Cambio necesario

04 de Enero 2019 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Diario Concepción

jorge Condeza Neuber
@jorgecondezan

Es poco comprensible que Piñera aún no provoque un remezón en su gabinete y sobre todo en el llamado “círculo de hierro”, el que supuestamente estaba diseñado para ayudarle a gobernar y no como ha ocurrido en el último tiempo.

Dicen que Piñera es trabajólico, le gusta estar en los detalles y monitorear lo que ocurre en el gabinete. Posiblemente, su capacidad y la desconfianza le impidan realmente delegar, pero objetivamente ni Chadwick ni Pérez y en alguna medida desconocida Larroulet, le han solucionado el problema de estar obligado en primera línea.

Los ejemplos abundan de cómo ha tenido que hacerse cargo. El caso más decidor es el de relaciones exteriores, donde Ampuero ha sido por lejos el peor evaluado de los ministros de Relaciones Exteriores por décadas. Su discurso no es convincente y su chapa de converso no le ayudará a mejorar la mala imagen que está proyectando. Sin ir más lejos, fue de los primeros que empujó a Piñera a la primera línea, obligando a inusuales y reiteradas vocerías respecto a la abstención en el pacto de migración.

La vocera claramente, en este Piñera 2.0, ha debido lidiar con asuntos para los que extrañamente no había un diseño. Un gobierno de derecha debe anticipar los 11 de septiembre o los discursos pinochetistas y no pisar los palitos que deja un Kast que busca un rol activo, criticando justamente aquellos temas donde puede ganar adeptos y hay déficit político. De principiante fue el trato liviano de las apologías a la dictadura que obligó a Piñera a hacer una recriminación pública y declarar que quienes no respetaran los DD.HH. no tenían cabida (…).

Los fallos de Chadwick en el caso Catrillanca expusieron por semanas al gobierno y obligaron al Presidente a asumir personalmente la crisis de Hermes Soto, lo que demuestra un mal manejo y la percepción de un distanciamiento insalvable. El caso sigue absolutamente vivo en los medios y existe convencimiento de que aún hay asuntos graves que han sido ocultados a la opinión pública.

Si a Piñera le importa tanto el resultado en las encuestas suena razonable cambiar la actual estrategia y rediseñar el plan, ya que la crisis que muestra su círculo cercano, lo errático de las vocerías y la bipolaridad en asuntos relevantes como el pinochetismo, los DD.HH. o la migración, sólo podrían seguir girando en contra. Lamentablemente no hay tantos datos económicos relevantes que pudieran compensar, y aunque al país le ha ido mejor en las cifras macro, crecimiento, inversión, etc., el problema de las cifras de empleo no ayuda al maquillaje del déficit en lo político y el mal manejo de su ministro estrella.

De persistir en el plan, la gente percibirá a un Presidente en solitario, sin ayuda y con opiniones muy encontradas con sus ministros que no sólo no asesoran ni contienen sino que lo exponen innecesariamente. Y eso termina pasando la cuenta.