con el progreso colectivo.
De esta manera, apostar por la formación permanente es apostar por la equidad. Muchas veces, quienes más requieren acceder a oportunidades de actualización o especialización son quienes enfrentan mayores barreras. Por lo que, impulsar instancias formativas inclusivas, accesibles y contextualizadas al territorio se convierte en una tarea urgente que demanda el trabajo conjunto entre instituciones educativas, municipios, organizaciones sociales y el sector productivo.
Chile cuenta con un valioso potencial humano y cultural. Potenciarlo exige consolidar una cultura del aprendizaje constante, donde formarse de manera continua sea una oportunidad de crecimiento y no una carga o una apuesta incierta o arriesgada.
Hoy más que nunca, la formación continua no es un lujo, sino una necesidad impostergable para avanzar hacia un desarrollo sostenible, fortalecer la cohesión social y, al mismo tiempo, no solo transformar trayectorias laborales, sino también realidades.