Rafaela Cáceres: cuando el deporte es una herencia familiar

Es hija de “Lopi” Cáceres, destacado jugador local que aún sigue cosechando logros con Vieja Escuela, y nieta de Rodolfo Cáceres, entrenador regional de larga trayectoria. Si bien la gimnasia fue su primera disciplina, en pandemia la comenzó a atrapar el aro y ahora está escribiendo su propia historia: es la capitana del equipo del Colegio Alemán que ganó el regional e irá a la final nacional de los Juegos Deportivos Escolares.

Su padre reconoce que nunca la forzó a jugar, pero que obviamente le gustaría que se sumara a una verdadera tradición familiar. Si bien primero practicó gimnasia, a Rafaela Cáceres el básquetbol empezó a conquistarla en pandemia. “Hacía gimnasia rítmica, cuando era pequeña, y en esa época como que no me empezó a gustar tanto, porque estar encerrada y practicar con implementos era súper complicado. Entonces, quería probar un deporte nuevo, y mi papá jugaba harto, mi familia, entonces empezamos a practicar en mi casa, y la verdad me gustó mucho”, dice de sus inicios, a mediados de 2020. Hoy, reparte su tiempo entre el Club Infinito y los encuentros del Colegio Alemán, donde hace poco consiguió un gran logro junto a sus compañeras: ganaron la final regional de la categoría Sub 14 y disputarán la gran definición nacional de los Juegos Deportivos Escolares del IND y el Mindep, que se llevará a cabo entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre en Santiago.

Su papá es Rodolfo “Lopi” Cáceres, destacado jugador del baloncesto regional que hace poco integró el elenco de Vieja Escuela que fue subcampeón en la categoría +35 del Mundial de Maxibásquetbol en Ticino, Suiza. Y su abuelo es otra leyenda del cesto: Rodolfo Cáceres, un histórico entrenador de Biobío. Pero independiente de eso, Rafaela está escribiendo su propia historia, y hasta ahora lo hace con letras gigantes.

De la final regional ganada, comentó que “fue muy emocionante. Ya fui a la final nacional, pero será mi primera como capitana y con este grupo nuevo. La vez pasada ganamos por dos a Kingston, y la verdad ahora tenemos un plantel más potente, con refuerzos que igual nos han ayudado harto en defensa y ataque. Así que muy contenta por este título y tener otra vez la chance de jugar contra los mejores equipos del país”.

En sus casi cinco años en el deporte, aseguró que el proceso de pasar al Club Infinito desde la tienda germana ha sido su mayor reto. “Fue un cambio muy grande, porque el Club Deportivo Alemán en 2023 no era un grupo muy amplio, y igual tener este desafío como de venir a un club nuevo que se está creando igual es difícil, pero mis compañeras me aceptaron muy bien. Estamos tratando de trabajar un poco más, yo me tuve que hacer cargo entre comillas, era la que tenía más experiencia, e igual los profesores y compañeras ayudaron mucho”.

En ese proceso formativo, destaca la labor de su entrenador Agustín Cano, pues “ha sido muy importante en su mi desarrollo deportivo tanto en el club Alemán como en mi colegio”. Dice que casi siempre juega de base, aunque a veces lo hace de escolta, y sobre lo que puede mejorar no tiene dudas. “El tiro. Tengo buena mecánica, buena visión del juego, y eso no se puede entrenar mucho, porque a la hora del partido pasan distintas cosas que uno en el entrenamiento no las puede anticipar o proyectar. Pero el tiro sí. Hay días que lo entreno antes, al día siguiente, en el partido, me sirve mucho”.

Hoy cursa octavo básico y tiene promedio 6,6. Sobre cómo complementa el deporte con los estudios, indicó que “entreno martes, jueves y viernes, y los martes y jueves doble turno. Lo que hago es prestar mucha atención en clases. Estudiar después de clases ayuda y es muy efectivo, pero prefiero tomar atención y preguntarles a los profesores en el momento. Y después, antes de las pruebas, repasar, hacer resúmenes en hojas, en cuadernos, ir memorizando también”.

Pese a que aún le queda harto para la universidad, ya tiene claras sus metas. “El deporte lo veo más como para abrir puertas. Si bien me encanta jugar básquetbol, quiero tener una carrera y me gusta Medicina. Me gustaría poder hacer las cosas en esta etapa, estudiar y seguir jugando”, dijo.

En este camino, siempre ha tenido el apoyo familiar. “Con mi papá sobre todo vamos a lanzar las veces que tenemos partido un día antes, o varios días antes, lanzamos harto. Mi mamá me ayuda llevándome a los entrenamientos, estando con mi hermano también, que va a cumplir dos años. Entonces, igual es difícil traerme y me ayuda mucho en ese sentido. Y mi abuelo también me explica cosas, porque igual a veces juego por Vieja Escuela y él es el técnico. Me ayuda en temas como la defensa de zona y otras cosas técnicas, sabe mucho”.

Sobre sus sueños y metas, Rafaela afirmó que “no he pensado mucho en eso la verdad, me gustaría rendir harto y jugar a alto nivel, yendo a nacionales, pero no así como tan profesional. A futuro quiero centrarme en mi carrera, en los estudios y también poder estar con mi familia, porque eso también es muy importante”.

Siempre ahí

Su papá Rodolfo Cáceres comentó que “desde chica, mi intención siempre fue que ojalá jugara, pero nunca obligué. A ella solita le empezó a gustar acompañarme, le fui inculcando con otras cosas, con el deseo de ir conmigo, y en pandemia se fue encantando con el deporte. Y ahora yo la sigo al máximo en todas sus actividades, de hecho ya no tengo vacaciones, prácticamente ese tiempo son para estar ahí, en sus campeonatos, tratar de hacerme el tiempo en el trabajo para poder ir a buscarla, a dejarla”.

Al respecto, añadió que “ella tiene todo el apoyo de nosotros, de su abuelo, de todos. Y en los estudios está clara, la mamá es súper consciente con eso y si bien no le exigimos, sí le aclaramos que sus responsabilidades son entrenarse, ser responsable y que le vaya bien en el colegio. El Colegio Alemán es muy exigente, de hecho el promedio que tiene es alto para el establecimiento. Ella quiere estudiar Medicina, es su sueño, la vamos a acompañar y si obviamente puede seguir haciendo deporte vamos a estar ahí, en el nivel que sea”.