Juan Martínez De Rozas

21 de Septiembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Archivo Diario Concepción

Recordar a Juan Martínez de Rozas es reconocer que la independencia no fue obra de un solo héroe ni de un solo momento, sino el resultado de múltiples voluntades que, en distintas circunstancias, aportaron su visión y su esfuerzo.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Investigador histórico

La historia de la independencia de Chile no puede comprenderse sin detenerse en la figura de Juan Martínez de Rozas, un abogado y político criollo que, con visión y firmeza, contribuyó a encender la chispa de la emancipación. Su vida, aunque no tan larga ni tan celebrada como la de otros próceres, refleja el tránsito entre la lealtad al orden colonial y la necesidad de construir un camino propio para los pueblos de América.


Martínez de Rozas nació en Mendoza en 1759, en un contexto donde la América española vivía bajo el control rígido de las instituciones coloniales. Desde joven destacó por su inteligencia y disciplina, lo que le permitió formarse en la Universidad de San Felipe en Santiago de Chile, donde se graduó de abogado. Su carrera lo vinculó con la docencia y el servicio público, ámbitos que le otorgaron prestigio y, sobre todo, un profundo conocimiento de las leyes y de la estructura administrativa del reino.

Un aspecto clave de su trayectoria fue su paso por Concepción, ciudad donde ejerció como funcionario colonial y alcanzó gran influencia entre la élite local. Allí se desempeñó como teniente asesor del gobernador, lo que le permitió involucrarse en los asuntos administrativos y militares de la región. Su presencia en Concepción fue determinante, pues en ese espacio adquirió experiencia política, formó redes de apoyo y cultivó una relación estrecha con sectores criollos que luego lo respaldarían en los años iniciales del proceso emancipador. Fue en esta ciudad donde comenzó a forjarse su fama de hábil organizador y líder capaz de inspirar confianza, características que más tarde serían decisivas en los debates sobre la autonomía chilena.


Su papel histórico comenzó a cobrar relevancia a partir de la crisis de 1808, cuando Napoleón invadió España y el rey Fernando VII fue depuesto. Este hecho generó un vacío de poder en las colonias y, al mismo tiempo, abrió la oportunidad para que surgiera la idea de establecer gobiernos autónomos. Martínez de Rozas, con su capacidad política y su cercanía a los sectores criollos ilustrados, se transformó en un líder influyente. Fue uno de los principales artífices de la convocatoria a la Primera Junta Nacional de Gobierno del 18 de septiembre de 1810, instancia considerada el inicio del proceso de independencia de Chile.

En los primeros años de la Junta, Martínez de Rozas ejerció un liderazgo preponderante. Su capacidad oratoria y su talento para articular consensos lo convirtieron en una figura central. Sin embargo, su influencia comenzó a declinar con el ascenso de José Miguel Carrera, quien representaba a un sector más joven y audaz de la élite criolla. Las disputas internas, tan frecuentes en los inicios de los movimientos emancipadores, marcaron el ocaso de su carrera política.


Alejado del protagonismo, Martínez de Rozas se retiró a Mendoza, donde la enfermedad y el exilio apagaron su vida en 1813, apenas tres años después de haber contribuido decisivamente a abrir la senda de la emancipación. Su muerte temprana lo privó de presenciar la consolidación de la independencia, pero su legado quedó grabado en la memoria histórica de Chile como uno de los primeros en atreverse a cuestionar el orden colonial.

Recordar a Juan Martínez de Rozas es reconocer que la independencia no fue obra de un solo héroe ni de un solo momento, sino el resultado de múltiples voluntades que, en distintas circunstancias, aportaron su visión y su esfuerzo. Su figura encarna la transición de la obediencia colonial hacia la afirmación de una identidad propia, y su nombre permanece asociado a los cimientos de la libertad chilena.