Perros asilvestrados son una grave amenaza a la fauna nativa que origina la irresponsabilidad humana

06 de Diciembre 2025 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Cedida

Su población se expande hasta en sitios protegidos por ley para resguardar la biodiversidad, y la negligencia y abandono es una raíz del grave problema.

El animal que a lo largo de la historia se domesticó e integró hasta ser reconocido como “mejor amigo del hombre”, por su noble afecto y compañía, por irresponsabilidad y abandono de su mejor amigo también ha provocado graves problemas en la vida silvestre.

Los perros asilvestrados se consideran de las especies más destructivas en ecosistemas, y con su creciente expansión se ha vuelto de las principales amenazas para la supervivencia y conservación de nuestra vulnerable fauna nativa, con múltiples representantes en estado crítico.

Es un problema socioecológico complejo y patente a nivel local en sitios de resguardo de la naturaleza. Así alertan estudios realizados en la Universidad de Concepción (UdeC) y evidencian la necesidad de avanzar decididamente en el control del fenómeno y sobre todo reforzar la tenencia responsable, porque en su falta está la principal raíz.


Impacto en áreas protegidas

Como animal doméstico por excelencia desde tiempos inmemoriales, el perro suele vivir en dependencia con las personas y para tantas es un integrante más de la familia.


Aunque, muchos sufren abandono, otros se extravían, y pueden llegar a hábitats silvestres y sobrevivir sin depender de las personas directamente. Asilvestrarse. En este contexto se reproducen canes sin esterilizar. Así crece la población y el problema hasta en sitios clave para conservar la biodiversidad nativa, que se ve amenazada y dañada de múltiples formas.

“En la zona central, todos los parques y áreas protegidas tienen presencia de perros, en el norte también. En el Parque Nacional Nonguén de Concepción, el único pegado a una ciudad, hay alta presencia y se comparte espacio e incluso horarios con fauna nativa”, advierte el doctor Rafael García, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB) de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).


La conclusión fue tras analizar cámaras trampa que Conaf tiene en estos sitios, con interés de investigar la distribución de perros asilvestrados cuya extensión alarmó.

También sucede en Campus Naturaleza UdeC, espacio de conservación de ecosistemas nativos cerca del campus central que colindan con el Parque Nacional Nonguén, que por todo 2024 estudió la licenciada en Biología Catalina Leiva, estudiante de quinto de Biología en la UdeC.


Su foco fue monitorear las interacciones con carnívoros nativos que habitan el lugar y muchos hábitats fragmentados locales, como güiña, zorro culpeo y quique que dependen de presas que los perros también depredan.

Los resultados más relevantes incluyen la identificación de patrones de actividad y la superposición temporal entre perros y carnívoros nativos, así como la preferencia de algunas especies nativas por hábitats específicos”, destaca.


Al compartir horarios aumenta la probabilidad de interacción y amenazas en Campus Naturaleza, también en otros hábitats que son cada vez más acotados y cercanos a comunidades o actividades humanas y canes.

Por ello es crucial seguir estudiando estas áreas relevantes para la fauna nativa para comprender mejor el fenómeno y fortalecer la conservación.


La amenaza

La amenaza a que provocan los perros asilvestrados es diversa y se debe a su instinto natural de supervivencia y comportamiento gregario que les hace formar manadas, viviendo y actuando en grupos salvajes.


Catalina Leiva advierte que un gran riesgo es la depredación: “los perros atacan y cazan a especies nativas, como ciervos endémicos chilenos (pudú) y pequeños mamíferos”.

También pueden competir por territorio y alimento o presas con animales carnívoros nativos.


Y pueden transmitir patógenos y enfermedades, que son especialmente peligrosas para especies silvestres que no están naturalmente preparadas para ciertos patógenos.

Estos factores alteran las dinámicas naturales al provocar desbalances en la disponibilidad de agua, alimentos y espacios, desplazando a la fauna nativa a otros puntos, mermando su salud y causando mortalidad.


