De existencia y sumisión

14 de Noviembre 2018 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Si somos cobardes e hipócritas viviremos hundidos en los límites que nos han mostrado como los únicos admisibles.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Según Jean Paul Sartre, “con su hacer el hombre dibuja su rostro”. El ser humano se va inventando sobre la base de las decisiones que toma día a día. Sinos aburrimos no es por la responsabilidad de otros. Es nuestra elección. Es difícil liberarse de los prejuicios sobre los que somos formados. Es difícil sacarse el uniforme que nos ponen al “educarnos”. Nos guste o no, no hay certezas a las que aferrarnos o excusa a la que asirnos que nos permita justificarnos aduciendo el haber sido forzados a seguir uno u otro camino. La decisión siempre será nuestra, ya que podemos representarnos incluso lo que no existe por lo lejos que puede llegar nuestra imaginación, lo que obviamente nos permite crear, inventar el futuro, pero también nos entrega la posibilidad de mentirle a otros y a nosotros mismos.

El instinto constituye una parte importante de nuestro desenvolvimiento, pero no es sólo eso lo que nos empuja a actuar. Podemos decidir en torno a nuestros patrones de conducta conforme a lo que sentimos. Son estos sentimientos que terminan determinando hacia dónde nos dirigimos. “La existencia precede a la esencia”. Si somos cobardes e hipócritas viviremos hundidos en los límites que nos han mostrado como los únicos admisibles. No nos atreveremos a derribar murallas. Mejor sucumbir ante la rutina y el vacío, en lugar de resistirse a ser sometido y asumir la responsabilidad que nos cabe no sólo respecto del “yo”, sino también en relación al colectivo en el que nos desarrollamos. Para esto debemos necesariamente enfrentarnos a las expectativas que se tienen respecto de uno mismo y desempolvar los sueños. Es cierto que parece ser una dificultad enfrentarse contra nuestra herencia genética, contra la educación que nos ha impuesto un sinnúmero de límites y contra la experiencia, pero esto no puede significar que no valga la pena dar la batalla para dominar nuestras necesidades y reinventarnos si es necesario. Está abierta la posibilidad para dejar de cumplir con el guión social y seguir representando el papel que nos impusieron, siguiendo el modelo cultural ideológico de moda. Podemos aprender de nuevo, colmar de pasión a la razón y racionalizar la pasión. De esto se trata, de evolucionar paso a paso para ser mejores, superarnos y hacernos más útiles y no prescindibles, no uno más, no un ser humano fungible, adiestrado para soportar, para sobrevivir, pero no para existir y ser más persona y menos masa. Ser confiable no es lo mismo que ser predecible. No es actuar sin reflexión dentro de los límites impuestos por algunos privilegiados. Estabilidad y seguridad no son sinónimos de sumisión y capitulación.