Cuando nadie tiene las ganas de hablar

30 de Septiembre 2019 | Publicado por: Paulo Inostroza
Fotografía: Agencia UNO

“Pero hubo tiempos en que el periodista entraba a la cancha de Collao y, ahí mismo, conversaba con Estay, Barticciotto o el Matador Salas. Todos hablaban”.

¿Se habla poco de fútbol? ¿Los jugadores tienen miedo y a la prensa le interesa más cualquier otra cosa? Los tiempos cambian, la conversación sobre el césped es cosa del pasado.

Hace poco leía hinchas que criticaban porque la U mandó al joven Camilo Moya a la conferencia de prensa. “A los leones”. Pedían que en las difíciles sacaran la voz los referentes. Hablar de fútbol no debiera darle miedo a ningún futbolista. Es hablar de tu pega, de lo que haces todos los días. Nadie te va a preguntar del aborto, la adopción homoparental o temas políticos. Apenas, de fútbol.

Hace un tiempo, Mario Salas criticó que no se hablaba de fútbol porque la prensa pregunta de cualquier otra cosa. Algo de razón hay. Pero hubo tiempos en que el periodista entraba a la cancha de Collao y, ahí mismo, conversaba con Estay, Barticciotto o el Matador Salas. Todos hablaban. El que pasaba sin pescar a la prensa era bicho raro. Conocíamos la voz de todos, algunas muy interesantes.

Hoy, en Primera División, son pocos los jugadores que contestan un teléfono, muchos huyen en la zona de camarines, a algunos les da lata porque dicen que después escriben otra cosa, a muchos derechamente les da miedo. ¿Miedo a qué? Si apenas es fútbol. Hay clubes donde la instrucción desde arriba es no hablar. Por eso usted siempre lee en todos lados los mismos tres o cuatro jugadores por cada equipo.

Tiempos donde los jugadores se tapan la boca para hablar en la cancha y los periodistas de TV inventan polémicas de lo más mínimo porque ese griterío vende. Y de fútbol, hablamos poco. De algo que es tan simple, pero nos dimos el gusto de complicarlo. Y pareciera que quién sale a dar la cara ante los micrófonos realiza un acto de valentía. El DT va a la defensiva y el jugador se enoja si lo critican. Por eso, terminamos todos hablando del shampoo.