Vuelta a clases compleja

30 de Marzo 2022 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Tenemos la obligación como sociedad de que el estudiante y su familia vuelvan a ver a la “escuela” como el lugar seguro que fue para nosotros cuando éramos niños.

Mauricio Azócar Perelli
Jefe Unidad Técnica Pedagógica
Liceo Bicentenario Politécnico Héroes de la Concepción.

Cuando el primer caso de Coronavirus fue confirmado en Chile en marzo de 2020 muchos pensábamos que esto iba a ser momentáneo, ya van dos años y seguimos, sin embargo, gracias a la rápida vacunación hemos recuperado cierta “normalidad”, todo volvió a funcionar como si nada hubiese pasado.
Llegó marzo del 2022, la orden fue simple: “Se abren los colegios y se vuelve con la jornada escolar completa”, ¿qué pasó con el foco en la contención o en el ámbito socioemocional que fue el pilar del trabajo a distancia? Nada.

Hoy tenemos una explosión nunca vista de violencia en nuestros establecimientos, lugares que deberían ser seguros. Se criticó harto al Mineduc, pero también se debe criticar al Colegio de Profesores que se burlaba del Ministro cuando decía que “Las escuelas son el lugar más seguro para el estudiante”; la crisis actual le da la razón.

Durante el confinamiento el tiempo de conexión a clases y de trabajo no fue ni el 30% del habitual, los estudiantes quedaban a merced de su entorno. Para una familia de nivel medio alto esto no fue problema, ya que cuentan con buenas redes de apoyo (familiares, abuelos, asesoras del hogar, entre otros) sumada a la apertura temprana de los establecimientos privados, pero por otro lado el estudiante con alta vulnerabilidad social fue víctima de la violencia permanente, a través del hacinamiento de su hogar, la delincuencia de su barrio, el narcotráfico, el hambre, dentro de otros cientos de problemas que a diario debía ver y vivir; como sociedad hacemos vista gorda. Ya que no eran problemas de nuestro entorno, era algo oculto en la población a la cual nunca vamos; la violencia se normaliza para miles de estudiantes como una forma válida para resolver problemas, ya que era lo que experimentaban a diario
¿Qué vamos a hacer ahora?

Tenemos la obligación como sociedad de que el estudiante y su familia vuelvan a ver a la “escuela” como el lugar seguro que fue para nosotros cuando éramos niños, donde no debíamos portar armas ni pelear para lograr solucionar los problemas, para ello es necesario replantear nuestro trabajo y dejar de lado quizás lo “académico” y centrarnos en el desarrollo socioemocional de nuestros estudiantes, extender esa seguridad de la escuela a las familias y a toda la comunidad escolar; demostrar que los educadores tenemos la vocación y herramientas para formar ciudadanos comprometidos con el bienestar de su país y para ello deberemos contar con el apoyo de toda la sociedad. Dejemos la violencia, los gritos, las peleas y volvamos a escucharnos los unos a los otros, hemos vivido tiempos muy difíciles en los últimos años y la única forma de salir adelante es colaborando entre todos.