Biobío: declive en la reproducción del pilpilén alerta sobre urgencia de conservación costera
20 de Julio 2025 | Publicado por: Diario Concepción
El pilpilén común, ave costera emblemática del litoral chileno, enfrenta una grave crisis reproductiva en playas como Isla de los Reyes-Rocuant. Las cifras de la Fundación Bandada revelan una caída alarmante en la cantidad de crías que logran sobrevivir. Expertos y autoridades exigen medidas urgentes para salvar a esta especie clave en los ecosistemas marinos y dunares.
Por Montserrat Serra Cárdenas.
El pilpilén (Haematopus palliatus) es un ave costera de tamaño mediano (40-44 cm de largo y envergadura de unos 76 cm), con plumaje oscuro en cabeza y dorso, vientre blanco, ojos amarillos, pico rojo y patas rosadas claras. Habita en numerosas playas y estuarios de Chile, desde Arica a Magallanes. Se alimenta principalmente de moluscos e invertebrados marinos.
En la Región del Biobío, este ostero elige zonas como la Isla de los Reyes-Rocuant y la desembocadura del Río Andalién para anidar. Allí excava nidos poco profundos directamente en la arena, donde pone entre dos a tres huevos por temporada, los cuales eclosionan entre septiembre y enero.
Según datos del Proyecto GEF Humedales Costeros del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) la Playa de los Reyes-Rocuant alberga al menos 120 parejas reproductoras, cifra que representa más del 1% de su población biogeográfica en la costa sur de Chile. Otros sitios igualmente importantes en la Región incluyen la zona de playas del Golfo de Arauco (desde la desembocadura del río Laraquete hasta Tubul) y la Isla Santa María. En estas áreas también se han identificado colonias reproductivas importantes, aunque muchas están poco estudiadas.
“Hay muchos sitios sin monitoreo. Necesitamos ampliar el levantamiento de información para tener una visión regional de la especie”, enfatizó Patricio Ortiz, presidente de la Fundación Bandada.
Pese a esta relevancia, el pilpilén enfrenta peligros crecientes, como el tránsito de vehículos en las zonas costeras, perros sueltos, el turismo desregulado y la degradación de su hábitat como consecuencia del cambio climático. Todo esto lleva a que su estado se clasifique como “Casi Amenazado” en el país.
Un panorama crítico: cifras que preocupan
El pilpilén es más que un ave costera característica del litoral del Biobío. Y es que cumple un rol ecológico esencial en el equilibrio de los ecosistemas marinos y dunares.
Se alimenta de moluscos, crustáceos e insectos, ayudando a controlar estas poblaciones y a movilizar nutrientes a lo largo de la costa. A la vez, su presencia (o ausencia) actúa como un indicador del estado ambiental de playas, estuarios y humedales.
Sin embargo, este símbolo de biodiversidad enfrenta una preocupante caída en su éxito reproductivo. Estudios de la Fundación Bandada muestran que en la temporada 2022-2023 se contabilizaron 213 nidos y 426 huevos, pero solo 66 eclosiones y 35 volantones, con un 15,5 % de éxito.
Para la temporada 2023-2024, la situación empeoró: 142 nidos, 320 huevos, 38 eclosiones y apenas 13 volantones, con una tasa de éxito de solo 10,09 %.
“El panorama actual en la reproducción del pilpilén es bastante malo. Hay lugares donde el éxito reproductivo es cero”, advirtió Ortiz. “Las cifras nos muestran que hay un colapso en la productividad, especialmente en playas muy intervenidas por el ser humano. Cada año las tasas bajan más y eso debería preocuparnos”.
El presidente de la fundación agregó que “la gente no sabe que está caminando sobre una playa donde hay aves nidificando. Muchos pisan huevos sin darse cuenta. Y lo más grave: lo siguen haciendo incluso con señalética y cercos visibles”, relata con preocupación.
