UdeC: 8 mil metros de viaje submarino

22 de Mayo 2019 | Publicado por: La Discusión
Fotografía: Lander

En sus “20.000 Leguas de Viaje Submarino”, Julio Verne verbaliza la inquietud que, desde los albores del conocimiento, el ser humano ha albergado en torno a los secretos que esconden las profundidades de nuestros océanos. ¿Cómo es el océano profundo? ¿Cómo prolifera la vida en las mayores profundidades? ¿Es realmente un hábitat tan tranquilo y silencioso como lo imaginamos? En definitiva, ¿cuáles son las condiciones de vida en el océano ultra-profundo? A principio de 2018 la UdeC se acercó a develar algunos de estos secretos.

La exploración de los océanos en general, y el estudio del fondo marino en particular, ha sido una tarea compleja y costosa, tan solo comparable a la dificultad que comporta una misión espacial. Esto explica -en gran medida- que actualmente el ser humano conozca más acerca de los cielos que de los océanos. Sin embargo, el desarrollo y acceso a novedosa tecnología de punta permite que, progresivamente, los oceanógrafos sean capaces de explorar este desconocido e inhóspito hábitat.

En este contexto, el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), centrado desde sus orígenes en la investigación de los ecosistemas marinos de aguas abiertas y profundas, se embarcó en febrero de 2018 rumbo a las costas de Antofagasta, en el marco de la expedición científica denominada “Atacamex”, con el propósito de explorar la Fosa de Atacama. Esta, la más extensa del planeta, fue investigada desde el buque científico AGS-61 “Cabo de Hornos” de la Armada de Chile; plataforma que permitió continuar en altamar con el estudio de los ambientes localizados en las costas chilenas, y que se erigen como una suerte de última frontera natural del país austral.

Audacia

En la oportunidad el grupo de científicos, en su mayoría chilenos, fue liderado por el académico del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción (UdeC) y director del IMO, el Dr. Osvaldo Ulloa, contando además con la colaboración del ingeniero estadounidense Kevin Hardy, especializado en la creación de vehículos submarinos autónomos, como los que acompañaron al cineasta James Cameron en su descenso a la Fosa de las Marianas. Hardy trabajó con los científicos chilenos en el diseño y construcción del equipo que conseguiría marcar un antes y un después para la oceanografía chilena.

Para el desafío de descender hasta las profundidades de la fosa, se requería de tecnología de vanguardia de relativo bajo costo, que pudiese hacer frente a los distintos obstáculos, especialmente aquel relacionado con las altas presiones existentes a esos niveles. Para ello, Hardy ideó un nuevo y compacto Lander -vehículo autónomo, no tripulado, de caída libre y sin ningún tipo de amarre con la embarcación- que fue bautizado con el nombre de Audacia. Para sus operaciones, el vehículo contó con una cámara de alta resolución, botellas para la recolección de muestras de agua, un brazo capaz de capturar diversas especies marinas y varios sensores electrónicos.

Tras varias inmersiones, Audacia consiguió posarse en el fondo de la fosa, a una profundidad récord de 8.081 metros, situando así a la oceanografía chilena en la frontera de la exploración mundial de los océanos. Gracias a ello, se ha conseguido recabar valiosa información en torno a las propiedades físicas, químicas y biológicas de la columna de agua, desde sus capas más superficiales hasta las más profundas; además de fotografiar y capturar organismos propios del fondo marino ultra-profundo.

Paralelamente, y junto al hito histórico que supuso la hazaña de llegar por primera vez al fondo de la Fosa de Atacama, se marcó un nuevo récord al conseguir recolectar muestras de la fauna de la columna de agua a más de 5.000 metros de profundidad. Para este fin y liderados por el Dr. Rubén Escribano, académico del Departamento de Oceanografía de la UdeC y director alterno del IMO, se utilizó un novedoso equipo, único en el Hemisferio Sur, capaz de operar a estas profundidades sin mayores contratiempos. Se trata de la multired de gran tamaño denominada “MOCNESS”, compuesta por una serie de compartimentos que se abren y cierran mediante mecanismos que se accionan con señales electro-acústicas, y que permite recolectar muestras de plancton a distintas profundidades, lo cual resulta fundamental para conocer la diversidad y distribución de los organismos.

Todo este material de carácter inédito constituye un luminoso aporte a la hora de dilucidar cómo y bajo qué condiciones se desarrolla y prolifera la vida en el fondo marino, hábitat en el que, pese a sus condiciones extremas, tiene lugar una intensa actividad biológica y conviven una gran diversidad de especies, la mayoría de ellas aún desconocidas para la ciencia.