Incorpórea estrena en Sala 100 primer montaje largaduración

12 de Agosto 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida | Colectivo Incorpórea

Si bien este colectivo de danza contemporánea local -con una década de trayectoria- había presentado en temporadas anteriores obras en diferente formato y duración, “LA EvidenciA”, se incribe como la primera creada y preparada desde cero, con una extensión cercana a los sesenta minutos. Desde mañana y hasta el sábado en O'Higgins 1255.

La creación de memorias colectivas y ancestrales desde territorios en resistencia es lo que propone “LA EvidenciA”, nueva propuesta en danza contemporánea del Colectivo Incorpórea. Obra que tiene su temporada de estreno entre mañana y este sábado 16 de agosto en Sala 100 de Artistas del Acero, montaje que tuvo una función de preestreno a fines de julio en el Centro Cultural Teatro Dante de Talcahuano.

Dirigida y coreografiada por Olivia Cornejo, se basa en las crisis humanitarias y las condiciones de lucha de las distintas colectividades que habitan el mundo, y desde una metodología de trabajo transdisciplinar, invita al público a un viaje emotivo hacia las profundidades de nuestras memorias, mezclando la danza contemporánea, con el diseño sonoro y materialidades residuales.
“Es un manifiesto que no se puede dudar la prueba determinante de un proceso, la materia, la piel, las fuerzas del cuerpo y de la historia inscritas en la carne”, acotó Cornejo.


Sobre el cómo surgió el montaje, la coreógrafa detalló que nació a través de conversaciones y reflexiones colectivas sobre espiritualidad, memoria, ancestralidad, presencia y cosmovisión, “cuestionandonos sobre el ejercicio decolonial en la danza, su existencia y lo que significa crear desde este territorio. Como colectivo hay una fuerte conexión con las danzas del nordeste brasileño, donde la espiritualidad está viva en el cuerpo. Eso me hizo preguntarme por mis propias raíces y la danza como canal ritual en nuestro territorio. La necesidad fue poner estos conceptos en cuerpo, en danzas, encarnarlos colectivamente como una forma de viajar por distintas corporalidades, reconociendo lo propio, lo colectivo, lo ancestral, conectando con las fuerzas que están tanto dentro como fuera de nosotros”.

Para Camila Desdiore, intérprete y asistente de dirección de la propuesta, la obra tiene mucho que ver con el panorama mundial, ya que “es una propuesta que está relacionada con condiciones de lucha. Condiciones medioambientales, condiciones de guerra, conflictos armados, desplazamientos, culturas y comunidades que son marginadas. Y de cómo estos cuerpos subalternos construyen sus identidades desde la resistencia colectiva”.


Desde cero

En la trayectoria de este colectivo, nacido el 2016, ha brindado clases, talleres y seminarios en prácticas de danza contemporánea, además de desarrollar la propuesta Laboratorio Kallejero, la cual ha intervenido espacios públicos en diversas ocasiones y ha desplegado un repertorio coreográfico en colaboración con diversos agentes culturales de la Región, que luego le permitió montar su primera obra de largo formato “Mañana por la mañana”, propuesta que remonta piezas del repertorio coreográfico del colectivo. Sin embargo, “LA EvidenciA”, constituye el primer montaje que el colectivo comienza en su totalidad desde cero, lo que para Lisette Navarratia, intérprete de la obra, “es importante nombrar este hito del colectivo: su primer montaje desde cero, el primero que es dirigido e interpretado por las mismas personas que van a estar en la escena. Es una propuesta muy de la escucha y de la presencia colectiva. Ese es el viaje que tiene esta propuesta, que es un espacio donde nos encuentra a todas en escena siempre”.


En cuanto a los desafíos que conlleva el montaje, su directora comenta que a nivel interpretativo, es sostener el viaje físico y emocional de principio a fin, ya que “la obra dura 50 minutos y exige una presencia constante, sin pausas. Tiene subidas, bajadas, espirales, pero nunca se detiene. Es un viaje que se transita desde el cuerpo con total entrega. A nivel interpretativo, implica habitar estados físicos y emocionales intensos, trabajar con la exposición y con la verdad escénica. No hay personajes, solo cuerpos que viven, respiran y resisten en escena. Lo individual se diluye en lo común, pero sin perder la potencia expresiva de cada una. La escucha entre intérpretes es constante, profunda, orgánica”.