Entre lágrimas, con amigos y familia y aplaudido a más no poder: Evandro Arteaga se retiró con su amada UdeC

Pasarán años, décadas quizás, antes de volver a ver a un jugador como lo fue Evandro Arteaga. Esta noche, el “Chico”, como lo apoda con cariño su gran amigo Eduardo Marechal, se despidió oficialmente del básquetbol y lo hizo como tantas veces soñó hacerlo: defendiendo a su amada Universidad de Concepción en una Casa del Deporte que, como tantas otras veces, solo admiró, agradeció y aplaudió a más no poder sus derroches de talento. El hincha lo extrañará, así como el balón anaranjado.

Lejos del fervor propio de los partidos de local del Campanil, lo de esta noche fue un tributo. El partido hasta pasó a segundo plano, mucho más enfocado a un ritmo de disfrute y de “juego” que de competencia. Numerosos tributos “interrumpieron” la jornada: discursos de la familia de Arteaga, incluidas su esposa Elen y su hija “Trini”, el propio “Lalo” Marechal (organizador del evento además), el rector de la UdeC, Carlos Saavedra, entre otros.

Y como no podía ser distinto, el evento comenzó como debía ser: con un triple de antología de Arteaga. Y culminó como debía terminar, con el propio 22 cruzando por la media luna para conectar una hermosa canasta tras un eurostep. Acto seguido, el festejado sale de la duela entre aplausos a más no poder, reconocido como el campeón que fue en su carrera.

Por lo mismo, “We Are The Champions” de Queen acompañó el emotivo momento en el que Arteaga salió por última vez de un quinteto, entre lágrimas. Que si podía jugar un tiempo más, el físico ciertamente le acompañaba. Pero al mismo tiempo, fue el minuto preciso, y la forma perfecta, para decir “ya está”.

Nosotros agradecemos y aplaudimos su leyenda. ¿Pero el básquetbol? El básquetbol llora desconsoladamente hoy. Porque cómo lo va a extrañar el básquetbol a Evandro Arteaga. Pocos trataron con tanto cariño a la anaranjada como lo hizo el mayor triplero de la historia del baloncesto chileno.