Producción de H2V: afirman que uso de agua es menor en comparación al proceso de la gasolina
13 de Septiembre 2025 | Publicado por: Bruno Rozas Hinayado
El análisis y debate se da en medio de la meta país de liderar esta industria, al mismo tiempo que el territorio nacional está marcado, hace años, por un escenario de estrés hídrico.
Chile se ha propuesto una meta ambiciosa: transformarse en líder mundial en la producción y exportación de Hidrógeno Verde (H2V) hacia el 2030.
Es que la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, lanzada en 2020, fijó como horizonte no solo la competitividad internacional, con envíos a Europa y Asia, sino también el avance hacia la anhelada neutralidad de carbono.
Pero detrás del entusiasmo por esta “energía limpia del futuro” se esconde un dilema crucial para el país: el uso del agua en un escenario marcado por un estrés hídrico persistente.
El H2V se produce mediante electrólisis, un proceso que separa el hidrógeno y el oxígeno del agua usando electricidad de fuentes renovables. Su atractivo es evidente: permite descarbonizar sectores industriales de alta demanda energética, como la minería, la metalurgia y la química, que carecen de alternativas viables para reducir emisiones.
Sin embargo, su producción requiere agua pura y en cantidades no menores. Y en un país donde la escasez hídrica afecta tanto al norte minero como al sur agrícola, la pregunta es inevitable: ¿puede el hidrógeno verde agravar el problema?
Un polo en el Biobío
El Biobío ya ocupa un lugar destacado en esta discusión. En Hualpén, la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) se posiciona como el mayor productor de hidrógeno en Chile, con unas 30 mil toneladas al año.
Javier Soubelet, gerente de H2V Biobío, entrega una señal de confianza, comentando que “el mayor productor de Hidrógeno en Chile es Enap, la planta de refinería de Hualpén. Es la que más produce a nivel nacional, alrededor de 30 mil toneladas al año, y nunca ha existido algún accidente, ya sea incendiario o de cualquier otro tipo. Eso nos confirma que, teniendo todas las medidas de seguridad, es muy seguro trabajar con hidrógeno”, asegura.
Agua, el recurso más delicado
La advertencia llega desde la academia internacional. David Finger, profesor de la Universidad de Reikiavik, advirtió que la pureza del agua es esencial en el proceso.
“No puede haber impurezas en el agua, es necesario destilarla. En zonas donde no se dispone de suficiente agua dulce, la producción de hidrógeno verde es completamente ilusoria. Simplemente, no será rentable porque la eficiencia energética es muy baja”, explicó al medio Mongabay.
Frente a esa limitante, Chile ha diseñado una estrategia de uso de agua desalada o reutilizada.
El Plan de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 contempla impulsar precisamente estas tecnologías, con el objetivo de proteger las fuentes continentales destinadas al consumo humano.
Según estimaciones de International PtX Hub, apoyadas por la cooperación alemana GIZ, hacia 2030 la industria del H2V en Chile demandará 107 millones de metros cúbicos de agua destilada o desalinizada. La cifra parece abultada, pero representa un consumo relativamente bajo si se compara con otros sectores intensivos en agua.
CC.
¿Más agua que la gasolina?
En este punto, las comparaciones resultan inevitables. Andrea Moraga Paredes, gerente de la Unidad de Hidrógeno y Sostenibilidad del Instituto de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad de Concepción, enfatiza que el H2V no es un proyecto inocuo, pero sí representa un mal menor en términos hídricos y ambientales.
“Nosotros para generar hidrógeno vamos a necesitar agua, pero para conseguir 1 litro de diésel o de gasolina también ocupamos agua, y la cantidad de agua que se utiliza para generar hidrógeno es menor a la de esos casos. Además, no tenemos emisiones de gases de efecto invernadero como en esos casos. Ningún proyecto es inocuo, pero lo que hay que buscar es el mal menor”, señala.
Moraga advierte que el mayor impacto se produce durante la etapa de construcción de las plantas, con movimiento de tierras, camiones y ruido. Sin embargo, en la fase de operación, recalca que los proyectos de hidrógeno resultan mucho menos invasivos que, por ejemplo, los parques eólicos.
La académica insiste en derribar un mito: “La cantidad de agua que se utiliza en la refinación de crudo de petróleo es mayor que la que se necesita para obtener la misma equivalencia energética en hidrógeno. Hay que aterrizar el concepto de que el agua se va a acabar porque hagamos hidrógeno verde”.
Costos y eficiencia
El hidrógeno puro es difícil de transportar, pues sus moléculas pequeñas se filtran por las tuberías y debilitan el acero. Una alternativa es transformarlo en amoníaco, más estable y fácil de mover, pero que añade pasos industriales y reduce la rentabilidad del proceso.
El tratamiento del agua es otro factor económico. El líquido debe ser purificado antes de ingresar a la electrólisis, lo que implica costos energéticos adicionales. Sin embargo, los estudios muestran que el costo del agua impacta en menos del 1% del valor final del hidrógeno. Además, solo se requieren 10 litros por cada kilogramo producido, una cifra baja frente a la escala de consumo agrícola o minero.
Para Moraga, la clave está en el balance general, donde indicó que “si tuviéramos que tomar una decisión solamente en uso de agua y en emisiones de gases de efecto invernadero, sería la mejor opción. Luego hay que evaluar el componente social y económico”.
Andrés Oreña P.
¿Una oportunidad sostenible?
La discusión sobre el H2V refleja el dilema de Chile: avanzar hacia una economía baja en carbono sin agravar sus problemas hídricos. Los expertos coinciden en que el uso de agua desalada y la reutilización de aguas residuales serán piezas esenciales en este camino.
Finger lo plantea con dureza: sin agua suficiente y pura, la producción de Hidrógeno Verde en zonas áridas “no será rentable”. Moraga, en cambio, matiza: el impacto hídrico existe, pero es comparativamente menor al de otras fuentes energéticas. Soubelet, por su parte, subraya la seguridad industrial y el potencial del Biobío como polo estratégico.