Del Pacífico al paladar: en Alto del Rey elevan el valor de los productos junto a su creciente cocinería
29 de Noviembre 2025 | Publicado por: Cecilia Bastías
Hija y hermana de pescadores de esta caleta de San Pedro de la Paz es un ejemplo de arraigo con su territorio.
La dueña del local “Doña Juanita” de la Caleta Alto del Rey en San Pedro de la Paz, Gisela Flores, contó que este espacio se originó por el trabajo de los miembro del Sindicato de Pescadores de la localidad, quienes postularon un proyecto el que se concretó en 2015.
Previo a esta construcción, las cocineras trabajaban en pequeñas carpas a la orilla del río.
Gisela, se define como nacida y criada en Alto del Rey. “Siempre he trabajado en cocina, el sindicato ideó esto para que las esposas e hijas de los pescadores pudieran trabajar acá”, comentó.
Lo anterior, da muestra de un trabajo colaborativo que se logra al tratarse de grupos familiares que son la esencia de la vida en torno al mar.
Gisela, es una mujer amigable y que se plantea con un importante arraigo a su territorio, al igual que muchas otras personas que han crecido en este tipo de entorno.
“Mi papá y mi hermano son del sindicato de pescadores, toda mi familia es pescadora. Yo iba a la pesca con mi papá, siempre estuve ligada, desde la niñez”, detalló y agregó que actualmente su padre ya no ejerce por su avanzada edad.
Cocina
Sobre su cocinería, Gisela comentó que en un inicio fue bastante complejo echarla a andar porque, al desconocer de su existencia, pocas personas llegaban. De hecho afirmó que bien al comienzo era frustrante llegar a sentarse solamente a la espera de que alguien parara a consumir sus productos.
Para esta amable dueña de local, en el último tiempo han tenido la fortuna de que se ha hecho más conocida la caleta. “Ha venido mucha más gente, ahora ya podemos decir que vendemos, los fines de semana sobre todo, estamos colapsados de gente que viene de todos lados. No solamente del sector”.
En el tiempo en que se levantó el Mercado Gastronómico de la Caleta, el padre de Gisela, Manuel Gaete, era el presidente del sindicato, este espacio le ha abierto la posibilidad de sacar adelante a sus tres hijos.
Arraigo
Al igual que en otros casos, la conexión con la comunidad propia es fuerte para Gisela. De hecho, planteó que no sería lo mismo vivir en otro lugar. Antes, durante dos años vivió en Coronel. “Pero no es lo mismo. Estamos acostumbrados a la caleta, a la pesca, al mar, ya conocemos términos como que la marea está baja o alta, porque llevamos años viviendo aquí. La mayoría nos conocemos de chicos porque hemos pasado toda la vida”, afirmó.
“Cuando me fui, luego me tuve que venir, porque echaba mucho de menos la caleta, mis raíces”, comentó.
-¿Ustedes hace poco vivieron la pérdida de unos pescadores?, ¿Cómo reaccionan en esos casos?
-Se juntan todos los pescadores y empiezan a buscar ayuda, se manifestaron porque no querían dar permiso para que ellos pudieran salir a buscar a sus compañeros, porque el tiempo estaba malo, eso se entendía. Pero entre ellos igual salieron a buscarlos, porque se conocen de toda su vida. Entonces, para ellos es difícil que la autoridad no haga nada para salvarles la vida, y que si hubiesen dado la autorización temprano, a lo mejor los hubiesen podido encontrar.
Son súper unidos, pasa algo y todos se apoyan. Se hizo la olla común para que la gente que va al mar a buscar lo esperen con algo calentito y que vuelvan a salir.
Tradiciones
En los cinco locales que hay habilitados para servir comida a los visitantes, dos de las dueñas son hijas de socios, quienes participan activamente en una de las festividades más importantes para el mundo de la pesca. “Cuando sale San Pedro, antiguamente no había esto, nosotros íbamos a cocinar a los pescadores a hacer el pescado frito que los espera con su procesión”, comentó.
A la iglesia Católica que está cercana, acuden los pescadores a buscar la imagen del santo. “Le hacen la misa y viene la procesión caminando hasta llegar al río. Y lo llevan a pasear al mar adentro, tiran flores a sus muertos que no han encontrado, y después de eso lo van a dejar a la iglesia”, describió Gisela. Luego de eso, las cocineras los esperan con una recepción con el tradicional pescado frito.
Maternidad
Los hijos de Gisela tienen 19, 10 y 6 años de edad. El mayor ha tenido ya acercamiento con el negocio familiar, trabajando en todos los puestos que se requieren en el local, como cocinero y garzón. “Este año se tomó un año para evaluar qué va a estudiar. Pero quiere estudiar gastronomía. Le gusta la cocina, porque cuando tiene tiempo viene a trabajar conmigo, me viene a ayudar y sabe todo lo del rubro”, contó orgullosa, aunque admitió que finalmente él tomará su decisión.
-¿Espera que algunos de sus hijos siga en el rubro de la pesca?
-De verdad que la pesca en este momento no da como que los hijos de nosotros se metan. No está dando, hay otros pescadores que ya no pescan por lo mismo, porque no está dando como para vivir. Entonces, me gustaría que estudiaran nomás, que fueran una carrera universitaria.
-¿Qué cambios ha notado en el tema de la igualdad de género en la pesca?
Antiguamente no se recibían mujeres en el sindicato, pero ahora ya reciben. Hay hartas socias. No tenía sentido que no las recibieran, porque ellas postulan a proyectos, se han ganado varios. Por ejemplo, hay una que se ganó un proyecto para para ahumar el pescado.
Por ejemplo, hay compañeras que sacan el carapacho, desconchan, nos vienen a vender su mismo producto y les compramos.
-¿Qué le gustaría mejorar en la caleta?
-Me gustaría que agrandaran este espacio, porque la gente espera mucho afuera por una mesa, tenemos muy pocos espacios. Al menos la plaza ya se ve un poquito mejor, pero el entorno de más allá está feo, porque la idea es que sea más turístico.