Sebastián Jans: “La Masonería es mejor cuando las mujeres están participando”

17 de Abril 2022 | Publicado por: Silvanio Mariani
Fotografía: Sebastián Jans Pérez

El próximo 23 de abril, los Venerables Maestros de cada una de 245 logias masónicas de todo el país elegirán al Gran Maestro de la Gran Logia para los próximos 4 años. El actual titular del puesto va por la reelección y aquí hace un repaso de su visión del país y de sus ideas y propuestas a los miembros de la Orden.

El próximo 23 de abril, los venerables maestros de cada una de 245 logias masónicas de todo el país elegirán al gran maestro de la Gran Logia para los próximos 4 años. El actual titular del puesto va por la reelección y aquí hace un repaso de su visión del país y de sus ideas y propuestas a los miembros de la Orden.

Sebastián Jans Pérez ha desempeñado distintos cargos de alta responsabilidad dentro de la Orden. Es miembro del Supremo Consejo del Grado Trigésimo Tercero del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la República de Chile. En 2018 fue elegido gran maestro de la Gran Logia de Chile para el período 2018-2022. Actualmente está dedicado exclusivamente al cargo de gran maestro. Ha publicado libros historiográficos, de análisis político y de narrativa. También ha publicado los libros digitales “Temas del Laicismo Chileno”, “Trazados entre Columnas” y “Desde el sitial del Nivel”, disponibles en Internet.

El país ha vivido periodos complejos a raíz del estallido social y la pandemia y eso seguramente está en el foco de observación de la Orden. ¿Qué balance hace usted respecto a estas situaciones?

SJ – Los tiempos que hemos vivido están marcados por lo que fue el estallido social, una manifestación de descontento de grandes sectores de nuestra sociedad que estaban postergados. Luego tuvimos la pandemia, que también trajo efectos sociales importantes. Estos dos procesos tienen efectos traumáticos en distintos aspectos dentro de la institucionalidad y la población expresó su visión a través de las distintas elecciones que se hicieron el año pasado. Ha sido un proceso con muchos elementos que pueden llamar a la incertidumbre, pero también se ha producido certidumbre respecto a lo que la ciudadanía quiere y hacia dónde quiere avanzar. Nuestro país ha optado por un camino sensato, dentro de la democracia para resolver los problemas. Nuestra evaluación es ampliamente satisfactoria respecto a este proceso.

¿Cómo ha sido, desde la Orden, enfrentar a la pandemia?

SJ – Nosotros nos preocupamos en aportar al país a través de múltiples iniciativas. Se construyeron redes solidarias juntamente con la masonería femenina, con organizaciones de mujeres laicas, movilización de jóvenes. Se construyó una línea de apoyo para llevar soluciones concretas, por ejemplo, a personas que en ese momento tenían que concurrir a ollas comunes. También pusimos a disposición varias de nuestras casas masónicas para que sirvieran como lugares de vacunación. Pero lo más importante es que ayudamos a crear conciencia sobre la vacunación. Recuerda usted que a principio de 2021 había mucha oposición. Se decía que las vacunas eran experimentos, que íbamos como conejillos de Indias.

“En todo lo que participan nuestros miembros, en las distintas instancias políticas y gremiales, siempre promovemos el valor del diálogo y la tolerancia”.

Una de las principales labores de la Masonería es la formación. Formación en valores y en ética, por ejemplo. ¿Ese aporte se ve reflejado en el Chile de hoy?

SJ – En todo lo que participan nuestros miembros, en las distintas instancias políticas y gremiales, siempre promovemos el valor del diálogo y la tolerancia. Chile ha perdido de manera importante su capacidad de tolerar. Mucha descalificación. No descalificación de los argumentos planteados, sino que la descalificación muchas veces contra la persona que emite una opinión. Hemos hecho múltiples llamados, a través de columnas en los medios y en declaraciones con otras organizaciones éticas. En diciembre de 2019 hicimos una declaración conjunta con las iglesias tradicionales de Chile y de hecho llevamos esa declaración al Congreso Nacional. En fin, siempre ha sido un llamado a la concordia, dado que la forma como abordamos los debates tiene que ser más respetuosa, con más responsabilidad, más prudencia. Incluso resumimos ese planteamiento en la trilogía “Respeto, Responsabilidad, Prudencia”.

¿Qué percepción tiene usted sobre el trabajo de la Comisión Constitucional y qué propuestas o valores la Masonería considera importante que sean plasmados en la Constitución?

