Territorio, educación y empleo
20 de Abril 2023 | Publicado por: Diario Concepción
Dada la complejidad del mundo actual cabe considerar al territorio como un área o entidad político administrativa, y a su vez, como proceso sociohistórico de base material (territorio usado), lo que permite entenderlo en su mayor variedad y realismo. En la realidad actual, parte fundamental del desarrollo territorial (regiones, localidades) requiere de un impulso sistémico en educación anticipatoria, desde la infancia hasta la educación superior y postgrados simultáneamente. En este sentido la educación juega un rol de variable independiente del desarrollo.
Sin embargo, el crecimiento económico se concentra en el centro junto a sus secuelas. En la vereda opuesta, los territorios (regiones y localidades) están rezagados y limitados en la toma de decisiones fundamentales en materia de desarrollo territorial. En dicho marco, la academia junto a la política conjura, una y otra vez, sobre las brechas entre educación y empleo y respecto de lo cual, finalmente, poco o nada ocurre. Así, en definitiva, se comprueba que entre estos dos factores y la economía no se percibe mucha sintonía.
Entonces, cabe preguntarse por qué la brecha continúa abierta y en cierta medida tiende a escalonarse más y más. La explicación es clara, las estructuras anquilosadas de los sistemas productivos territoriales no dan lugar a la creación de puestos de trabajo señero, por el contrario, tiende a reemplazarlo por máquinas modernas que multiplican el producto por trabajador, sin ofrecer nuevos aprendizajes y especialidades propios de la dinámica internacional de la división social del trabajo.
Por su parte, el sistema educativo en general junto a la formación profesional de las instituciones de educación superior no escapa a esta realidad y sigue preparando cuadros profesionales para la sociedad urbano industrial y rural del pasado, en tanto la dinámica del entorno productivo y económico no le llega; y en consecuencia, obliga a emigrar a una masa relevante de talentos en áreas de inserción laboral más dinámicas, dejando además, una huella de atascamiento educativo y profesional. Para el “homo economicus” el talento se acrecienta con la especialización y en buena hora; pero puede socavar el desarrollo virtuoso del humanismo congruente con él, donde destaca la música y el arte palpable en esta región, junto a una cultura basal identitaria de capacidades de emprender e innovar territorialmente.
De ahí que sea indispensable, repensar esta relación entre el sector productivo y la educación. Es preciso entonces prospectar una articulación, no sólo de manera unidireccional, donde se espera que la educación aporte capital humano y se adapte a la economía; sino que ésta, también se adapte a un tipo de educación de calidad “pensada e imaginada”, diseñada e implementada por su pertinencia anticipatoria desde la conciencia territorial y del poder. Los servicios no tradicionales son una posibilidad cierta. Políticas públicas educacionales e innovativas de expansión económica regional parecen indispensables. Una oportunidad de gobernanza territorial identitaria y participativa regional y local.
RAFAEL GALDAMES FUENTES
Sociólogo y Magister en Ciencias Sociales.
Observatorio Corbiobío