Cony botea y salta alto para vestirse de rojo

20 de Junio 2022 | Publicado por: Paulo Inostroza
Fotografía: Cedida

Constanza Aravena fue descubierta en el American Junior College, brilla en los clubes AJC e Infinito y ahora debe presentarse buscando un lugar en la selección chilena. Una base de solo 15 años, pero llena de talento.

Le gusta ver jugar a Diego Silva y Laura Pérez, de la UdeC, a Curry. Y de todos ellos intenta sacar alguna cosita. “Juego de base, mido 1,69 que igual es buen porte pensando que aún me queda por crecer, y creo que mi fuerte es la habilidad con el balón, pero también mi fuerza mental”. Constanza Aravena tiene 15 años, va en Segundo Medio y esta semana tiene que presentarse a la preselección chilena de básquetbol. Es segunda vez, ahora con más experiencia y mucho trabajo para llegar cada día mejor.

Vive en Lomas Coloradas y cuenta que “mi hermano jugaba básquetbol en la Media y a los 9 años me llamó la atención y entré en un taller de mi colegio, el American Junior. No sabía ni botear y tenía poca fuerza en los brazos para lanzar. Quería encestar y no caía nunca adentro, ahora con el tiempo ya cae. El profe Jimmy Bastías fue fundamental, me fue enseñando el deporte, pero también la actitud y el ser disciplinada”.

Y de a poco se fue dando cuenta que podía ser más que algo recreativo. “Antes de la pandemia, hartos profes me decían que juego bien, que tengo potencial. Entrenaba on line con el profe Sebastián Oliva, del club AJC de Coronel, pero también entré a Infinito, con Alejandro Guillén, y empecé a tomar clases personalizadas con Marcelo Villagrán. Así he mejorado el manejo de balón, mi capacidad aeróbica. Siento que soy otra jugadora”.

Ha reforzado al Kingston College y ya fue a una preselección, en abril, pero le faltó poquito para entrar. La “Cony” cuenta que “tengo que estar jueves y viernes y en un principio éramos 110 preseleccionadas, vamos quedando 45. Tres son de Concepción, de provincia es muy difícil entrar, son casi todas de Santiago. Es un sueño estar ahí y a largo plazo quiero ser profesional, tener una beca para estudiar en la UdeC, Unab o la Cato, y también me imagino jugando en otro país. ¿Por qué no? Afuera es otra realidad”.

Jugaba con el “24” sin saber que era de Kobe y terminó cambiando al “14” por casualidad. Porque le tocó nóminas donde los números eran del 1 al 15.

Su padre, José Luis Aravena, expresó que “acá todos nos turnamos para llevarla a entrenamientos o partidos, no solo los papás, también el hermano, los abuelos también disfrutan y la apoyan harto. Antes yo no sabía nada de básquetbol, ahora nos enamoramos de esto, de verla.Queremos que haga lo que le gusta y jugando es feliz”.