Al ritmo del Cosmos
03 de Noviembre 2022 | Publicado por: Diario Concepción
Dr. Roger Leiton Thompson
Centro para la Instrumentación Astronómica UdeC
Observatorio Las Campanas y Fundación Chilena de Astronomía
La Tierra gira graciosamente sobre sí misma y todos nosotros con ella. Ese giro nos asegura un baño alternante de luz y oscuridad, el día y la noche. El Sol domina el día para luego cederle el paso a la Luna y las estrellas. La Luna llena es 400 mil veces menos brillante que el Sol y su brillo cambia gradualmente a Luna nueva y otra vez a llena cada 29.5 noches. A su vez, el cielo nocturno es mil veces más oscuro sin Luna llena. Pacientemente durante millones de años, la vida en la Tierra se ha esculpido bajo esa rítmica iluminación del cielo y en nuestras células se esconde el mecanismo de relojería molecular que nos dice cuándo dormir y cuándo despertar, proteínas en el corazón celular trabajando en íntima conexión con los ritmos del cielo.
Esa cambiante iluminación cósmica ha empujado al límite la evolución de las especies, moldeando también cuerpos y hábitos. Por un lado, al menos el 70% de los mamíferos son nocturnos; por otro, muchos de los animales que trasnochan compensan su mala visión nocturna refinando otros sentidos: los murciélagos hacen un chasquido que rebota en los obstáculos y lo usan para crear una imagen mental del ambiente; el mono Aotus mea sus patas para marcar por donde pisa y así crear un mapa tridimensional de olor en los árboles por donde pasa; las arañas usan vibraciones para localizar sus presas; las serpientes “ven” a sus víctimas por el calor que emiten; la rana punteada de Sudamérica se torna fluorescente en la oscuridad después de absorber la luz solar ultravioleta reflejada de noche por la Luna.
Además de nuestro reloj biológico, los humanos hemos también aprendido a ordenar nuestras vidas con relojes y calendarios calibrados con el paso del día, la noche y las estaciones. ¿Cómo será en los planetas de otras estrellas? Con la enorme cantidad de diferentes tipos de sistemas planetarios esparcidos por la Galaxia seguro encontraremos una gran combinación de posibles ritmos cósmicos. Por ejemplo, está el caso extremo de la estrella Trappist-1 con su cohorte de 7 planetas que orbitan muy cerca de ella y que, con el tiempo, han llegado a sincronizar el giro que dan sobre sí mismos con su traslación alrededor de Trappist-1. El resultado es que estos planetas presentan siempre la misma cara a la estrella: una mitad de cada planeta está siempre iluminada y muy caliente en un eterno día, y la otra mitad se sumerge en la oscuridad y el frío de una interminable noche. Sin alternancia regular entre luz y oscuridad, ¿cómo saber qué hora es en los planetas de Trappist-1?
Quizás la vida en otros planetas se sincroniza con distintos relojes naturales: ¿el movimiento de mareas?, ¿estrellas pulsantes?, ¿cielos con dos o más soles? De haber extraterrestres en otras partes de la Galaxia, me pregunto ¿cómo se dan cuenta del paso del tiempo? ¿cómo se habrán adaptado a ello? A fin de cuentas, hay que aceptar que nuestros bien conocidos “día de 24 horas” y “año de 365 días” son solo una mera casualidad en la cronometría cósmica.