Implicancias de la eliminación del Sename

23 de Noviembre 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Paulina Fernández

Hay inequidad, desigualdad, discriminaciones y diferencias en la atención a niños, niñas y adolescentes que tienen características y necesidades similares.

Paulina Fernández
Directora de abogacía y estudios aldeas infantiles SOS Chile

La promesa es que, con la sustitución del Sename en dos nuevos servicios, la calidad de la atención y los resultados serían sustancialmente mejores y mayores a los que se obtienen hoy.

Hay que reconocer que el Nuevo Servicio de Protección Especializado tiene algunos cambios que valoramos como positivos: como la flexibilidad de mantener la subvención del Estado para los jóvenes hasta los 24 años que están en el sistema de cuidados alternativos y el establecimiento de programas de acompañamiento y preparación para la vida independiente, cuando la revinculación familiar de aquellas/os que perdieron el cuidado de sus padres no fue posible, asumiendo el Estado la responsabilidad de apoyarlos en su proceso de independización. Asimismo, se establecen mecanismos claros de transparencia y de control a los programas ejecutados por el Servicio y por los organismos colaboradores (Ocas).

Sin embargo, hemos reiterado la necesidad de contar con una Ley de Garantía de Derechos que instale un sistema de protección integral y administrativo en el nivel local y los demás niveles de administración del Estado, orientado a la prevención efectiva y apoyo a los niños, niñas y adolescentes (NNA), y sus familias.

Propusimos durante la tramitación de la ley de este nuevo servicio, incorporar, al menos, un artículo transitorio que indicara que el sistema de financiamiento sea en base a estándares de calidad y al logro de resultados medibles. Hay suficiente evidencia de que el modelo de subvenciones – regulado por la Ley 20.032-, no permite cumplir incluso con las exigencias actuales y que existe una alta rotación de profesionales y técnicos por los salarios y por el desgaste del trabajo. Esta realidad impacta de manera negativa en las intervenciones que realizamos con niños, niñas, adolescentes y sus familias y los resultados han sido altamente cuestionados por organismos internacionales y nacionales.

De la información que disponemos, se puede señalar que Sename gasta en un niño en un centro de administración directa entre $2.500.000 y 3.000.000 en el modelo de vida familiar que está reemplazando a los Cread. Mientras que las organizaciones colaboradoras, reciben una subvención que oscila entre los 620.000 y 900.000 pesos.

Pero las organizaciones que disponen de una mayor cantidad de recursos por su capacidad de recaudación de fondos y redes gastan alrededor de 1.500.000 pesos por niño, pero una institución pequeña, gasta el monto correspondiente a la subvención. Entonces hay inequidad, desigualdad, discriminaciones y diferencias en la atención a niños, niñas y adolescentes que tienen características y necesidades similares. Debemos dar este debate y abrir la reflexión y las posibilidades de modificar este sistema de financiamiento actual.