Biobío: preocupación genera realidad laboral de las mujeres entre 15 y 29 años

03 de Septiembre 2025 | Publicado por: Bruno Rozas Hinayado
Fotografía: Contexto | Freepik

En el Congreso se tramita el proyecto de ley “Sala Cuna para Chile”, el que busca entregar mecanismos de respaldo para quienes se ven en la obligación de decidir entre permanecer en el trabajo o dedicarse a tiempo completo a las funciones domésticas y al cuidado de sus hijos.

La escena se repite a diario en hogares del Gran Concepción: mujeres que, tras convertirse en madres, deben decidir entre permanecer en el trabajo o dedicarse a tiempo completo a las labores domésticas y al cuidado de sus hijos.

Muchas de ellas, por no contar con redes de apoyo ni con acceso garantizado a salas cuna, terminan fuera del mercado laboral, lo que representa no solo un costo personal y familiar, sino también un freno para la economía regional y del país.

El proyecto de ley Sala Cuna para Chile, actualmente en discusión en el Senado, busca modificar de raíz esta situación.


Según datos del Gobierno, en su primer año de aplicación beneficiaría a más de 238 mil madres y padres trabajadores: más de 85 mil mujeres y 153 mil hombres. La iniciativa incluye, por primera vez, a los quienes se desempeñan de forma independiente, ampliando el alcance de un beneficio históricamente limitado.

El financiamiento se estructurará a través de un fondo común, sustentado en una cotización del 0,2% a cargo de empleadores e independientes, complementado con aportes fiscales en caso de que las cotizaciones no cubran la demanda.


Brecha persistente en el mercado laboral femenino

La urgencia de este proyecto se entiende al revisar las cifras. En Chile, la participación laboral de las mujeres bordea el 40%, mientras que la de los hombres alcanza un 60%. Esa brecha de casi 20 puntos porcentuales refleja un mercado que aún no logra integrar de manera equitativa a la mitad de la población.


El ministro de Trabajo y Previsión Social, Giorgio Boccardo, comentó al respecto que “este proyecto es muy relevante no solamente para desanclar el costo laboral que hoy tienen las mujeres por la maternidad, sino porque justamente proponemos eliminar esas desigualdades. Además, fomentará la participación laboral femenina en un contexto donde más de un millón de mujeres ni siquiera salen a buscar trabajo por responsabilidades familiares”.

En regiones como el Biobío, los efectos son aún más visibles. Javier Sepúlveda, seremi de Economía, reconoce que la estructura productiva arrastra sesgos históricos y que “existe una economía altamente machista, donde a las mujeres se les asignan roles de cuidado y tareas domésticas. Eso se traduce en tasas de participación laboral más bajas, empresas lideradas por mujeres con menor nivel de ventas y un acceso más restringido a financiamiento. Estamos desaprovechando una enorme capacidad productiva que permanece latente”.


Andrés Oreña.

Impacto esperado en el Biobío


El Observatorio Laboral del Biobío, dirigido por el Dr. Luis Méndez, ha estudiado las cifras de empleabilidad femenina en la región. Según sus datos, cerca de 35 mil mujeres jóvenes, entre 15 y 29 años, no estudian ni trabajan, principalmente por maternidad o responsabilidades de cuidado.

“Las mujeres no es que no quieran trabajar, sino que están impedidas porque no existen redes de apoyo suficientes. Por eso, una sala cuna universal sería fundamental para que ellas puedan integrarse al mercado laboral y aportar a la economía familiar y regional”, explicó Méndez.


 “Es por esto, que existan proyectos de sala cuna universales, para todas las mujeres de Chile, ósea cualquiera sea su condición, sería muy importante para facilitar que las mujeres se integren a la vida laboral y puedan aportar económicamente con una remuneración a su familia y a la economía nacional, cosa que hoy no lo podrían hacer”, terminó enfatizando el director del Observatorio Laboral de la región.