Acción de las personas: la culpa y la solución de los perros asilvestrados

Los perros asilvestrados actúan por su natural instinto de supervivencia en los ecosistemas a los que de una u otra forma fueron forzados a llegar, e impactar. Tanto la culpa como la solución al problema es responsabilidad de las personas, como pasa con todo el fenómeno de las invasiones biológicas y tantas crisis ambientales.


Irresponsabilidad y abandono

El director del LIB UdeC e investigador del IEB, doctor Rafael García, explica que la invasión biológica es técnicamente un proceso en el que una especie se logra establecer con éxito, reproducirse y proliferar en ambientes que no les son naturales, transformándose en una especie exótica invasora que de múltiples formas afecta a las especies que son autóctonas.


Y la actividad humana mueve a las especies más allá de sus ecosistemas, directa o indirectamente, intencional o accidentalmente, con distintos fines o medios. Por ejemplo, se mueven especies para cultivar que podrían prosperar más allá de los límites definidos, podrían viajar en contenedores con productos de importación, o por abandonar mascotas en hábitats silvestres, como perros.

Si bien en lo estrictamente técnico el investigador reconoce que los perros asilvestrados no se pueden considerar especies exóticas invasoras, lo cierto es que sobreviven y se establecen con éxito en estos ambientes donde naturalmente no vivirían e impactan a los animales nativos.


Al respecto, la licenciada en Biología e investigadora UdeC Catalina Leiva enfatiza que “la principal causa de la expansión de los perros asilvestrados en Chile es el abandono masivo de animales y la falta de tenencia responsable de mascotas”.

Profundizando se llega a problemáticas como falta de esterilización de mecanismo de control de natalidad canina, constante reproducción y nacimiento de ejemplares en vida silvestre y situación de abandono humano.


En esta ecuación suma la urbanización y la fragmentación de hábitats que favorecen la llegada de perros a ambientes silvestres, que los animales nativos pierdan espacios para habitar, y la interacción entre canes con fauna nativa.

Tenencia responsable


Los investigadores reconocen como una clave elemental para controlar este fenómeno a reforzar la educación a la comunidad y fiscalización robusta para asegurar una tenencia responsable a nivel nacional y el control de la población de perros en situación de abandono y asilvestrados.

Una materia que en Chile se regula por ley, que atraviesa aspectos morales y éticos en cuanto al respeto y resguardo de los Derechos de los Animales que cada 10 de diciembre se relevan con un día internacional y se basan en proteger su vida y bienestar. Abandonar o criar en negligencia atentan contra ello. Y hay mucho que hacer para controlar este terrible fenómeno.


Catalina Leiva precisa acciones necesarias que se basan en la educación y consciencia a la comunidad: promover la importancia y pilares de la tenencia responsable, sanciones por abandono, impactos socioecológicos del abandono de perros y la necesidad de conservar los ecosistemas locales.

Además, sostiene que se deben fortalecer los programas de esterilización masivos para reducir la población de perros asilvestrados.


En este sentido, Rafael García enfatiza que “la tenencia responsable parte por hacer la autoevaluación de si es posible hacerse cargo hoy y en el futuro de un animal, y de la eventual progenie que podría tener”.

Proveer alimentos, condiciones confortables, controles veterinarios periódicos, esterilizar, mantener esquemas de vacunas y desparasitaciones al día durante todo el ciclo vital son aspectos elementales de la tenencia responsable, derechos básicos de los animales y deberes de tutores. No abandonar es una responsabilidad ética que no debería requerir educación, pero hace falta, y muchas veces se genera porque personas ya no pueden hacerse cargo de su mascota o sus crías o se cambian de domicilio.


En 2017 se promulgó la Ley 21.020 sobre Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, “Ley Cholito”. Entre otros aspectos establece tanto derechos y deberes para tutores como sanciones por maltrato animal. Aunque se han reconocido que tiene falencias por las bajas sanciones y falta de mecanismos para fiscalizar y hacer efectiva la responsabilidad.

Ante ello la legislación se ha estado revisando para endurecer las penas asociadas, y la efectividad en prevención y sanción. El avance se daría al materializar la “Ley No Me Abandones”, proyecto en trámite en el Senado.