Vinculación: volvamos a la esencia humana

16 de Febrero 2022 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Debe existir una alineación completa de todos quienes constituyen la organización, porque es claro que esta nueva forma de emprender implica también una mayor inversión de recursos. Esto es necesario y urgente, pero no gratuito, y hay que ser consciente de aquello.

Nelson Riffo Maraboli
Periodista, Magister en Comunicación Estratégica y Negocios
Consultor senior en Comunicativa.cl

El concepto de sostenibilidad surgió en 1987, en un informe de las Naciones Unidas. En estos 35 años la comunidad mundial ha llegado a un consenso respecto a lo que implica: “Garantizar las necesidades presentes sin comprometer a las generaciones futuras”. La pregunta que queda es: ¿existe conciencia plena de lo que implica lograr el desarrollo sostenible? Claramente esto no se trata de una moda, sino que de una urgencia mundial, frente a la crisis ambiental y social.

La sostenibilidad no se reduce a la producción limpia, con la menor emisión de contaminantes posibles. Quienes crean que sólo se trata de eso, quiere decir que no han entendido nada y, lo que es más grave, van directamente al fracaso.

Se trata de incorporar en los modelos de negocios un equilibrio entre la legítima búsqueda de rentabilidad, cuidado del medioambiente y responsabilidad social, entendiendo este último concepto en un sentido amplio y no en la simple entrega de donaciones.

Es aquí donde el proceso de vinculación con la comunidad adquiere una relevancia crucial para las empresas y también para los Estados. Hoy no es posible emprender sin considerar los ecosistemas, que incluyen las relaciones humanas.

En Chile, por lo menos en el discurso de las grandes empresas y de las asociaciones gremiales, se nota que hay mayor conciencia respecto a este tema y las compañías han generado unidades de vinculación con el medio.

Sin embargo, se aprecia aún una importante brecha, ya que son evidentes los conflictos donde se aprecia una lejanía de las empresas y sus proyectos con las comunidades. Por ejemplo, en la Región del Biobío los conflictos que han provocado la instalación de generadores eólicos para la producción de electricidad, pese a ser una tecnología amigable con el medioambiente.

En el norte se multiplican los conflictos con empresas mineras, o la perdida de reputación de empresas de servicio, como las sanitarias y las compañías que suministran la electricidad.

En consecuencia, si bien parece existir conciencia respecto  a la sostenibilidad y todo lo que implica, queda aún mucho por avanzar en esta materia a nivel empresarial y también en el sector público.

Debe existir una alineación completa de todos quienes constituyen la organización, porque es claro que esta nueva forma de emprender implica también una mayor inversión de recursos. Esto es necesario y urgente, pero no gratuito, y hay que ser consciente de aquello.

Por lo tanto, no se trata sólo de cumplir con las normas legales en materia económica y ambiental, sino que lograr el compromiso de todos los actores en torno a un proyecto, que junto con ser un aporte al desarrollo de un país, debe ser capaz de satisfacer los intereses de los inversores y respetar a su entorno.

Para lograr ese equilibrio resulta crucial la comunicación, para que todos los implicados puedan vincularse, en un proceso sinérgico. Esto, que quizás se ve complejo, no es más que volver a la esencia del desarrollo humano.