SJ – Nosotros hemos hecho llegar nuestra visión y sobre lo que debiera contener una nueva Constitución. Entregamos libros, documentos, aportamos en las audiencias en la Convención. No discutimos fórmulas políticas, porque nos interesan los principios que aseguren la democracia. El Estado de Derecho, y de modo concreto la laicidad del Estado. Nos importa mucho que los derechos esenciales que tienen que ver con la condición humana estén reflejados. Nos parece muy importante garantizar el acceso a una vida digna, debe ser obligación del Estado garantizar salud, garantizar la educación. El Estado laico para nosotros es muy importante, la no injerencia de cualquier forma de creencia de forma hegemónica sobre el Estado es algo que nos preocupa. También lo que significa la soberanía y los derechos de la mujer y de las minorías.

¿Qué visión tiene la Orden sobre los pueblos originarios?

SJ – Bueno, en 2019 hicimos una declaración llamando al reconocimiento constitucional de los pueblos originarios. Debemos reconocer los aspectos históricos y culturales que son distintivos de los pueblos originarios y dónde también sabemos que hay deudas. Tenemos que tener un país más inclusivo en todos los aspectos. Y si hay deudas que deben ser resueltas, tienen que ser resueltas.

En Chile hubo un cambio de autoridades, desde alcaldes, gobiernos regionales y Congreso hasta la Presidencia de la República. ¿Qué opina de estos cambios?

SJ – La verdad es que estamos en otra etapa de Chile. Estamos en una nueva realidad, con la posibilidad de discutir un nuevo orden institucional sobre la base de las grandes aspiraciones de la mayoría de nuestra nación. Es un escenario distinto a lo que estábamos hace tres o cuatro años. Estamos en un nuevo Chile, con nuevos actores. Las situaciones de cambio producen niveles de incertidumbre, pero yo creo que es parte de la vida. Están las situaciones de cambio, los cambios generacionales, los cambios de liderazgo, y eso es propio de la democracia.

Respecto al nuevo Gobierno recién instalado, ¿Qué expectativas tiene? ¿Cómo se espera o debería ser la relación del Gobierno con la institución?

SJ – Nuestra institución no es una institución política. Es una institución ética que trabaja fundamentalmente en el fortalecimiento de aspecto ético en nuestra membresía y que tratamos de llevar a la sociedad a través de la acción de cada uno de nuestros hermanos. Por lo tanto, no somos un actor político en el poder y no podemos tener una evaluación política sobre lo que es el inicio de este nuevo Gobierno. Sin embargo, como chilenos, como ciudadanos, tenemos desde luego los mejores deseos de que haya una buena gestión. Y que haya solución a problemas que afectan a nuestra sociedad.

¿Cuál es su mirada respecto del fenómeno de la migración que afecta a Chile y al mundo?

SJ – La migración es un derecho humano. Consagrado también por las convenciones internas de cada país. Ciertamente hay problemáticas que se producen con la migración ilegal. Tenemos un flujo ilegal en el norte y que en algún momento se transformó en un problema político. Pero no podemos decir que todos estos migrantes ilegales son delincuentes. Son personas desesperadas, que han recorrido miles y miles de kilómetros en la búsqueda de una oportunidad. La migración es una búsqueda humana y tiene lo virtuoso de provocar efectos económicos positivos. Hay que tener una mirada más comprensiva. Eso no significa que entre al país delincuentes o personas del narcotráfico. Hay que desarrollar una política correcta para el tema.

Sobre los actos de corrupción que han afectado algunas de las instituciones en Chile, ¿cuál es su visión al respecto?

SJ – El descrédito de algunas de nuestras instituciones, a propósito de situaciones de corrupción producidas en sus niveles máximos, probablemente contribuyó al estallido social. Es necesario anticiparse a la corrupción y tomar sanciones drásticas cuando se produce. Nosotros tenemos un sistema en la Orden que es bastante expedito para resolver hechos graves. Se han producido situaciones complejas, pero acotadas. A través de una circular interna a nuestras logias trabajamos para establecer con claridad qué es lo que se entiende como conducta corrupta. Los actos de corrupción están tipificados claramente por organismos internacionales como el Banco Mundial, lo ha tipificado la legislación inglesa, la norteamericana, y quisimos establecer claramente cuáles son las ideas determinadas universalmente como acciones corruptas. Pero nosotros no miramos el curso jurídico que pueda tener una imputación, sino que miramos el efecto ético.

Al inicio de su gestión, usted firmó un convenio con la logia femenina. ¿Hay posibilidad de crearse una logia para mujeres dentro de la Logia Masónica?

