Restitución de tierras mapuche: quimera, más que realidad

Jorge Aillapán Quinteros
Abogado-Colectiva Justicia en Derechos Humanos

¿Y en Chile?, acá preferimos evadir la cuestión, a la espera de convertirnos en un país del primer mundo.

Es un lugar común afirmar que nuestro ser, saber y poder estén colonizados, por ello que las soluciones a los problemas las busquemos en el primer mundo.

Para el tema mapuche y la restitución de sus tierras, por ejemplo, los expertos suelen recomendar la experiencia de Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda; jamás la de nuestros vecinos, acaso fuese imposible encontrar ejemplos allí. Pero sepan, las y los lectores, que solo la semana pasada el Supremo Tribunal Federal de Brasil declaró inconstitucional la tesis del “marco temporal”, que venía a limitar los derechos territoriales indígenas, proceso conocido como el “juicio del siglo”. Y en Argentina ocurrió algo similar cuando, en 2022, la justicia ordenó al Estado titular las tierras mapuche en Bariloche.

¿Y en Chile?, acá preferimos evadir la cuestión, a la espera de convertirnos en un país del primer mundo. Mientras ocurra este milagro, debemos considerar dos cosas respecto a las tierras mapuche. La primera, es que existe ya una “verdad histórica”, en cuya virtud el Estado reconoció su responsabilidad por haber titulado apenas una ínfima parte del territorio mapuche. Lo segundo, es que Chile no está -ni ha estado- presto a avanzar hacia la “verdad procesal” a partir de la cual se concreten las responsabilidades legales y las respectivas soluciones, remedios o reparaciones. No está de más recordar que el Convenio Nº 169 OIT impone al Estado instituir procedimientos adecuados para solucionar las reivindicaciones de tierras indígenas, en concordancia con la jurisprudencia internacionalque ha relevado la obligación de demarcarlas y titularlas.