De concretarse, el proyecto podría tener un efecto directo en la reducción de la inactividad femenina y en el aumento del ingreso promedio de los hogares del Biobío. La presencia de más mujeres en el mundo laboral se traduciría, además, en mayor dinamismo para sectores como el comercio, los servicios y el emprendimiento local.


Voces desde la vida cotidiana

Más allá de las cifras y los diagnósticos técnicos, la experiencia de las mujeres del Biobío muestra con claridad la relevancia de este debate.


Luisa González Soto, madre de dos hijas de 12 y 4 años, lo resume así: “En mi caso la sala cuna ha sido un aliado fundamental para poder trabajar. No siempre están los abuelos o el papá disponibles para cuidar, y si no trabajamos no tenemos cómo vivir. El acceso a la sala cuna es una necesidad real”.

Las mujeres queremos trabajar, aportar y crecer, pero para eso necesitamos certezas. Una sala cuna universal sería ese primer paso”, terminó indicando Luisa.


Por su parte, Isabel Contreras Parra, madre de un niño de 3 años, recalca la tranquilidad que otorgan estos espacios, “Las salas cuna nos permiten compatibilizar la maternidad con la vida laboral. No se trata solo de un espacio de cuidado, sino de un entorno seguro y estimulante para nuestros hijos. Tener este derecho nos da independencia económica y la posibilidad de crecer profesionalmente sin tener que elegir entre el hogar y la carrera”.

Los expertos coinciden en que la aprobación de Sala Cuna para Chile sería una política pública con alto impacto económico. No solo permitiría que más mujeres ingresen al mercado laboral, sino que además aumentaría la productividad y el consumo interno.


Iniciativas complementarias

Si bien el proyecto Sala Cuna para Chile busca abrir una puerta, en el Biobío ya existen programas que intentan acortar las brechas de género en el ámbito económico. Entre ellos destacan los fondos concursables de Sercotec, como el Capital Abeja, que financia proyectos liderados por mujeres, y el más reciente Capital Pioneras, diseñado para emprendedoras que se desempeñan en rubros históricamente masculinizados.


Javier Sepúlveda destacó que este fondo “se implementó en 2024 como piloto en tres regiones y este 2025 ya opera en todo Chile. En el Biobío, varias mujeres han podido acceder a financiamiento para equipamiento e infraestructura, lo que facilita la formalización de sus negocios”.

Sandra Quintana, seremi de Trabajo, explicó que la realidad es más dura en los casos de mujeres que son madres en la adolescencia o en los primeros años de la adultez. Muchas de ellas interrumpen su trayectoria educativa y, posteriormente, encuentran en el cuidado de sus hijos la única alternativa viable frente a un mercado laboral que no ofrece condiciones suficientes para compatibilizar ambas responsabilidades.


“Cuando las mujeres intentan ingresar al mundo del trabajo, se encuentran con que no hay suficiente apoyo y, en muchos casos, el salario se los impide también. Hoy el sueldo mínimo es de $529 mil, mientras que una sala cuna privada bordea los $300 mil. La diferencia es tan estrecha que no resulta motivante pagar por el cuidado infantil. En general, optan por seguir al cuidado de los hijos o dedicarse a las labores del hogar”, señaló Quintana.

El proyecto “Sala Cuna para Chile”, actualmente en discusión, busca precisamente cerrar esta brecha. La iniciativa apunta a garantizar acceso universal a salas cuna para todos los hijos de madres trabajadoras, independientemente del tamaño de la empresa o del tipo de contrato.


Desde la Seremi del Trabajo se han impulsado capacitaciones y subsidios como medida paliativa. Entre ellos destacan cursos de emprendimiento vinculados a oficios tradicionales como repostería o costura, que incluyen apoyo económico para la asistencia y la movilización, además de un subsidio en herramientas al finalizar. 

Asimismo, se han promovido capacitaciones en rubros históricamente masculinizados, como la construcción o el transporte, permitiendo que mujeres de la región accedan a licencias profesionales y oficios mejor remunerados.