SJ – Es un aspecto que a mí me preocupa. Las hermanas de la Gran Logia Femenina han dignificado a la Masonería con su trabajo. La Masonería es mejor cuando las mujeres están participando. Tenemos que trabajar en conjunto. Obviamente nosotros tenemos procesos iniciáticos un tanto distintos. Pero el futuro nos depara muchos desafíos sobre lo que significa nuestra apreciación de la mujer en los procesos iniciáticos y desde luego, los derechos. Hemos avanzado y aún queda un camino que recorrer y en ese camino que recorrer tenemos que buscarlo a través del debate. El Acta de relación que establecimos con la logia femenina es un hito histórico, un hito que ha trascendido a nuestras fronteras.

“Hoy prácticamente el 60% de los órganos direccionales de nuestra institución de la Gran Logia son de regiones. No hermanos provenientes de regiones, sino que viven en regiones. Eso fue innovador”.

 

¿Qué opina usted sobre la descentralización?

SJ – Descentralizar significa, por sobre todas las cosas, que los órganos de poder tengan la capacidad de percibir las realidades locales. Dentro de nuestra membresía había una mirada muy centralista y hasta hace poco tiempo las autoridades tenían que estar radicadas en Santiago. Felizmente eso se eliminó y hoy prácticamente el 60% de los órganos direccionales de nuestra institución de la Gran Logia son de regiones. No hermanos provenientes de regiones, sino que viven en regiones. Eso fue innovador. En segundo lugar, establecimos la necesidad, en las jurisdicciones, de crear los consejos de venerable maestro. Y eso también tiene que ver con desarrollar una perspectiva distinta. También los tribunales jurisdiccionales de justicia masónica y también de ciertos órganos docentes que son muy importantes para la formación de nuestros hermanos. Eso apunta a las miradas locales. No podemos tener una institución centralizada si el país avanza hacia la regionalización. Esta es una organización que tiene un componente jerárquico y que puede ser proclive hacia una mirada centralizadora. Para mí, la descentralización es potenciación de la Masonería, no es desmembramiento.

La Orden está a punto de cumplir 160 años en Chile. ¿Cómo evalúa usted la evolución del trabajo realizado en más de un siglo? Y ¿a qué apunta la agenda de la institución para los próximos años?

SJ – La Masonería es una de las instituciones más antiguas del país, que nace en 1862, pero sabemos que había Masonería antes, es decir, lo que llamamos nosotros una Masonería precursora. Desde el proceso de Independencia en adelante. La trascendencia y la importancia ha sido precisamente por la capacidad de la Masonería de ir contribuyendo de manera activa a los cambios éticos y morales del país. Por ejemplo, la primera iniciativa de escuelas laicas de educación y el concepto de Estado con la responsabilidad de educar. Nuestros hermanos estuvieron en la Constitución de 1925, lo que significó la separación de la Iglesia y el Estado. También en la generación de la legislación del derecho al trabajo y en el voto de la mujer. Fueron masones los que estuvieron allí. La industrialización de los años 30 y 40. Somos una institución que siempre ha estado colaborando en lo que significa una concepción de progreso del país. Y no lo está haciendo a partir de un proyecto político determinado, sino que ayudando a la reflexión, a la participación en las instancias de debate bajo las premisas de los principios masónicos. Principios importantes como la libertad, igualdad y fraternidad, que puede parecer una simple consigna, pero que tiene que ver de manera importante con el rol de los masones dentro de la sociedad.

Se viene una etapa electoral en la institución. ¿Cómo es ese proceso dentro de una institución como la Masonería, y qué usted espera o propone?

SJ – Los procesos eleccionarios son fraternales, de exposición de ideas. Tenemos en este sentido aspectos que ofrecer y desde luego muy esperanzados de contar con la aprobación de la Asamblea de la Gran Logia de Chile. Son elecciones muy tranquilas, entusiasta el punto de vista de los masones, con un espíritu ciudadano. Es un bonito momento, de reencuentro para muchos hermanos que todavía trabajan telemáticamente. Nosotros vamos a postular a reelección y nuestro equipo de trabajo ha querido trabajar en muchas cosas que no pudimos abordar debido al momento complejo del país. Queremos profundizar o realizar aquello que no fue posible realizar durante la contingencia.

¿Algún mensaje final?

SJ – Creo que es muy importante, sobre todas las cosas, poner el énfasis en la búsqueda permanente de soluciones a partir de los métodos pacíficos y del dialogo. Del encuentro, del respeto a los adversarios. El mensaje nuestro frente a lo que estamos viviendo es: respetemos los procesos legales, los procesos que nos hemos fijado y pongamos dialogo y tolerancia. Es importante que las ideas se debatan para encontrar un punto de vista común. Con diálogo, espíritu de paz y espíritu fraternal. Ojalá tuviéramos, todos los chilenos, un gran espíritu fraternal para resolver los problemas y abordar el enorme desafío que significa avanzar hacia la satisfacción a todas las aspiraciones legítimas de la ciudadanía.