Además, indicó que el cambio climático también comienza a jugar un rol, con marejadas más frecuentes que inundan nidos y modificaciones en la disponibilidad de alimento. “Estamos viendo temporadas más secas, más calurosas, y eso también afecta el comportamiento reproductivo del pilpilén”.
Ante esta crisis, desde 2022 se conformó una mesa de trabajo que articula esfuerzos de la Fundación Bandada, la Municipalidad de Talcahuano, la seremi del Medio Ambiente del Biobío, la Autoridad Marítima y otros actores.
Esta instancia impulsa medidas como la zonificación participativa del uso público en la playa, cercos temporales de protección, señalética informativa, educación ambiental y el reconocimiento del sector como Sitio RHRAP (Reserva para Aves Playeras) dentro de la Red Hemisférica de Aves Playeras (IBA).
Como señaló Patricio Ortiz, proteger al pilpilén no es solo una misión conservacionista. También es una inversión en estabilidad ecológica, en identidad territorial y en oportunidades para un turismo sostenible.
“El estudio de estas aves permite entender el funcionamiento completo del ecosistema y construir políticas públicas basadas en evidencia”, afirmó Ortiz.
El éxito reproductivo de esta ave playera fluctúa entre el 0 % y el 13 %. Foto: Michael Cassela.
Acciones en curso y propuestas para la protección del pilpilén
Si bien las cifras son alarmantes, existen diversas iniciativas que apuntan a revertir el deterioro del hábitat reproductiva de esta ave playera.
Frente a este escenario, Patricio Ortiz sostuvo que “es urgente avanzar en la gestión territorial de estas playas. Necesitamos normativas locales que limiten el tránsito de personas o vehículos en zonas críticas de nidificación. No se trata de prohibir, sino de ordenar para que el pilpilén tenga una oportunidad de sobrevivir”.
Actualmente, la Fundación Bandada trabaja en un anteproyecto para dotar al sitio de infraestructura ecológica como miradores, senderos elevados, tótems informativos y una señalética robusta que permita compatibilizar recreación con conservación. “No se trata de prohibir, sino de ordenar y sensibilizar. La gente puede disfrutar la playa y, al mismo tiempo, respetar a las especies que la habitan”, explicó el presidente.
También han establecido un convenio con la Asociación de Profesores de Talcahuano para integrar contenidos sobre aves playeras en el currículum escolar. Ortiz expresó que el fin de esto es “que los niños crezcan sabiendo que hay pilpilenes a pocos metros de sus casas. Esa conexión es clave para construir una cultura ambiental a largo plazo”.
En esa línea, el alcalde de Talcahuano, Eduardo Saavedra, junto a la concejala Valeria Vargas, se reunieron con la fundación para coordinar un plan de voluntariado que resguarde la colonia reproductiva entre noviembre de 2025 y enero de 2026.
Cabe recalcar que las inscripciones para la iniciativa están abiertas a todo público y se puede encontrar más información en las redes sociales de la organización ambiental.
Otros esfuerzos se estarían articulando con la Capitanía de Puerto sobre la posibilidad de una administración conjunta del sector costero de Isla de los Reyes-Rocuant, con enfoque en conservación.
Consultado sobre el rol del Estado, el seremi del Medio Ambiente del Biobío, Pablo Pinto, explicó que “actualmente nos encontramos en la implementación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, que nace con la Ley 21.600.
Este instrumento permitirá avanzar en planes de gestión enfocados en especies amenazadas y en una administración más directa de áreas protegidas por parte del Ministerio”.
Asimismo, destacó el impacto del Acuerdo de Escazú, la Ley Marco de Cambio Climático y otras normativas recientes, que refuerzan la planificación y la participación ciudadana para enfrentar la pérdida de biodiversidad.
“Si la biodiversidad sobrevive, eso va a generar un mejor equilibrio de la naturaleza y por lo tanto vamos a poder enfrentar de mejor manera las diversas crisis que hay”, cerró Pinto.