Inseguridades en la calidad de vida del adulto mayor

07 de Octubre 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Fotografía: Archivo Copesa

Los cálculos, de errar, posiblemente sean para más que para menos, en referencia a la última información del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), que al resumir sus nutridos datos en lo relativo al aventamiento poblacional, estima que  al 2050 el 20% de los chilenos serán personas mayores.

En un escenario que cada vez es más conocido de la actual realidad nacional, esta tendencia es el resultado de la sinergia de varios factores, entere culturales y socioeconómicos que se expresan en la baja en las tasas de natalidad y el aumento en la esperanza de vida de las personas, lo cual ha transformado a Chile, en menos de 100 años, en un país de progresivo envejecimiento, con cifras que asemejan a los estándares que exhiben los países de Europa Occidental y  Japón.

Se ha expresado por las entidades especializadas la necesidad de hacerse cargo de este significativo cambio demográfico, lo que a su vez demanda la generación  de conocimiento científico especializado en este grupo etario para asegurar una adecuada calidad de vida de los adultos mayores, un amplio abanico de asuntos que incluyen el envejecimiento activo, los sistemas de pensiones, las necesidades  específicas en salud, la educación continua, para personas que, con la actual esperanza de vida bien pueden llegar a tener 20 o 30 años más después de acogerse a jubilación.

Para el director del  Centro de Investigación en Gerontología Aplicada de la Universidad de Santo Tomás, la calidad de vida de las personas mayores se compone de distintas dimensiones, “relacionadas con aspectos físicos, como las habilidades sensoriales que pueden afectar el desenvolvimiento cotidiano; la autonomía, entendida como la capacidad de tomar decisiones propias y sentir que controlan su propio futuro; el nivel de integridad consigo mismo en relación con el pasado, el presente y el futuro, es decir, el grado de satisfacción con lo realizado en la vida y su respectivo reconocimiento”

Es este último aspecto, el nivel de integridad, uno de los aspectos más complejos. Para Erikson, autor de la Teoría del Desarrollo Psicosocial, en la tercera edad de la vida del hombre se presenta esta última crisis, la de Integridad versus Desesperación, que en sus términos significa poder hacerse cargo de la vida pasada y la aceptación de haber hecho con ella lo que se debía, o descubrir que no ha sido de ese modo y ya no hay esperanzas de hacer algo al respecto. Un resultado desfavorable puede influir en estados depresivos, un factor de riesgo cognitivo, como pérdida de memoria y lenguaje o trastornos como demencia senil, añadido al riesgo asociado a bajos niveles de escolaridad, una variable negativa en Chile, ya que en la actualidad el promedio de años de educación escolar en personas mayores, según datos de CASEN 2015,  es de solo 8,0 años.

Para el Centro de Investigación aludido, si es conocido el hecho que la población de la tercera edad es una de las más vulnerables del país y con la tasa de crecimiento más alta para los próximos años, es comprensible que tener garantías para una buena vejez es cada día un tema más preocupante para los chilenos.

La respuesta del Estado y los colectivos nacionales debe ser adecuada y consistente, las políticas públicas deben avanzar en las dinámicas que aseguren la adecuada calidad de vida de un segmento creciente de la población chilena.