La democracia son ustedes

Este mes se entregó por primera vez en Chile el premio anual Dirigencia Social y Comunitaria. Destacados dirigentes sociales de diversas regiones del país recibieron, de manos del Presidente de la República, el reconocimiento. “La democracia son ustedes”, se les dijo en dicha ceremonia, realizada un 7 de agosto en La Moneda, día en que desde 1998 se conmemora el Día de la Dirigencia Social y Comunitaria, recordando la publicación de la primera ley sobre juntas de vecinos en Chile.

En un país tan desigual como el nuestro, los dirigentes sociales encarnan una forma radical de compromiso con lo colectivo. Son personas que desde los márgenes de la sociedad -barrios, comunidades y organizaciones-, disponen tiempo, energía y cariño para articular las más diversas demandas, tejer redes de apoyo y construir comunidad, muchas veces con escasas herramientas y dejando de lado sus propios problemas personales. En un contexto de desafección política y creciente individualismo, parecen ir contra la corriente.

Los dirigentes sociales no solo son voceros de necesidades, sino también creadores de propuestas y soluciones, mediadores en conflictos, educadores populares y propulsores del bien común. Su labor excede lo formal, y todo el tiempo su rol se transforma adecuándose a lo que el contexto exige, adaptándose a lo que su comunidad necesita. En muchos casos son mujeres quienes, desde el cuidado del otro, politizan lo cotidiano y transforman los territorios.

El reconocimiento a los dirigentes sociales recién instaurado en Chile, si bien es un símbolo que visibiliza un rol trascendental en la sociedad, requiere cambios más profundos: exige que el Estado desarrolle políticas públicas que fortalezcan la labor de quienes desempeñan el rol de dirigentes, y sobre todo que escuchen sus propuestas y que institucionalicen canales de participación vinculante. El Estado debe acercarse a las personas, pero también debe abrirse a ser transformado por ellas.

Los dirigentes sociales encarnan la democracia, una que no se agota en el voto, sino que se construye desde abajo, en lo cotidiano. Reconocer el rol de los dirigentes sociales no es solo un símbolo, es una apuesta por una democracia más profunda y viva.

Florencia Alvez Marín
Abogada

Colectiva Justicia en Derechos Humanos