¿Dónde está Julia Chuñil?

06 de Septiembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Valentina Álvarez Huerta
Ayudante DACC
Centro de Estudios Europeos UdeC


En Chile, alzar la voz por la tierra ancestral y el bosque nativo puede costar más que críticas. Puede costar la vida. Ese precio lo representa la desaparición de Julia Chuñil Catricura, dirigenta mapuche y defensora ambiental de 72 años, vista por última vez el 8 de noviembre de 2024 en Máfil, Región de Los Ríos. A pesar de señales sospechosas —huellas de neumáticos desconocidos, rastros en su mediagua—, aún no se esclarece lo ocurrido.

Recién tras siete meses, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares, exigiendo al Estado chileno intensificar su búsqueda y proteger a su familia. Esta tardía respuesta evidencia una falla del Estado y refuerza la sospecha de racismo estructural hacia quienes defienden el medio ambiente.


Aunque Chile ratificó el Acuerdo de Escazú —primer tratado regional que protege a defensores ambientales—, su implementación es débil. A más de un año de su entrada en vigor, organizaciones como Escazú Ahora denuncian la ausencia de protocolos operativos y medidas reales de protección. El discurso oficial habla de “implementación gradual”, pero no hay circuitos de alerta, diagnósticos públicos ni protocolos vigentes.

El Acuerdo obliga no solo a legislar, sino a garantizar un entorno seguro para la defensa ambiental, un estándar que también respalda la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin institucionalidad efectiva, los defensores quedan expuestos a amenazas, violencia o desaparición.


La justicia ambiental exige más que discursos: demanda acción, protocolos claros, capacitación y una investigación que atienda no solo los hechos, sino causas estructurales como despojo o disputas territoriales.

Chile debe dejar de ver el activismo ambiental como una molestia y empezar a protegerlo como un derecho. Defender ríos, bosques o territorios no debe pagarse con represión, silencio o impunidad. En memoria de Julia y tantos otros, la ley debe estar a la altura de quienes cuidan el medio ambiente.